Jorge Ramos
El 9 de noviembre de 1984, el líder de los campesinos, César Chávez, dio un visionario discurso en el Commonwealth Club de San Francisco, California. La ola latina estaba tomando impulso —gracias a los cambios de las leyes migratorias de 1965 y al crecimiento demográfico de los hispanos— y Chávez se dio cuenta de que eso, eventualmente, cambiaría a fondo el lugar donde vivía. “Hemos visto el futuro y el futuro es nuestro”, dijo en ese discurso. “La historia, inevitablemente, está de nuestro lado. Los campesinos y sus hijos, y los hispanos y sus hijos, son el futuro en California”. Solo le faltó decir: en California y en todo Estados Unidos.
Víctor Manuel Muñoz
El país se ha encauzado en un nuevo rumbo que no se distrae ante polarizaciones obsoletas.