Juan Carlos Petro trató de justificar esa “separación”. Dijo que su hermano padece del síndrome de Asperger y que por eso él no puede ser visto como alguien “presumido, prepotente y orgulloso”. Entendamos bien su mensaje: el desmadre gubernamental, el carácter brutal de Gustavo Petro, su desprecio y odio por la Colombia real, sus improvisaciones discursivas risibles, sus amenazas contra quienes él considera enemigos, no se deben a su ideología chavista ni a sus nefandos compromisos políticos sino a que él es un auténtico genio afectado un poco por el síndrome descubierto en 1944 por Hans Asperger.
En esa entrevista Juan Carlos Petro reveló que su hermano había ganado la presidencial gracias a las órdenes lanzadas por cierta delincuencia desde las cárceles: “Obtuvo un millón y pico de votos que no tenía antes”.
“Jamás he recibido un diagnóstico sobre el síndrome de Asperger”, fulminó inmediatamente Gustavo Petro. “Es imposible que nos hayan diagnosticado ese síndrome cuando éramos niños”. “Algo pasa con mi hermano”, advirtió el presidente.
La víspera, sin embargo, Juan Fernando había contado una historia bien condimentada: “En la adolescencia mi papá nos llevó al psicólogo y él nos dijo que tenemos Asperger”. A eso le agregó lo del carácter “genial” del nuevo mandatario y su convicción de que por las manos de Gustavo Petro no ha pasado dinero irregular para la campaña presidencial. “Él habita su propio universo, que está en su cabeza y a veces el mundo no existe allá afuera”, cree saber Juan Fernando Petro (1).
La Operación Inocencia había sido lanzada en un momento clave y con todos los ingredientes para darle otro rumbo al debate político durante semanas y meses. Pero naufragó.
Ante la reacción de su hermano, Juan Fernando modificó su script: admitió que el tal psicólogo no existía, que quien había decidido, sin examen alguno, que los hermanos Petro padecían del síndrome de Asperger era el médico del colegio donde ellos estudiaban. Para no perder la cara, Juan Fernando acusó tanto al programa Los Informantes como al Canal Caracol de haber manipulado o maltratado sus declaraciones. Y aunque remató que “no hay pruebas” de que ambos padecen de ese síndrome, Juan Fernando Petro reincidió: él y su hermano sí fueron diagnosticados así, sin exámenes. Y subrayó lo esencial: “El presidente no está enfermo” y “el presidente no padece ninguna patología” aunque haya ahora “una connotación de que el presidente está enfermo”.
¿Cree JFP que con eso archivarán la solicitud de los representantes Carolina Arbeláez, de Cambio Radical, y Christian Garcés, del Centro Democrático, de que un equipo médico independiente examine al presidente? ¿Cree que con eso cerrará la boca de quienes critican las frecuentes ausencias inexplicadas de Gustavo Petro a citas, eventos y reuniones oficiales? ¿Cree que así le quitará el piso a quienes sostienen que el presidente no puede ejercer el cargo pues tendría un problema de consumo de alcohol y drogas?
(1).- No es necesario ser un profesional para saber que las personas que sufren de ese síndrome no son necesariamente ni genios ni incapaces. Cerca del 25% de los autistas no presentan deficiencias intelectuales ni retardos de lenguaje. Según la psiquiatra inglesa Lorna Wing, experta en el síndrome de Asperger y autora en 1981 de un libro substancial sobre ese tema, ciertos individuos afectados pueden tener dificultades de aprendizaje. Según la enciclopedia en línea Wikipedia que le dedica muchas páginas al síndrome Asperger, el 50% de las personas que padecen el síndrome de Asperger llegan a la educación superior. El 12% obtiene trabajo a tiempo completo. El 82% afirma tener al menos dos contactos sociales al mes con personas ajenas a su círculo familiar. Y el 3% vive de forma independiente. Ver: https://fr.wikipedia.org/wiki/Syndrome_d%27Asperger