Hay ocasiones en que la vida se compadece y nos regala señales de esperanza con las que nos fortalecemos y podemos levantarnos a pesar de los golpes recibidos, y esta es una muy clara. Las cosas tuvieron que darse de cierta manera para que hoy nos veamos gratificados con una visión de un horizonte en el que se van despejando las oscuras nubes.

Lo que marca la diferencia es el entorno. A pesar de que el gobierno ilegitimo sigue empeñado en su agenda de destrucción ya no cuenta con sus antiguos aliados, comenzando por el tal Biden que hoy entra en el camino del olvido habiendo sido uno de los peores presidentes de la historia de su país, como tampoco con los corruptos Kirchner, en cambio tiene en Argentina a un poderoso enemigo. Milei ha demostrado en un año que la libertad es el camino del progreso, cosa que aterra a quien pregona estúpidamente el decrecimiento. Y qué decir de una Centroamérica en donde sobresale Bukele quien ha sacado a su país de la miseria con acciones claras contra los criminales. No podría ser más humillante para un tipo que pregona la paz total, mientras protege a los asesinos narco terroristas y les entrega el territorio nacional, que sea el mandatario más popular del mundo aquel que decidió encarcelar a todos los delincuentes haciendo de su país uno de los más seguros del mundo, algo que se pensaba imposible.

No podía ser invitado, de ninguna manera, el que nos humilla ante el mundo con sus acciones vergonzosas y con sus declaraciones destempladas, a asistir al evento más importante del momento que mantiene atento al mundo entero. Cobardemente no acudió a la farsa de posesión de Maduro y pretendía que se le invitara a la de Trump. Eso no es ingenuidad, eso es puro cinismo.

¿Por qué me siento optimista ante el futuro cuando no es Colombia la que está dando ese giro radical que tanto esperamos y necesitamos con urgencia, cuando las cosas por acá siguen de mal en peor, cuando no se ve ninguna señal de cambio y, por el contrario, pareciera que este estado de cosas se mantendrá por muchos años con lo que la situación del país será cada vez peor, cuando no se cuenta con un personaje de la talla de un Trump, un Milei o un Bukele que enfrente a la tiranía que se pretende instalar en otras fraudulentas elecciones, cuando la guerra entre narcoterrorista se agrava cada día más, cuando en Venezuela no se ha posesionado Edmundo González y María Corina se mantiene escondida, cuando la corrupción sigue galopante y los organismos de control se muestran incapaces, por complicidad o por ineptitud, a tomar cartas en el asunto? Difícil dar respuesta a esa pregunta que podría alargarse mucho más. Confieso que mi optimismo es un poco de puertas afuera y que por dentro me carcome la duda. No dejo de temer un nuevo atentado contra Trump, lo que sería la debacle. Mantengo la fe en una caída pronta de la narcotiranía en Venezuela, pero si se llega a postergar una pronta acción las cosas se pueden quedar así por años. Aunque Milei ha tenido resultados espectaculares en tan solo un año no quiero ni pensar en que las grandes expectativas que ha generado no se cumplan. Que lo de Bukele se mantenga solamente los años en los que gobierne su país y que llegue un corrupto y eche para atrás su mano dura como ocurrió acá con el nefasto Santos.

De todas maneras, mantengo mi optimismo y ojalá que esas nubes plagadas de dudas se disipen con acciones claras de parte de Trump. La firma de 200 órdenes ejecutivas que ha anunciado para el día de hoy pueden dar un parte de tranquilidad. De todas maneras, cualquier acción realizada por Trump tendrá tanto impacto que, como con un tsunami, nos veremos profundamente afectados.