entienda la determinación de las razones de cambio entre los bienes, los precios relativos, y el proceso que conduce a su formación, la competencia de mercado, emergen todas las diferencias entre las visiones de la sociedad económica y su articulación con la sociedad política.
Para la Escuela Austríaca los precios relativos están regidos por la ley de la utilidad marginal decreciente y la escasez relativa de los bienes objeto de cambio en un lugar del espacio y un momento del tiempo. Diferentes localizaciones espaciales o temporales dan lugar a diferentes precios para un mismo bien o servicio en el sentido estrictamente material. La competencia es por ello concebida como un proceso de descubrimiento de las oportunidades cambio o producción que surgen de esas diferentes valoraciones de los consumidores y el mercado como un gran mecanismo de experimentación de las pequeñas y grandes innovaciones mediante las cuales los empresarios tratan de aprovecharlas.
No existe ninguna información objetiva que pueda ser conocida sin costo por todos los agentes. Los datos supuestamente conocidos en los modelos de elección racional – preferencias, técnicas, recursos naturales, etc. - están cambiando todo tiempo. La información es imperfecta, descentralizada, costosa, heterogénea y desigualmente distribuida. Hay agentes – empresarios o consumidores – más informados que otros y que, por tanto, aprovechan mejor las diferencias espaciales y temporales de los precios. Por ello, la competencia económica da lugar a ganadores y perdedores y las intenciones y expectativas de muchos pueden verse frustradas.
Nadie conoce los hechos que determinan las acciones de los demás. Por ello los resultados de la competencia son imprevisibles y usualmente diferentes de los perseguidos deliberadamente y de los esperados por muchos. El proceso de mercado en cada etapa suministra por medio de los precios información que los individuos, de acuerdo con sus circunstancias y habilidades, pueden utilizar en forma más o menos provechosa.
En el mundo económico solo existen individuos que intercambian bienes y servicios los unos con los otros y que a veces actúan como consumidores y otras como empresarios.
Para el consumidor, el valor surge de la relación entre sus necesidades y los recursos de que dispone para su satisfacción. El individuo sólo puede valorar directamente los bienes de consumo, pues son estos los que le reportan una utilidad, y esa valoración se expresa en la demanda.
Como empresarios, los individuos anticipan las demandas y crean demandas nuevas ideando los métodos de producción más idóneos para satisfacerlas. Los empresarios exitosos del pasado y el presente se hicieron y se hacen ricos por aprovechar las oportunidades cuando los consumidores finales con su demanda los plebiscitan en el mercado.
Esta es la esencia del ser austríaco: la orientación hacia la demanda, soberanía del consumidor, y la visión de la producción como un proceso que se extiende en el tiempo, función empresarial. Continuará....
20 de enero de 2025