Por un lado, aunque estaban retrasados, arrancó el “Equipo por Colombia” que ya había acuñado el nombre de “Coalición de la experiencia”. Allí están las caras de exalcaldes a quienes hay que reconocerles grandes resultados en sus administraciones: Federico Gutiérrez, Alex Char y Enrique Peñalosa. A ellos se sumó el Exministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry, que sabe de finanzas y manejo de recursos; no en vano fue el autor de la ley de regalías que “esparcía mejor la mermelada en la tostada”. Aunque al Exministro le falta experiencia electoral, queda al lado de Dilian Francisca Toro y David Barguil quienes sí saben conseguir votos, mueven las bases de dos partidos tradicionales y tienen algo importante aunque vergonzante: maquinaria. Falta ver que papel podría jugar en esa coalición Óscar Iván Zuluaga, quien acaba de ser ungido como el candidato del Centro Democrático. Zuluaga ya tocó a las puertas de esa coalición para hacer alianzas, pero allí todavía lo tienen en la sala de espera.
La otra coalición que también coge mucha fuerza es la de la esperanza. La reciente llegada de Alejandro Gaviria le da oxígeno a esa alianza política que venía quebrantada tras la fractura definitiva de la Alianza Verde. También están pendientes los resultados del famoso cónclave de este fin de semana, pero nadie puede desconocer el voto de opinión que arrastra Alejandro Gaviria y los jóvenes que ven en él algún aire renovador. Allí también está Sergio Fajardo, que es el puro centro, un ex alcalde y exgobernador que sabe tender puentes y que ya está curtido en esto de hacer campaña a la presidencia. Además aparecen Jorge Robledo, una figura muy respetable de la izquierda; el Exministro Juan Fernando Cristo quien ha sido el eje articulador de esa coalición y Juan Manuel Galán quien ha logrado revivir el Nuevo Liberalismo.
Por supuesto, no es mi papel decir por quién sí y por quién no votar. Más bien, como periodista inquieta por lo que pasa en Colombia quiero hacer un llamado a los candidatos. Lo que está en juego no es el presidente de los próximos cuatro años, es el país de las próximas décadas. Sonará lugar común, pero hay que actuar con grandeza y cerrar la oficina donde despachan los egos. No es hora de vetos mutuos entre la esperanza y la experiencia. Hay que tener cabeza de estadista y visión de país. El que llegue tendrá que ser el Presidente de todos.
Promover el voto en blanco en la segunda vuelta sería dejarle mucho margen de maniobra a la incertidumbre. Pueden hoy parecer lejanos, pero la experiencia y la esperanza se necesitan, de ambas carece y está ávido el país. Sin esperanza o experiencia pueden cerrarse muchas puertas, pero sobre todo, la más importante, la que nos permita clausurar el capítulo de la polarización y la división que anula ideas y empobrece sociedades.
*Editora Estado y Sociedad Noticias RCN
https://www.larepublica.co/, Bogotá, 24 de noviembre de 2021.