El presidente Gustavo Petro no ha dado pie con bola con el Catatumbo. Uno tiende a pensar que el primer lugar que un mandatario visita luego de posesionarse tiene un significado simbólico especial: en el caso de Petro escogió el Tarra, en el Catatumbo, para lanzar sus primeras proclamas como Jefe de Estado en agosto de 2022, entre otras la promesa de construir una universidad en la región. De esa visita dejó constancia en sus redes sociales diciendo: “Que el Catatumbo sea la capital nacional de la paz. Es donde se enfocarán todos los esfuerzos de nuestro gobierno para superar la violencia y avanzar hacia el desarrollo de una región productiva y generadora de riqueza”.
Lamentablemente los esfuerzos no se han visto, o tal vez no han sido suficientes para superar la crisis, lo cierto es que dos años y cinco meses después, la región del Catatumbo está viviendo la peor crisis de violencia de las últimas décadas: cerca de 100 muertos y 20.000 desplazados en cuatro días, según datos de la Gobernación de Norte de Santander.
Pero eso no es todo. Antes de ser presidente, cuando Petro era candidato, en una entrevista dijo que si él llegaba a ser presidente “a los tres meses se acaba el ELN, porque se firma la paz”. Y tampoco acertó. El gran protagonista de la guerra que se está dando en la frontera con Venezuela es precisamente el ELN que ha decidido atacar a las disidencias del frente 33 de las Farc y ha pasado vereda por vereda con lista en mano asesinando a quienes señala como parte de ese grupo armado.
La pregunta crítica es: ¿por qué desata esta guerra el ELN? Y hay, al menos, tres posibles respuestas.
Versiones, desde el territorio, aseguran que se trata de una retaliación por asuntos de narcotráfico. Y explican que hace unas semanas se cayó un cargamento de droga y como resultado, el domingo 12 de enero, las Farc mataron a un jefe de finanzas del ELN. Ese fue el cadáver al que Miguel Angel López, el dueño de una funeraria, le hizo el levantamiento y le habría costado su vida y la de su esposa y su hijo. A partir de ese momento, el miércoles, se habría desatado la persecución del ELN contra cualquiera que oliera a las Farc en la zona.
Algo de eso habrá, teniendo en cuenta que el Catatumbo es uno de los enclaves productivos de coca más grande del país con 52.000 hectáreas sembradas. Y sin duda, un grupo armado que opere en la región y tenga control territorial, difícilmente puede ser ajeno a ese fenómeno.
Una segunda respuesta es la que se deduce del mensaje que publicó ‘Antonio García’, jefe militar del ELN, en el cual da indicios de que en efecto la relación con estas disidencias de las Farc están ardiendo. ‘García’ cuenta como “John Mechas”, luego de que no quiso firmar el acuerdo de paz como parte de las Farc, se acercó hace tiempo al ELN a pedirles apoyo para seguir dando guerra. Antonio García dice que le dieron apoyo, pero da a entender que esa relación no cuajó. Según García: “Tanto va el cántaro al agua que termina rompiéndose”. Como dando a entender que la relación finalmente se rompió y se convirtió en guerra.
Una tercera posible explicación, es el interés de este grupo criminal de ganar más territorio. Tal y como ha ocurrido en muchas zonas del país en las que, desde cuando comenzó el proceso de paz total, los grupos armados se han reacomodado. El ELN ha mostrado su interés de expansión.
No sobra recordar que el ELN que nació como guerrilla hace 60 años, y ha sido autor de varios de los peores crímenes (masacre de 84 personas en Machuca, secuestro de 285 en la iglesia La María, y el ataque a la escuela de Policía que le costó la vida a 23 personas), hoy es una multinacional del crimen que tiene apoyo del gobierno de Venezuela.
¿Acaso hay alguna explicación geopolítica más allá de una pelea a bala de dos grupos criminales?
La relación entre el régimen chavista y el ELN no es un secreto. Se fortaleció cuando Venezuela sufrió el cerco diplomático en la época de Iván Duque, y Maduro convencido de que lo querían tumbar con incursiones armadas desde Colombia habría encontrado en el ELN el apoyo como muro de contención. Los cabecillas del ELN son protegidos por Cuba, el gran aliado de Caracas. Y hoy para el ELN “La defensa de la revolución bolivariana es más importante que la negociación de paz en Colombia”, anota el investigador y analista del tema de frontera Jorge Mantilla.
Más allá de los análisis, esta crisis violenta es símbolo del fracaso del Gobierno. Decretar la conmoción interior, tema del cual nos ocuparemos en otra oportunidad, es en parte la demostración de ello: el Gobierno llega muy tarde a una crisis más que cantada. Es posible que el presidente Gustavo Petro haya tenido la intención de llevar progreso a la región, de construir una universidad y hasta de hacer la paz. Pero el problema no es la intención, buenas intenciones las tiene cualquiera, en donde se mide la calidad de los gobiernos es si logran que sus dichos se conviertan en resultados concretos. Este caso ha demostrado que estamos ante un gobierno que dice cosas que muchos quieren oír, pero que demuestra una incompetencia proverbial a la hora de convertir las promesas en realidad.
21 de Enero de 2025
