Luis Alberto Ordóñez
Luis Alberto Ordóñez*
Sorprendió ver a cientos de reservistas, veteranos la mayoría de ellos, en una manifestación pacífica y llena de simbolismo en la plaza de Bolívar. Agrupados y rezando disciplinadamente la Oración Patria y cantando el Himno Nacional, le recordaron al país que ellos hicieron un juramento a Dios y a la Patria, el día que juraron bandera, donde se comprometieron inclusive a dar sus vidas en defensa de los colombianos; tal y como lo ordena la Constitución Nacional.
Luis Alberto Ordóñez*
Nuestro presidente Petro desde que asumió el poder, el pasado 7 de agosto de 2022, ha dado lugar prioritario a la dictadura de Venezuela, no así a la población de la hermana y querida nación vecina, muchos en el exilio forzado por la represión, la pobreza y la falta de garantías democráticas. Lo está haciendo con quienes desde el poder han llevado al país más rico del continente a la triste realidad de pobreza y sometimiento de sus ciudadanos. Solamente por los masivos desplazamientos, Maduro ha debido hacerse a un lado.
Luis Alberto Ordóñez*
Muy satisfactorio ver a nuestro presidente Petro y sus funcionarios bien vestidos y acorde a la ocasión, en la reunión con Joe Biden presidente de los Estados Unidos. Aunque el hábito no hace al monje, dice el adagio, la representación de altos cargos de un gobierno requiere de mínimas normas de protocolo. La pregunta, que cualquier colombiano se haría es: ¿por qué esa incomoda, pero necesaria prenda, se puede portar para atender la visita a un extranjero y no para atender los eventos del día a día en Colombia; país que los eligió y al que se deben?
Luis Alberto Ordóñez*
En Estados Unidos, entre otros países, cuando ven a un militar los ciudadanos, por iniciativa propia, le dicen: “Gracias por su servicio” y quienes usan sombrero se lo quitan en señal de respeto; son queridos y admirados porque son quienes los defienden de amenazas externas e internas. En Colombia ese mismo sacrificio no se agradece; el respeto se perdió y a militares y policiales los secuestran y hasta degüellan cual animales. Para rescatarlos deben mediar la Defensoría del Pueblo o entidades internacionales: qué vergüenza de país aquel donde la autoridad se humilla, se maltrata y a sus integrantes se les asesina para luego exhibirlos en salones comunales al lado de los policías secuestrados.
Luis Alberto Ordóñez*
Por años, los héroes en Colombia han sido los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas que se han sacrificado por sus compatriotas. Algunos dieron sus vidas, otros llevan en sus cuerpos las cicatrices de la guerra y muchos en sus mentes los terribles recuerdos de un enemigo inhumano, cruel y sin principios ni valores: solo las ansias de poder y el ánimo de lucro. Por siempre les daremos reconocimiento y agradecimiento a estos héroes. Los de ahora son civiles bien preparados, con mucho carácter y dispuestos a darlo todo para preservar el estado de derecho y la patria que tanto nos ha costado construir.
Luis Alberto Ordóñez*
La hermana república del Perú está pasando un momento difícil; dicen las normas de la diplomacia internacional que los asuntos internos de un país le corresponden a este y la comunidad internacional debe ser respetuosa y no inmiscuirse. En dos ocasiones el presidente Petro se ha pronunciado al respecto, tomando partido y emitiendo juicios que han causado la inconformidad del gobierno peruano; no mide sus palabras y coloca en riesgo las relaciones entre las dos Naciones.
Luis Alberto Ordóñez*
Cuando un alto funcionario del gobierno es requerido por la justicia, y peor si es la de otro país, es algo realmente preocupante; me coloco en los zapatos del señor Ministro de Defensa y no podría menos que ser solidario con él, pues no ha sido vencido en juicio, no ha tenido derecho a su defensa y no se ha surtido un debido proceso; mal haría el presidente Petro en destituirlo. Sin embargo, me devuelvo a los hechos de hace ya cuatro meses, cuando hubo el remesón donde más de sesenta generales fueron echados de las Fuerzas Armadas: se quería tener altos mandos sin cuestionamiento alguno, se dijo en ese momento, y entonces les acabaron su carrera y su trayectoria de más de treinta años de servicio a la Patria.
Luis Alberto Ordóñez*
Maravillosa iniciativa que estaba en mora hace años. Lo normal y lógico, es que quienes van a servir a su patria no deban pagar para prepararse para ese propósito. Los soldados, marinos y aviadores no ingresan a una profesión liberal convencional, sino a la de las armas, la más noble de todas, pues lo primero que hacen es jurar ante Dios y la bandera que defenderán esta última hasta la muerte y en esa misma ceremonia prometen que harán cumplir la Constitución y las leyes. Luego, al graduarse como oficiales, suboficiales o soldados profesionales, es mayor el compromiso que adquieren; son los portadores de las armas legítimas de la Nación. No estudian para lucrarse sino para servir a la sociedad.