Luis Alberto Ordóñez
Luis Alberto Ordóñez*
Aunque la utilización de menores para burlar la acción del Estado no es una práctica nueva de los enemigos de la paz, pues la han usado con anterioridad, escuchar la decisión del señor Ministro de la Defensa expresada en rueda de prensa, en mi opinión a priori y generalizando, pues cada caso táctico es diferente, muy seguramente motivará el incremento del reclutamiento de menores. Pareciera que les dio la herramienta precisa para delinquir, atentar contra la paz y la tranquilidad de la sociedad, asesinar y torturar a sabiendas de que estarán blindados y protegidos en sus campamentos.
Luis Alberto Ordóñez*
Una de las reformas que se propone el nuevo Congreso es la de meterse con los ascensos militares, en especial los de generales y almirantes; dice le senador Roy Barreras: “…para que sea por méritos”. Pregunta el suscrito después de 37 años de servicio militar, ¿cómo creerán, él y quienes lo apoyan, que se surten estos? En otras columnas he expresado mi preocupación porque Colombia no conoce a sus Fuerzas Armadas y ahora lo ratifico una vez más. Sin embargo, ¿no será que, ante un sistema autónomo y libre de influencia política, que garantiza independencia y por consiguiente ningún compromiso diferente a cumplir con la Constitución y las leyes, se le quiera amarrar para manipular a los mandos militares?
Luis Alberto Ordóñez*
El presidente electo Gustavo Petro ha tenido a bien designar a quien durante los próximos años responderá por la Seguridad y la Defensa Nacional; cargo difícil, complejo y cuyos resultados y gestión se miden en la preservación de la soberanía, el control del territorio, la percepción de seguridad y el logro de la paz, lo más anhelado por cualquier colombiano, pero aún más por los militares y policiales, quienes al fin y al cabo son los que arriesgan sus vidas para proteger a la Nación.
Luis Alberto Ordóñez*
Con este mismo título, hace cuatro años, escribí una columna que se publicó en el periódico Acore; estábamos ad portas de elegir el gobierno Duque y el tema de seguridad y defensa, como ocurre actualmente, era prioridad nacional. Ahora, con el primer gobierno de izquierda radical y en cabeza de un antiguo miembro de las guerrillas del M-19, retoma vigencia y muchas de las ideas allí expresadas siguen siendo pertinentes. El presidente electo, muy inteligentemente, se ha tomado su tiempo en elegir a quien será el responsable de esa cartera, tarea nada fácil, y con un componente adicional, la idea de sacar a la Policía Nacional del Ministerio de Defensa, lo cual generará debilitamiento de la Fuerza Pública y un alto riesgo de politización. Ojalá se esté asesorando de buenos militares y policiales y no de aquellos que por resentimiento se van en contra de las instituciones que les dieron todo.
Luis Alberto Ordóñez*
¡Qué poco conoce el país a sus Fuerzas Armadas! El 7 de agosto, día de la posesión del primer Presidente de izquierda y exguerrillero, el ceremonial se cumplirá tal y como lo estipula el reglamento de protocolo. Ese mismo día se le reconocerá y se le rendirán honores, pues asume el poder tras un proceso democrático donde la mayoría de los electores así lo decidió.
Luis Alberto Ordóñez*
Para cualquier persona formada en principios, y con valores claramente definidos, lo escuchado en los videos del candidato Petro con relación a la estrategia, sucia y baja, para sacar del camino a sus contendores políticos, genera preocupación, indignación y lleva a las preguntas de rigor: ¿cuándo caímos tan bajo? ¿En qué momento se perdió la decencia, la gallardía, la clase? ¿Por qué, al más alto nivel, algunos políticos optan por el “todo vale”, por pisotear a sus contendores y escalar sobre sus desechos, después de acabarles su prestigio, honra y dignidad?
Luis Alberto Ordóñez*
El mundo no deja de sorprenderse con lo que está sucediendo en Ucrania; sencillamente el vecino, poderoso y con una capacidad bélica inmensa, decidió invadirlo y aunque busca disfrazar sus motivos, estos se pueden resumir sencillamente en que se le dio la gana; así de simple.
Luis Alberto Ordóñez*
La noticia ya ni siquiera da para titulares: “Seis pelotones del Ejército Nacional secuestrados por campesinos en Norte de Santander”. Se está volviendo normal, repetitivo y tácitamente aceptado que la Fuerza Pública sea irrespetada, maltratada, se le usurpe su autoridad constitucional y se le violen los derechos humanos. Pero lo que más inquieta es que las Fuerzas Militares son la última instancia que tiene un Estado para hacer cumplir la Constitución y las leyes: ¿entonces quién nos va a proteger, si ni siquiera ellas mismas tienen como hacerlo?