Eduardo Mackenzie
Eduardo Mackenzie*
No, ni Gustavo Petro, ni su ministro del Interior, Fernando Velasco, repudiaron el cobarde asalto de la llamada “minga indígena” contra la revista Semana. Ambos personajes fueron deliberadamente lacónicos, avaros en palabras, mezquinos. Ambos se negaron a condenar ese acto inmundo, a pronunciar siquiera la frase “violencia contra la revista Semana”. Ninguno habló en términos audibles de los agresores, de los asaltantes, de los indígenas enmascarados del Cauca invitados a la capital por el mismo presidente Petro para que vinieran a hacer de las suyas y a culminar de esa manera bárbara la llamada “toma de Bogotá”, con la cual él y su circo político aspiran a hacer creer que les queda algo de respaldo popular catorce meses después de haber iniciado el despótico y estrambótico gobierno actual.
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Un libro de Víctor Farías descubre la cara oculta de Salvador Allende
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Con esa medida, el gobierno actual está explotando la televisión pública –que debería ser un modelo de honradez y equilibrio informativo--, como una plataforma de propaganda en varias direcciones que van desde los intereses del petrismo hasta las altas dosis de las controvertidas narrativas rusas sobre la guerra en Ucrania y otros temas importantes de la actualidad internacional.
Eduardo Mackenzie*
Para desviar la atención sobre la grave crisis en la que el régimen de Gustavo Petro está hundiendo a Colombia y sobre los pestilentes escándalos del pacto de la Picota y los dineros mafiosos que entraron a su campaña electoral de 2021-2022, y sobre el fracaso de las supuestas “reformas” y sobre el naufragio de las negociaciones con el ELN y otras bandas narco-terroristas, y sobre las peticiones que están llegando a la Cámara de Representantes en favor de una acusación contra el presidente por todo lo anterior, Juan Fernando Petro, hermano del ocupante de la Casa de Nariño, lanzó hace tres días, en una entrevista, la idea de que su hermano es, en realidad, un genio incomprendido y que esa genialidad lo “separa del promedio de la gente”.
Eduardo Mackenzie*
El ministro del Interior Luis Fernando Velasco debería reabrir sus libros de Derecho. Debería repasar nociones claves como la libertad de prensa y el derecho a la información. Debería admitir que en una democracia informar a la ciudadanía sobre los problemas de la vida es un derecho y una responsabilidad nacional. Y concluir que la prensa y los medios audiovisuales que contribuyen a informar sobre los temas políticos, económicos y sociales deben poder ejercer esa labor sin trabas, aunque sus informaciones y opiniones puedan ser las más duras y severas.
Eduardo Mackenzie*
Enrique Santiago Romero, 59 años, secretario general del minúsculo Partido Comunista de España, es conocido por defender cínicamente las dictaduras comunistas responsables de 100 millones de muertos y por respaldar igualmente la organización narco-terrorista FARC.
Eduardo Mackenzie*
El rasgo más importante de las manifestaciones contra Gustavo Petro y su gobierno, del pasado 16 de agosto, en media docena de ciudades de Colombia y en Miami, Estados Unidos, es que en ellas apareció con más fuerza la exigencia de un “un juicio político” y de la “destitución” del presidente de la República.
Eduardo Mackenzie*
El último recurso que le quedó a Gustavo Petro para escapar a un proceso de destitución por causas constitucionales es esconderse, unas veces, y adoptar la pose de víctima, amenazar de nuevo a la prensa, en otras, y negar sin argumentos las acusaciones que le están lloviendo de manera decisiva de muchos sectores, tanto de la creciente oposición como del mismo campo petrista (y no hablo sólo de las revelaciones de Nicolás Petro y de su esposa Day Vásquez sino de algunos dirigentes de su propio partido Colombia Humana).