Eduardo Mackenzie
Eduardo Mackenzie*
El presidente Gustavo Petro creyó que el obscuro incidente del 29 de febrero pasado en Gaza podría ser utilizado como nuevo pretexto para agravar el desorden, la ruina y la desmovilización de las Fuerzas Armadas de Colombia.
Eduardo Mackenzie*
Petro está construyendo en Colombia lo que en Rusia Vladimir Putin llama una “democracia dirigida”, un puro producto de los think tanks del Kremlin. Esa fórmula, aparentemente inocua, significa, en realidad, la abolición de la democracia liberal. La “democracia dirigida” descansa sobre un esquema nefasto: la “vertical del poder”. Este pretende que el poder sea ejercido, sin interferencia alguna, por un individuo desde la cúspide del Estado hasta los más bajos niveles de la sociedad y del Estado, haya o no llegado el autócrata al poder por elecciones o por un remedo de elecciones.
Eduardo Mackenzie*
Gustavo Petro estaba presente, este 16 de febrero, en la Conferencia de Seguridad de Múnich donde fue anunciada la muerte de Alexeï Navalny en una colonia penal rusa del Ártico. La súbita aparición de Yulia Navalny en esa conferencia fue recibida por una ovación y otras muestras de solidaridad. Ella subió al podio y declaró: Vladímir Putin y el gobierno ruso “tendrán que pagar por lo que le hicieron a nuestro país, a mi familia y a mi marido”. Líderes de Occidente acusaron ese mismo día al mandatario ruso, tanto en la Conferencia, como en Berlín y Bruselas. En Washington, Joe Biden anunció nuevas sanciones contra Rusia. Josep Borrell, el representante de la Unión Europea para Política Exterior, se entrevistó en Bruselas con Yulia Navalny y declaró que Putin tendrá que rendir cuentas por ello (1). Y agregó: “Como dice Yulia, Putin no es Rusia. Rusia no es Putin”. El viernes, ella se reunió con 27 ministros de Relaciones Exteriores de la UE.
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La ONU quien a través de su secretario general anunciaba en 2021 que el proceso de paz en Colombia “está echando raíces profundas”, y que estimaba que la vía de las concesiones enormes al narcoterrorismo de las Farc abriría avenidas a la paz, tiene ahora el descaro de cerrar de nuevo los ojos ante sus propios errores y ante el gobierno iliberal de Gustavo Petro y viene a exigirle a la Corte Suprema de Justicia de Colombia que se rinda ante los dictados catastróficos de Petro y, en consecuencia, escoja el nuevo fiscal general “en el menor tiempo posible”.
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El presidente Gustavo Petro dice haber recibido un mensaje de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en la que ésta le pide a la Corte Suprema de Justicia de Colombia (CSJ) que avance en el proceso de elección del nuevo fiscal sin “interferencias”. La revista Semana cayó esta vez en la trampa de Petro pues leyó mal el mensaje de la CIDH y adoptó el punto de vista (deformado) de Gustavo Petro al escribir: “A través de su cuenta personal de X, antes Twitter, el jefe de Estado publicó el pronunciamiento del alto tribunal internacional en el que pide a la Corte Suprema de Justicia que avance en el proceso de elección del nuevo fiscal sin “interferencias”.
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El gran esfuerzo mediático de Gustavo Petro es ahora diluir y borrar el crimen de retención y/o secuestro de los magistrados que trabajaban en el Palacio de Justicia de Bogotá. Él espera poder transformar ese gravísimo episodio del 8 de febrero en una bagatela: “No fueron secuestrados, nadie salió herido” justificó el ocupante de la Casa de Nariño ante la prensa. Petro llegó a calificar de “decente” lo que hicieron los energúmenos ante la sede de la Corte Suprema de Justicia: “No hay más petición de los manifestantes que decencia”.
Eduardo Mackenzie*
¿Gustavo Petro está decidido a desatar la guerra civil en Colombia para mantenerse en el poder? Lo que él escribió este 2 y 3 de febrero en X, los textos más desenfrenados y desafiantes de todos los que ha publicado desde que llegó a la Casa de Nariño, deja planear ese horrible fantasma, hasta el punto de que el presidente del Congreso, Iván Name Vásquez, el vicepresidente de la Cámara de Representantes, Juan Espinal, el Consejo Gremial Nacional y el general (r.) Eduardo Zapateiro, y miles de ciudadanos, expresaron inmediatamente su asombro y su inconformidad ante la conducta aventurera del mandatario.
Eduardo Mackenzie*
No solo el presidente Gustavo Petro está detrás de la grotesca convocatoria judicial contra el expresidente Andrés Pastrana para que se retracte de sus acertadas y patrióticas críticas al subversivo y corrompido gobierno actual. El principal comodín parlamentario de Petro es Iván Cepeda. Conocido por husmear en las cárceles más sórdidas en busca de delincuentes dispuestos a servir como falsos testigos contra los adversarios políticos de las FARC, Cepeda es uno de los que más intriga en los corredores de la Casa de Nariño para que Gustavo Petro cree un precedente ominoso de sanción a un expresidente por criticar éste a su gobierno. Si Petro y Cepeda logran eso, todo el derecho a hacer política independiente, a criticar el poder establecido, será derrumbado y Colombia habrá perdido la mayor de sus libertades.