Su parloteo, muchas veces, insulso e inconexo, en ocasiones asocia ideas inasociables, como decir que el feminicidio ocurrido esta semana en el Centro Comercial Santa Fe está “profundamente articulado” con la negativa del Concejo de Bogotá a la Ciudadela Universitaria, que él apoyaba, en la misma zona (y que el alcalde informa que también se hará, pero eso a Petro no le importa): “allí mismo en esa localidad, un hombre mataba a una mujer en un centro comercial. Así no aparezca la articulación están profundamente articulados los dos hechos, “el delincuente sin cultura que usa la fuerza bruta para acabar la vida y cuidadora de la vida, de la falta de educación en Colombia; se juntan dos decisiones, una determinada y una predeterminada” (@RTVC noticias). (Increíble, hay gente educada como Lenín, Mao y Goering, que fueron exterminadores en masa y es producto del azar que el asesinato se cometiese en ese zona. No hay ninguna relación de causalidad).
Y cuando el parloteo no es cháchara insulsa, es una verdadera amenaza, pues refleja la otras dos características de Petro y su gobierno: su capacidad de destrucción, inversamente proporcional a la de ejecución; y la estrategia consciente de confundir, señalar, desinformar y desviar la atención, para imponer sus políticas por fuera de las instituciones y el control que estas ejercen y/o, simultáneamente, cubrirse la espalda en asuntos como la corrupción que corroe al régimen o la destrucción, de hecho, del sistema de salud.
Este ejercicio del parloteo infinito, que yo llamo coprohabladera, tiene graves consecuencias, para la muestra algunos botones: esta semana, Petro y su corte han querido poner a hablar, de nuevo, al país de la constituyente, con el doble propósito de evitar que los colombianos nos centremos en entender el hecho central producido por el régimen “potencia de la vida”, que destruye el principal logro social del país: el derecho a la salud de los colombianos. En efecto, consiguieron acabar, casi definitivamente, el régimen de salud de los colombianos, logrando que empresas que cumplían bien su trabajo de aseguramiento, como Compensar o Sura, pidiesen su salida del sistema de salud, obligándolas a esa medida al negarles el reajuste indispensable en la UPC para hacerlas viables; o las intervinieron injustamente, como a Sanitas. Ya lo había dicho Petro: les aplicó el shu, shu, shu, el efecto dominó de la asfixia financiera que ya tiene la salud de cuarenta millones de colombianos en manos del gobierno, de este gobierno, que ni siquiera ha sido capaz de garantizarle la salud a los maestros, víctimas del sindicato que los dirige, que los puso de conejillo de indias de un experimento que resultó fatal, del que Jaramillo se vanagloriaba de ser el piloto del modelo de Petro y ahora dice, que nada que ver, y que él no tiene responsabilidad alguna, aunque los chats que se conocen dicen todo lo contrario.
Pues bien, si querían distraernos de lo principal, no lo consiguieron. La indignación de los colombianos ante semejante expropiación, crece hasta convertirse en ira incontenible. Ahora, su estrategia implica que si, de paso, pueden pasar de contrabando una idea, como la de la constituyente, dirán, ¡vamos a por todas!
Ahora, el parloteo contradictorio sobre la constituyente, con o sin reelección del presidente, no conocen límites: Petro desató todo tipo de posiciones, cuando dijo que haría una; pero esta semana dijo que no había hablado de ello; y ha sostenido que no quiere la reelección; Álvaro Leyva en Semana, expresó que el acuerdo firmado por Santos y las FARC incluye una Constituyente, y que ellos (él y el presidente) la harán porque la harán; (también sin reelección, dice). Es más, dijo que los negociadores de las FARC estaban al tanto y de acuerdo con su posición
pero alias Timochenko descartó esa posibilidad. Leyva le mintió al país. (https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/rodrigo-londono-lider-de-comunes-rechaza-tesis-de-que-es-necesaria-una-constituyente-para-cumplir-el-acuerdo-de-paz-3348483).
Mientras tanto, las bodegas hacen circular rumores de que Petro cerrará el congreso el 20 de julio, para citar la constituyente, en medio de una minga que traerán del Cauca y los ángeles de la Primera Línea (https://www.semana.com/politica/articulo/alerta-politica-algunos-temen-que-petro-pueda-instalar-la-constituyente-el-20-de-julio-y-cerrar-el-congreso/202456/ , pero el presidente mismo sale a desmentir el rumor, aunque la presión de una muchedumbre agresiva se hará sentir en la Plaza de Bolívar, pues los petristas intentarán iniciar un “estallido social” con las milicias indígenas del Cauca, que controlan, la Primera Línea, (que ya, afortunadamente, un juez sentenció que fue infiltrada por terroristas y con la participación, abiertamente solicitada, como en el “estallido”, ELN y a las disidencias de las FARC, grupos a los que llaman insurgentes, que de tales no tienen nada, como dijo Alejandro Gaviria, para quien son narcotraficantes (https://www.semana.com/nacion/articulo/wilson-arias-se-va-contra-alejandro-gaviria-por-mostrar-el-video-en-el-que-el-llama-al-eln-y-las-disidencias-a-defender-a-petro/202445/). Aunque para los áulicos, eso no es significativo. Si les sale la jugadita, tendrán constituyente, si no, de todas maneras desestabilizarán el país a punta de violencia, exigiendo la aprobación de las “reformas de Petro. Piensan que con cara ganarían y con sello también.
Pero, como dije, los colombianos están iracundos. Falta el liderazgo que los canalice y movilice para que el proyecto petrista no pase. Pero el tiempo transcurre y no se ven en el horizonte las señales de que la movilización de los ciudadanos tendrá líderes suficientemente inteligentes para entender el momento y unirse para derrotar las orejas que asoman de la dictadura. Después, no nos quejemos.
