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César Salas Pérez   

Si hay una mejor persona que posea en su historial político tanto la incoherencia como el oportunismo es precisamente, la exalcaldesa de Bogotá la señora Claudia López, quien no termina de sorprender a la opinión pública cuando se trata de acomodarse y salvar su pellejo sin importar si hace dos años se la jugó por Petro y en poco más de un año, de forma camaleónica, ahora funge como una crítica acérrima del establecimiento al que ayudó a elegir.

Pero para quienes la conocen y han votado por ella, no pasa de ser una señora aguerrida, frentera y constante en su vida pública. Sin embargo, para los que jamás han votado por ella, es simplemente una politiquera circunstancial que si le toca negar a uno de su círculo, lo niega sin temor alguno, y si le toca arrimarse a un árbol más frondoso y de mejores frutos, no lo duda, en otras palabras, es amiga del capitán del barco pero la primera en saltar del mismo si es inminente que no llegará a buen puerto.

López y su partido Alianza Verde jugaron un papel decisivo en la elección de Petro, lo acompañaron, le hicieron proselitismo, movieron su votación y celebraron airadamente su oscuro triunfo electoral. Esa colectividad se declaró gobiernista y cuando el exguerrillero empezó a meterse en Bogotá obstaculizando la obra del Metro, la entonces alcaldesa empezaba a ver el tajante dictatorial del charlatán izquierdista lo que la llevó al inicio de su distanciamiento.  El último año de su alcaldía no fue fácil debido entre otras cosas, al abandono total en el tema de seguridad sometiendo absurdamente a los capitalinos al imperio delincuencial y el avance de las guerrillas urbanas, su incompetencia para resolver el caos en materia de movilidad, la contratación y el derroche desbordado en las entidades distritales para pagar favores y aceitar su candidatura presidencial en el 2026, y por supuesto, la vena rota del erario para limpiar su nombre y administración con propaganda y pauta publicitaria en cantidades alarmantes.

Sus horrores gubernamentales demostraron que no es suficiente con gritar, imponer, despotricar y mostrarse alevosa ante sus adversarios políticos, su falta de coherencia demostró que habla mucho y hace muy poco, típico en los dirigentes progresistas y de izquierda, reyes de la prosa pero unos auténticos omisivos e inútiles en la gerencia pública, la ejecución presupuestal y los resultados administrativos para beneficiar a millones de ciudadanos.

Pero la incoherencia y el oportunismo político no han sido suficientes para la señora López, algo más detestable aún ha sido el hecho de haberse mostrado como una politiquera empoderada con las banderas de la lucha contra la corrupción pero quien ejerció su mandato envuelta, precisamente, en varios escándalos de corrupción al interior de su fracasada alcaldía mayor, varios congresistas de su partido siguen apoyando al peor gobierno de la historia de Colombia, el más cínico y corrupto quien con sus reformas maléficas y destructivas, lleva al abismo a este país.

La señora López, virtual candidata a la presidencia de Colombia, es bastante irresponsable porque ha hecho parte activa de la elección de Petro, no ha pedido perdón a sus votantes que creyeron en el tal cambio, no le ha hablado claro al país de su vieja alianza con Petro y hoy solo ha hecho lo que siempre hace, buscar culpables, señalar a otros y nunca jamás asumir su responsabilidad política en este desastre llamado Petro. Decir me equivoqué no es para todo el mundo y menos para personitas megalómanas que a través de discursos fracasados y llenos de odio, se venden como la solución a todos los problemas.

Lo que viene para López en su desfachatez hipócrita es marcar un total distanciamiento del gobierno, atacarlo, ejercer una crítica destructiva, negar su apoyo político del reciente pasado, negar a Petro, retomar al viejo y achacado Antanas Mockus para que se preste a su nuevo espectáculo de crear un nuevo partido o movimiento político de tinte anticorrupción y muy progresista alejado de los extremos ojalá en el tibio centro donde tanto inconformes como personas de todas las ideologías y vertientes quepan en este su nuevo gran proyecto.

Es el sonido del obsoleto disco tan rayado como averiado al que López tiene acostumbrados a escuchar y a bailar a sus sumisos seguidores. No sin antes resolver un tema bastante complejo que se le avecina y es el llamado a interrogatorio en la Fiscalía General de la Nación por posible corrupción de la segunda línea del Metro y la financiación de la campaña electoral de su esposa la senadora Lozano en 2022.

Retaliación petrista dirán muchos con su Fiscal de bolsillo para debilitarla y mantenerla por fuera de la reelección del ex M-19 en el 2026, justicia divina dirán otros por una alcaldía miserable y corrupta que sumió a Bogotá en un atraso sin precedentes. Consecuencia de la incompetencia, incoherencia y oportunismo político referirán otros, calificando a López como una mandataria bastante mediocre pero muy grosera y altiva.

Es increíble como las personas acuden al “todo vale” para no perder vigencia política, timar a los votantes, ser gobernantes desleales, incumplir sus promesas, traicionar sus ideales y acudir al camaleonismo y las volteretas con miras a la obtención del poder, aquel poder que vuelve tóxicos a quienes nunca estuvieron preparados para ejercerlo.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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