En papel era muy fácil. Rusia invadiría Ucrania y a los pocos días se habría terminado la guerra con el gobierno títere al mando en Kiev. Las sanciones no serían importantes, en parte por la división europea. Los ucranianos estarían libres y felices. No pasó así. Hasta ahora, Rusia no ha logrado tomar ninguna de las principales ciudades de Ucrania, desactivar sus comunicaciones militares o decapitar al gobierno. Al mismo tiempo, la comunidad internacional se unió como nunca en oposición de la invasión rusa a Ucrania. Hay un consenso mundial contra Rusia.
De verdad, es impresionante. Las sanciones pretenden golpear a los sectores financiero, energético y de transportes de Rusia, e incluyen controles de exportación y prohibiciones de financiación comercial. La Unión Europea añadió al presidente de Rusia Vladímir Putin y al ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, a su lista de sanciones. Al igual que Estados Unidos.
Las nuevas sanciones estadounidenses incluyen bloqueos a la exportación de tecnología, una pieza central del enfoque de Biden que, según dijo, limitará severamente la capacidad de Rusia para avanzar en su sector militar y aeroespacial.
En un comunicado, la Casa Blanca dijo que “esto incluye restricciones a toda Rusia en semiconductores, telecomunicaciones, seguridad de encriptación, láseres, sensores, navegación, aviónica y tecnologías marítimas”. Washington también aplicó sanciones a los bancos rusos y a quienes describió como “multimillonarios corruptos”, y a sus familias, cercanos al Kremlin.
Alemania detuvo la certificación del gasoducto Nord Stream 2. El canciller Olaf Scholz anunció una partida extraordinaria de cien mil millones de euros para modernizar la Bundeswehr (Ejército) y un incremento de la inversión anual en Defensa de más del dos por ciento del PIB. El día anterior se había producido otro crucial giro en la restrictiva política de envío de armas letales a territorios en conflicto bélico, que para terceros países incluye la obligación de pedir permiso a Alemania para reexportar el armamento adquirido. Scholz anunció el suministro a Ucrania de mil misiles antitanque y de quinientos misiles tierra-aire Stinger.
Los países occidentales ya endurecieron sus sanciones financieras el sábado al excluir a numerosos bancos rusos de la plataforma de pagos interbancarios a escala mundial Swift, lo que podría complicar las transacciones rusas. También tomaron medidas para impedir que el banco central ruso pueda respaldar el rublo, al limitar su acceso a los mercados internacionales de capitales.
El fundador y CEO de SpaceX, Elon Musk, anunció que los satélites de internet Starlink de la compañía ya están activos en Ucrania, mientras el país sufre cortes de energía por la invasión rusa.
Ni hablar de los deportes. La Asociación Inglesa de Fútbol anunció que la selección inglesa no jugará contra Rusia en competiciones internacionales en solidaridad con Ucrania. El propietario ruso del Chelsea, Román Abramóvich, ha comunicado que cede la administración y gestión de la entidad blue a los directivos de la Fundación del club, tras el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Manchester United ha finalizado el contrato multimillonario con el que estaba vinculado a Aeroflot, una importante línea rusa de aviación. Y la Champions League, que se debía disputar en San Petersburgo (Rusia), ahora tendrá lugar en París.
La sanción más reciente la ha tomado la Fifa, que excluyó a Rusia del Mundial de Qatar y prohibió la participación de las selecciones rusas en las competiciones internacionales.
Políticamente, Rusia también pierde. Se redujo su poder de veto para bloquear una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que condena su invasión a Ucrania. La votación fue de once a favor, uno en contra y tres abstenciones. China, que se ha negado a criticar el ataque de Rusia, estuvo entre las abstenciones. El Consejo de Seguridad de la Onu aprobó una resolución que permitirá la celebración de una sesión especial de emergencia de la Asamblea General sobre Ucrania. Se espera que Rusia sea condenada.
Pero la decisión que más detrimento causa a ese país ha sido la de BP. BP, el mayor inversionista extranjero en Rusia, anunció que abandonará su participación en la petrolera estatal Rosneft, con un costo de hasta veinticinco mil millones de dólares, lo que reduce sus reservas de petróleo y gas a la mitad. Fue una decisión difícil, pero necesaria. Es una señal de que los inversionistas extranjeros ya no creen en Moscú. Palabras mayores.
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 1° de marzo de 2022.