Esta breve lista es un abre bocas para identificar la vida pública y la campaña del candidato presidencial Gustavo Petro.
Todo es caos, deseos de venganza, miseria, ruina y muerte.
Finge ser democrático, pero odia la democracia y sus instituciones. Habla de libertad, pero quiere presos o en el exilio a sus contradictores políticos y a todo aquel que se aparte de su credo socialista.
Insiste en expropiar, es decir, obligar a pagar por el bien usurpado. Habla de democratizar que en síntesis es robar, quitarle a la fuerza las propiedades a las personas sin recibir contraprestación alguna. Detesta que la gente crea en Dios, en la familia y en los principios éticos y morales, pero niega que desde muy joven ha tenido licencia para delinquir.
El señor candidato olvida que la política y el ejercicio de la vida pública, se deben ejercer con decencia, decoro y altura.
Alguna vez un expresidente dijo que “firmaría en mármol” que no aumentaría los impuestos, entonces, ¿Por qué creerle a Petro que todo lo eleva a documentos públicos chimbos?
No olvidemos que en notarías también se han firmado matrimonios para toda la vida y finalmente, resultaron ser un fiasco.
Otros dijeron que “fue a sus espaldas” así haya sido plata del cartel de Cali para ser presidente, o que “me acabo de enterar” cuando hubo financiación de Odebrecht para que ganara su reelección. Y ahora este bufón dice que “todo es un entrampamiento” cuando el país se entera de su actuar delictivo con presos por corrupción desde la penitenciaría la Picota.
El candidato tiene un solo objetivo, proteger lo que se lleva en las venas, el crimen, el delito y la impunidad.
Es tan evidente que la falta de transparencia y el exceso de oscuridad han sido la constante en su historia política.
Alguna vez alguien me preguntaba ¿por qué no voto por Petro? y categóricamente le respondí: “Yo a los 17 años me fui a estudiar la carrera de Derecho en una prestigiosa Universidad de Bogotá, con mucho esfuerzo por parte de mis padres. A los 17, el señor Petro ya hacía parte del temible grupo terrorista M- 19 dedicado, entre muchas otras cosas, a enlutar el corazón de los colombianos. Y lo más importante, jamás he tenido líos con la justicia.”
¡Ven la diferencia!
La gente de bien que es la inmensa mayoría sabe que este señor es un auténtico bandido y por eso no hay que caer en su trampa embaucadora y mentirosa, y menos, votar por él.
Es comprensible que los condenados e imputados por hechos punibles en Colombia, guarden la esperanza de que el “Borrón y cuenta nueva” del “pacto de la Picota” les llegue y puedan saldar por las vías de la impunidad, sus condenas judiciales o el archivo definitivo de los escritos de acusación. El pillaje está alerta y rogando para que este señor gane y lleguen los beneficios jurídicos, de lo contrario, se hará justicia.
Pero la polémica por sus sorprendentes y descabelladas propuestas no solo abarcan el radar nacional.
Ante la delación de Alex Saab, el presunto testaferro de Nicolás Maduro, en una corte norteamericana, a cambio de recibir beneficios y mejor trato, se dice extraoficialmente que Estados Unidos pedirá en extradición a un par de peces gordos del pacto petrista. De ser cierto, sería el final político del señor de las bolsas de dinero de dudosa procedencia. Y no creo que el gobierno Biden se vaya a dejar manosear por las amañadas cortes colombianas que solo les falta salir públicamente a manifestar que están con Petro.
El viejo adagio popular dice que “todo aquel que se ponga de ruana la cantina, termina recibiendo su botellazo”.
Esperemos a ver qué pasa en los próximos días.
Por ahora, lo que le hemos visto al senador es mucha campaña sucia y pocas propuestas. No representa el cambio, no está apto para gobernar y su descomposición moral es innegable.
La definición del pacto petrista es para sentarse a llorar.