Marco Rubio, el actual secretario de Estado recién nombrado por Trump, ha calificado en el pasado a Putin de "sanguinario", "carnicero" y "monstruo". Biden lo tildó de "asesino". Trump nunca ha hablado mal de Putin. Nunca. Ahora el mundo democrático se sorprende y se estremece ante la posición que ha adoptado Trump frente a la invasión de Putin a Ucrania: en favor del invasor y en contra del invadido. En favor del victimario y en contra de la víctima. No debería haber sorpresa, Trump siempre ha estado a favor de Putin. Detrás podría haber un escabroso chantaje.
En defensa de Putin, Trump no ha dudado en asumir como propia la falsa versión del Gobierno ruso sobre la guerra en Ucrania. Según Trump, el responsable de la guerra no es Putin, sino Zelenski. El mundo al revés. Trump culpa a los ucranianos de no haber evitado la guerra entregándole anticipadamente a Putin el territorio de Ucrania que invadió después. Según esta lógica retorcida, como Ucrania es responsable de la guerra, no merece estar en la mesa de negociación. El responsable es el agredido, no el agresor. Por eso Trump plantea una negociación y un acuerdo entre él y Putin, a espaldas de Ucrania, señalándole a Europa el papel de garante de un acuerdo del que tampoco hará parte. Trump sacrifica su alianza natural con Europa, la debilita y la saca de la ecuación para satisfacción de Putin, quien siempre ha buscado erosionar esa alianza.
Además, Trump descalifica a Zelenski llamándolo "dictador", cuando el dictador es Putin. El mundo al revés. Y luego conmina a Zelenski para que realice elecciones libres, cuando su mandato es producto de una elección democrática, no así el mandato de Putin. La Constitución de Ucrania establece que mientras haya una guerra o una invasión extranjera, las elecciones se deben aplazar. Trump lo sabe, pero lo ignora.
Según Trump, el responsable de la guerra no es Putin, sino Zelenski. El mundo al revés.
Y para rematar, Trump inicia la "negociación" de Ucrania con una capitulación previa ante Putin. Las concesiones que anticipa Trump corresponden a todos los deseos de Putin: quedarse con los territorios de Ucrania que ha invadido; desestabilizar y deslegitimar al Gobierno de Ucrania; negar el derecho soberano de Ucrania de pertenecer a la Otán, y dejar plantadas condiciones propicias para nuevas invasiones rusas al no otorgarle Estados Unidos a Ucrania garantías de seguridad hacia el futuro.
Pero Trump va más allá en favor de Putin. Anuncia que le levantará las sanciones a Rusia, y decide sacarla del aislamiento internacional por la invasión de Ucrania al presionar su readmisión al G7, de donde había sido expulsada por esa agresión internacional. Pero hay más: Trump votó negativamente una declaración en Naciones Unidas impulsada por los países europeos que asignaba a Rusia la responsabilidad de la invasión de Ucrania, condenaba esa agresión, le exigía a Putin el retiro de sus tropas y reafirmaba "la soberanía, independencia, unidad e integridad territorial de Ucrania". En su voto negativo, a Trump lo acompañaron las dictaduras de Corea del Norte y Bielorrusia.
Diversas son las opciones que se barajan para explicar esta sumisión de Trump a Putin. Desde una admiración de Trump por los dictadores fuertes, o la pretensión de poner a Putin de su lado contra China, hasta supuestos negocios inmobiliarios turbios de Trump con mafiosos rusos que trabajan para Putin, o la presunta existencia de escabrosos videos sexuales de Trump en Moscú filmados por la KGB. Exagentes de la KGB en el exilio, como el general Oleg Kalugin, Jean Barsky y Serguei Jirnov, respaldan estas últimas opciones (ver en YouTube el serio documental francés Operación Trump).
El hecho es que Trump parece estar hablando y actuando como si fuera un agente de Putin. Refiriéndose a la ruptura por Trump de la Alianza Atlántica, de la entrega de Ucrania, de sus coincidencias con China, Corea del Norte, Rusia, Irán y Bielorrusia y sus nefastas consecuencias, el señor Merz, futuro canciller de Alemania, recientemente dijo: "Faltan cinco minutos para la medianoche en Europa". ¿También lo será para la democracia occidental?
27 de febrero 2025