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Alfonso Monsalve Solórzano                                                                                      

Petro continúa por la senda de acabar con nuestra democracia. Veamos:

Ya sus alfiles presentaron un proyecto de ley para fortalecer la Dirección Nacional de Inteligencia, DNI. Según el experto Mayor (R) Jorge Castillo, en un trino de X @jorgecastillol, el proyecto de ley de inteligencia busca ⁠: “la ⁠Unificación de la formación de agentes y personal de inteligencia: Esto implicaría la eliminación de las escuelas de Inteligencia Militar de las Fuerzas Armadas. •⁠ ⁠Subordinación de la inteligencia militar a la DNI: Este cambio establecería una cadena de mando clara, colocando a la inteligencia militar bajo la supervisión de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI). •⁠ ⁠Creación de un centro de fusión (CEFI): Este centro permitiría a la DNI tener acceso a toda la información relevante, facilitando la coordinación y el análisis de la inteligencia. •⁠ ⁠Interceptación y captación de datos de dispositivos móviles: Esta medida otorgaría a las autoridades la capacidad de monitorear y recopilar datos de dispositivos móviles, lo que podría ser controvertido en términos de privacidad. •⁠ ⁠Creación del cargo de Inspector General de la Comunidad de Inteligencia: Este cargo tendría "súper poderes" para supervisar y coordinar todas las actividades de inteligencia y contrainteligencia. •Incluyen el término seguridad humana: Para proteger a los “seres sintientes”, omitiendo la seguridad y defensa nacional”.

Como cualquiera puede deducir de ese texto, el papel coordinador de la DNI, que obedece al presidente, tiene en sus manos toda la información y todos los recursos disponibles para espiar y perseguir a opositores y a miembros de los otros poderes que no le obedezcan. Si ya los magistrados han denunciado que sus teléfonos han sido chuzados y ya se probó que la orden de chuzar a la empleada de Laura Sarabia provino de la presidencia, imaginémonos lo que puede ocurrir cuando los superpoderes que tendrá en DNI están a disposición de Petro.

El acoso, la represión, el encarcelamiento, la desaparición y el asesinato sobre la base del manejo de la información privada de los ciudadanos es la estrategia típica de los regímenes autoritarios de izquierda, como Cuba, Nicaragua y Venezuela. Y es la opción que quedara abierta, a gran escala, a Petro, que no ha dudado en calificar de asesinos a los que gritan “fuera Petro” y “muñecas de la mafia” a las periodistas que se atreven a criticarlo. Un golpe a los derechos fundamentales de las libertades de pensamiento y expresión, y a la intimidad.

El presidente le dice” fascista” a todo aquel que lo critica.

La definición de fascismo es, según Wikipedia, la doctrina política que busca organizar “un movimiento de masas encabezado por milicias en un intento de hacerse con el poder del Estado. Busca subordinar por la fuerza todas las esferas de la sociedad a su visión ideológica de comunidad orgánica, normalmente a través de un estado totalitario”.

Y de acuerdo con ChatGPT, “una ideología política autoritaria y nacionalista que surgió en Europa de principios del siglo XX Se caracteriza por un fuerte control del Estado sobre la sociedad, la economía y la cultura, así como por la exaltación de la nación y la raza, la represión de la oposición y el rechazo a la democracia liberal y el comunismo. El fascismo promueve la idea de un líder carismático y un gobierno centralizado, y suele recurrir a la propaganda y a la violencia para mantener el poder. Ejemplos históricos incluyen el régimen de Benito Mussolini en Italia y el nazismo de Adolf Hitler en Alemania. Su legado ha sido objeto de mucha crítica debido a sus prácticas totalitarias y sus graves violaciones de derechos humanos”.

Muchos piensan que el comunismo no es fascismo, pero si se observan las definiciones presentadas más arriba y se tienen en cuenta las características y los métodos de los grandes regímenes socialistas, dejan claro que el comunismo fue el fascismo de izquierda que apeló al internacionalismo para justificar sus ansias de dominio nacional para conseguir la supremacía en el mundo, como la antigua URRS y la China actual.

Y si se mira lo que ha hecho Petro, su accionar es el propio de un fascista: llegó al poder impulsado por la violencia de las milicias de la Primera Línea y las guardias campesinas dominadas por él y/o por los grupos alzados en armas y por las guardias indígenas  y, en la actualidad, apela constantemente a ellas para presionar a las Cortes para que avalen sus iniciativas o nombren a sus candidatos a cargos como la dirección de la Fiscalía,  y a la sociedad en general para imponer sus iniciativas; al CNE para que no eleve sus conclusiones a la  Comisión de Acusaciones de la Cámara por los presuntos hechos que implican delitos electorales, a la vez que intenta convertir al Congreso en una asamblea de partido único que “apruebe” sus reformas, elija su candidato a  procurador y vote el proyecto de la ley de inteligencia que estoy glosando, a punta de mermelada, mientras consigue las condiciones para prescindir de los idiotas útiles que ahora lo aúpan..

Funge como líder carismático, aunque no lo es, para imponer su proyecto centralista y totalitario porque busca la “democracia popular” que consiste en el conjunto de grupos de áulicos que lo siguen y hacen lo que él les manda, para utilizarla para generar un sistema totalitario que destruya los derechos fundamentales, elimine el pluralismo e instaure la dictadura monopartidista bajo su mando, además racista -porque para él es un crimen no ser “café de leche”-. Un régimen que, adicionalmente, busca destruir la industria y el comercio privados grandes y medianos, utilizando impuestos y las superintendencias, verbigracia, la de industria y comercio como policía política para perseguirlas- como si ser una gran industria o un gran comercio fuesen pecados capitales y no factor de desarrollo- y sustituirlos por lo que denomina “economía popular, como si no pudiesen ser, igual que ahora, complementarios. Un presidente para el que la única verdad es la que le sirve, aunque sea una falsedad, o precisamente por eso; y repetida mil veces, como les enseñó Goebbels a los marxistas, entre ellos Petro, una de cuyas mentiras preferidas es que él no dice mentiras, que es víctima de estas, contra toda evidencia.

Si tengo razón, fascismo el de Petro.

Publicado en Columnistas Nacionales
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