Casi de manera inmediata, el presidente salía a responder los contundentes editoriales escritos por la reconocida comunicadora. La errática estrategia oficial para con ella logró que el ciudadano comenzara a verla como una genuina opción presidenciable que iba más allá del periodismo. Ella impuso un estilo cuestionador que desnudó las miserias oficiales hasta el punto de lograr arrinconarlo. Con gran inteligencia colocó en el debate público la posibilidad real de poder vencer al totalitarismo en el año 2026. Una alternativa que tiene que alimentarse de un programa amplio en donde quepan todos los sectores. Su impecable trayectoria es una vía de escape para una Colombia zarandeada. Esa hoja de servicios genera una expectativa sumamente interesante.
Ahora le tocará hacer el giro hacia la política. Ya no será quien interpela de manera magistral. Su rol de esta coyuntura estará vinculada a ser el epicentro de la noticia. Tiene dos años para adentrarse en los sueños de cada colombiano. Conocer de cerca las potencialidades y debilidades de la nación. Ir al encuentro de una sociedad que desea vivir en libertad. Para poder derrotar a Gustavo Petro y su proyecto es necesario la unidad de todos los demócratas. Que encuentren el mecanismo para que puedan lograr que uno solo pueda asumir la nominación. Tienen que entender que los supremos intereses de Colombia están por encima de las legítimas apetencias personales.
Vicky Dávila es una maravillosa profesional que ha dictado cátedra en los distintos medios donde laboró. Proveniente de un hogar de altos valores y principios, los que han contribuido decididamente en su fluir en la vida. La decisión que tomó para emprender el espinoso camino político es un riesgo que tendrá que correr. En la hora de la valentía, una mujer asume el compromiso de vencer la ignominia en las urnas electorales. Ese coraje manifestado en tantos episodios es una fortaleza espiritual de su aspiración.
@alecambero