Ucrania es una nación independiente joven, apenas nació en 1991. Fue una de las repúblicas de la antigua Unión Soviética. Su salida fue denunciada por la Federación Rusa como una traición. Era la república más dependiente de Moscú por su materia prima. Desde entonces, Rusia ha buscado como atraerla.
Las tensiones entre Ucrania y Rusia se intensificaron a finales de 2013 por un histórico acuerdo político y comercial con la Unión Europea. El entonces presidente prorruso, Víktor Yanukóvich, suspendió las conversaciones y durante semanas estallaron protestas violentas en Kiev, capital de Ucrania.
En marzo de 2014, Rusia anexó a Crimea, una península en el sur de Ucrania con fuertes lealtades rusas. Miles de tropas de habla rusa se lanzaron a la península de Crimea. Luego Rusia completó su anexión en un referéndum que fue tachado de ilegítimo por Ucrania. Desde entonces, Crimea es rusa. Un mes después, los separatistas prorrusos de las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk declararon su independencia de Kiev. Hubo meses de intensos combates. Finalmente se firmó el acuerdo de paz de Minsk en 2015, pero frecuentemente hay violaciones.
Estados Unidos y la Unión Europea impusieron sanciones económicas dirigidas a personas, entidades y sectores específicos de la economía rusa, como respuesta a la intervención en Ucrania.
En 2021 se produjo un movimiento de tropas rusas a la frontera ucraniana. Se estima que fue en preparación de una invasión a Ucrania. Rusia lo niega.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, solicitó acuerdos legales específicos que excluyan cualquier otra expansión de la Otan hacia las fronteras de Rusia. Ucrania no es miembro de la Otan y no tiene las mismas garantías de seguridad que los miembros de la Alianza.
Esta semana está en Ucrania el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. Busca reforzar el compromiso de Estados Unidos con la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Entre tanto, desde diciembre y en lo corrido de este mes, Putin tuvo una serie de conversaciones con el presidente Joe Biden. Insistió en la promesa de no incluir a Ucrania nunca en la Otan. Biden no accedió, alegando que es decisión soberana de Kiev.
Hay mucho rumor de una inminente intervención rusa. El canciller ucraniano, Dmitro Kuleba, advirtió que un golpe de Estado planeado podría formar parte del plan de Rusia antes que una movida militar. El viernes pasado hubo un ataque cibernético a varias entidades de Ucrania, del cual acusaron a Rusia.
El presidente Biden le dijo a su colega ucraniano Volodímir Zelenski, en una llamada telefónica de este mes, que Estados Unidos y sus aliados “responderán de manera decisiva si Rusia invade a Ucrania”. La misma advertencia se la hizo a Putin.
Estados Unidos entregó aproximadamente 450 millones de dólares en asistencia de seguridad a Ucrania en 2021.
Otra cuestión importante gira en torno al suministro de energía. Ucrania considera que el gasoducto Nord Steam 2, que conecta el suministro de gas ruso directamente con Alemania, es una amenaza para su propia seguridad.
En Washington, los funcionarios piensan que Putin no se decidió a invadir. Está analizando sobrevivir a las futuras sanciones a Rusia. Una guerra genera grandes costos. Llama la atención la disminución del equipo de la embajada rusa en Kiev. ¿Será una movida preinvasión?
Este viernes se reúne Blinken con el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. Es una oportunidad única para la diplomacia. Los vientos de guerra están alborotados: hay que evitar una conflagración sin precedentes y con un desenlace impredecible
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 19 de enero de 2022.
