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Carlos Salas Silva                                                                    

Aranceles es la palabra preferida de Trump y con razón. Con solo anunciarlos comienza la tembladera por estos lares y pasando el océano en la vieja Europa. Es un arma con la que se acaba la alcahuetería, pero no es la única. Sin duda su capacidad de negociar es otra. La ejerce desde una posición de ventaja indiscutible, no hay nada que hacer.

En los pocos días de su mandato, el presidente de la potencia mundial ha iniciado una transformación fundamental en las relaciones internacionales llegando a alterar lo que ya se había acordado ya sea entre países o con organismos internacionales. Como ejemplo, el retiro de Panamá del acuerdo suscrito con China, en 2017, de hacer parte de La ruta de la seda fue el resultado inmediato de una corta visita de Marco Rubio al presidente Mulino. Y qué decir de los diez mil militares con los que se comprometió Sheinbaum de ubicarlos en la frontera. En el caso de México, Canadá y China, la intención de Trump no es ahogar sus economías a punta de aranceles sino la de presionar a sus gobiernos para lograr resultados en su lucha contra el narcotráfico y detener la entrada de fentanilo que llega en cantidades inimaginables desde México y Panamá.

Lo del conejillo de indias, que fue en lo que vino a quedar el vergonzoso mequetrefe, es ejemplar y los socialistas del siglo XXI han quedado avisados. La cosa con Colombia quedó en pausa como también quedaron en pausa por un mes los aranceles a México. En sus delirios los gobernantes progres podrán creerse y hasta hacer creer a sus compatriotas más ingenuos, que los hay los hay, que se salió con la suya y que fue Trump el que patraseó. Pobrecitos. Si Trump da un paso atrás es solo para tomar impulso.

Si las cosas siguen como van con Trump, me alcanzo a imaginar un mundo sin la maldita droga y que Colombia quedará liberada de la carga de ser el mayor productor de cocaína del mundo. Por ahí van los tiros: el objetivo final es acabar con el negocio y lo de la expulsión de ilegales es tan solo un paso indispensable. Quienes como Petro y Sheinbaum echan la culpa del narcotráfico al consumo de los americanos considerándolos unos irremediables drogadictos y que es el consumo y no la producción la fuente del problema, Trump les va a dar una inolvidable lección acabando con la oferta de droga al interior de su país. A un drogadicto que no cuente con drogas a su disposición no le queda ninguna salida. O deja la droga o la deja porque si no tendrá que irse a buscarla quién sabe dónde. Y un narcotraficante verá su negocio aniquilado cuando se logre frenar el acceso desde México y Canadá del fentanilo como el de la cocaína.

Y Colombia está en la mira. Con la traición cometida ayer domingo por el mequetrefe avisándoles al ELN que se preparaba un operativo en su contra, quedó al descubierto su posición de espía y traidor, dejando con su trino una prueba reina. A alguien así hasta los Estados Unidos le podrían poner precio a su cabeza como lo tienen sus compinches Maduro, Diosdado y Padrino. Quedó en evidencia que Gustavo Francisco Petro Urrego es un aliado del cartel de los soles y del grupo narcoterrorista ELN, cosa bien sabida por todos, pero sin una prueba tangible.

Si las cosas siguen en este ritmo y con tanta velocidad, podemos soñar con un país sin el maldito cultivo de coca, un país con una gran producción agrícola, un país sin narcotraficantes ni grupos terroristas, un país con un futuro que garantice bienestar a sus ciudadanos. ¿Desde cuándo nos robaron ese sueño? ¿Por qué hemos sido tolerantes durante tantas décadas con quienes se lucran a partir del dolor de millones?

P.S.: No estuve de acuerdo con que el líder de la oposición acudiera a un llamado del gobierno para atender la crisis. Muy distinto habría sido actuar con independencia y no como vocero de una cancillería que representa todo lo nefasto de un ejecutivo que le hace tanto daño al país. A las embarradas de Uribe se le suma esta. Qué salvó al país, vociferan algunos sin tener en cuenta con que el país sigue con el riesgo de sufrir el castigo de los aranceles. Qué se venía San Valentín y pobres los floricultores. Lo que está en juego es más que eso y nos tocarán sacrificios, sin duda.

KienyKe

Publicado en Columnistas Nacionales

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