Ha argumentado Trump que otros países, los europeos en especial, deberían asumir la mayor parte del apoyo a Ucrania. Su postura ha sido vista como una desviación de la política tradicional de los Estados Unidos, consistente en apoyar con firmeza a Ucrania frente a la invasión rusa.
Kamala Harris, como vicepresidenta de Estados Unidos, sí ha apoyado las políticas de la administración de Joe Biden en relación con Ucrania. La posición oficial de la Casa Blanca ha sido mantener y, en muchos casos, aumentarle la asistencia humanitaria y militar a Ucrania, en respuesta a la invasión rusa.
Es importante tener en cuenta que el apoyo a Ucrania no es solo una decisión individual de Harris, sino que refleja además una política tanto de la administración Biden, como del Congreso de los Estados Unidos.
Recordemos el dicho popular: “El que no conoce la historia la repite”. El dictador Putin está repitiendo los tiempos aquellos en que los buenos gobiernos eran los que derrotaban a sus vecinos y los esclavizaban.
Si lograra Putin derrotar a Ucrania, seguramente hará lo mismo a continuación con la republiquita de Moldavia, situada entre Rumania y Ucrania. Y probablemente tratará de elevar su presencia en Venezuela, en Colombia y en el resto de Latinoamérica, con el fin de rodear a los Estados Unidos con más cubas y con más nicaraguas.
Inconmensurables serían los efectos devastadores que tendrían para una Colombia gobernada por partidos con la ideología del presidente Petro, el triunfo de las ideas de Donald Trump en Venezuela y en otros de nuestros vecinos.
Estimo como mediocres tanto a Donald Trump, como a Kamala Harris, candidatos destacados hoy para la presidencia estadounidense en 2025. Pero no dudo ni un instante en estimar a la candidata demócrata, Kamala Harris, como menos mediocre, menos peligrosa para el futuro de Colombia que el anciano republicano, Donald Trump.