
Carlos Salas Silva
Carlos Salas Silva
Agradezco a mi mala memoria el poder relegar en el olvido casi todo lo que he leído y visto sobre la masonería porque no deja de causarme escalofríos lo que descubro cada vez que me pongo en la tarea de indagar sobre esa siniestra secta secreta que -por intuición porque no hay evidencias que lo confirmen, cosa muy propia de las sociedades secretas que pretenden mostrarse como discretas, a pesar de tantas posibilidades que ofrece la Web para documentarse sobre cualquier tema- considero muy involucrada con la llegada al poder de Gustavo Petro y su camarilla de desadaptados
Carlos Salas Silva
Aunque quisiéramos que los cambios se produjeran más rápidamente y que quedaran en el pasado los terribles años de la amenaza del castro chavismo que ha puesto en jaque a nuestras democracias con un modelo que se comenzó a implementar desde el Foro de Sao Paulo, maquinación surgida de la mente de unos verdaderos lunáticos encabezados por Fidel Castro, desde hace ya casi tres décadas, puedo vislumbrar que las cosas van por buen camino. El mequetrefe se quedó en el pasado creyéndo que lo mismo que aplicó el desgraciado de Chávez, instruido por la tiranía cubana siguiendo el guion del socialismo del siglo XXI, lo podría hacer ahora. Tuvo la suerte, para nosotros la desgracia, de que en USA gobernara un Biden que fue cómplice pasivo del esquema criminal con el que llegaron al poder de la manera más absurda gobiernos como el suyo apoyados por las mafias del narcotráfico escudados en una supuesta izquierda con lo que justifican sus arbitrariedades y su corrupción. Es solo oír a Maduro, a Ortega, a Lula o a Petro para que se nos pongan los pelos de punta ante tanta ignorancia y descarada arrogancia no solo a los que somos de derecha sino también a los de centro y hasta de la misma izquierda. Pero las cosas también están cambiando por acá.
Carlos Salas Silva
Pareciera que no nos percatáramos de que el mundo está cambiando de una manera vertiginosa. Anclados en nuestros provincianos problemas no tenemos una mirada más amplia. No dudo en que todavía nos pesa ese arrogante antiimperialismo con el que nuestro ridículo orgullo pretende hacernos creer grandes para ocultar toda nuestra pequeñez. Y no me refiero solo a los que desde sus posiciones de izquierda defienden una falsa autonomía y un pretendido aislacionismo justificados en formulas ideológicas del pasado que se han mostrado totalmente erradas y dañinas, sino a los que desde su pretendida posición de derecha tienen los mismos y otros prejuicios que nublan sus mentes.
Carlos Salas Silva
No saber medir a su adversario es propio de los necios. Ya está la suerte echada para quienes, como nuestro propio y original, por lo torpe y atrevido, mequetrefe, están en la mira de la administración Trump. Con que lo diga el actual presidente de USA, este y no el tal Biden, ni el tal Obama ni mucho menos el tal Clinton, una vez es suficiente. Así como ha ido cumpliendo lo que prometió en campaña sin ir haciendo alardes como esos valentones que a la hora de la verdad salen corriendo, que de esos tenemos acá de sobra y hasta en presidentes se convirtieron algunos con un discurso que no tenían ninguna intención de llevar a la práctica con su lema de que el que la hace la paga que como muestra basta un botón.
Carlos Salas
Escucho a Ryuici Sakamoto y contemplo a través de la ventana las nubes que presagian lluvias que serán bienvenidas luego de un mes seco. Desde mi casa he podido contemplar en las últimas semanas como la lluvia cae hacía el occidente en Bogotá mientras que al oriente veo un cielo despejado. Espero que hoy las cosas sean distintas porque la lluvia volvió según pude constatar ayer en la noche. De regreso de una invitación que mi hizo la querida familia Piotrowski, me quedé varado por recalentamiento del carro. A punta de ir deteniéndome a buscar agua cada vez que el carro luego de apagarse se empecinaba en no prender, y sorprendiéndome con la amabilidad con que los guardias nocturnos me auxiliaban llenando un botellón que me facilitó uno de ellos, logré llegar a casa milagrosamente.
Carlos Salas Silva
Aranceles es la palabra preferida de Trump y con razón. Con solo anunciarlos comienza la tembladera por estos lares y pasando el océano en la vieja Europa. Es un arma con la que se acaba la alcahuetería, pero no es la única. Sin duda su capacidad de negociar es otra. La ejerce desde una posición de ventaja indiscutible, no hay nada que hacer.
Carlos Salas Silva
El enemigo no es Colombia, el enemigo es Petro. Quedó muy claro luego de la contundente respuesta de Trump a las estúpidas acciones del mequetrefe con las que pretendió mostrarse fuerte cuando no es más que un bicho molesto al que se le apachurra con dos dedos cuando se trata de vérselas con el país más poderoso de la tierra, comandado ahora por un tipo de armas tomar y no por un pusilánime como un Biden de tan pobre recordación.
Carlos Salas Silva
Por favor permítanme regocijarme con la llegada de este día histórico en el que se recupera la democracia en los Estados Unidos con la juramentación de Donald Trump como su presidente. ¡Cuánta desgracia nos habríamos ahorrado si no le hubiesen robado las elecciones hace cuatro años! Tengo la certeza de que el mequetrefe no estuviera hoy donde está causando tanto daño a los colombianos porque con Trump no habría podido perpetuar el fraude que le facilitó la usurpación del poder. Colombia y la región tomarán una ruta muy diferente de ahora en adelante. Ya se ve con claridad que el futuro es nuestro porque estamos en el lado correcto, Trump, Milei y Bukele hacen la diferencia.