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Luis Alberto Ordóñez*

El hospital Militar como instrumento de revictimización

Solamente al ministro Velázquez se le podría ocurrir la genial idea de llevar al hospital Militar a los victimarios de la Fuerza Pública y allí, sin respeto alguno, pretender sentarlos al lado de las viudas, los huérfanos, los padres de los caídos en combate y de los mismos militares que tratan de rehabilitarse después de haber sido mutilados por el narcoterrorismo; los va a revictimizar y los va a igualar a quienes violando los derechos humanos y cometiendo crímenes de lesa humanidad bañaron de sangre el país. ¿Se pretenderá acaso crear un antecedente para motivar las actuales negociaciones con los grupos ilegales?

No conozco al ministro Velázquez, ni tengo nada personal contra él, pero su desconocimiento del medio militar y su poco sentido común, en mi opinión, son los que están acabando con la moral y el espíritu militar; pareciera que cada actuación busca fortalecer a los grupos ilegales e igualarlos con las fuerzas legítimas de la Nación. Los resultados de su nefasta gestión se dejan ver con la difícil situación de seguridad en todo el país, sobre todo en el sur donde los bandidos se han fortalecido, están envalentonados y mantienen a la población oprimida.

Después de la irresponsable decisión, entre otras nada buenas, de sacar a cerca de sesenta generales y almirantes de la Fuerza Pública, dejando una cúpula debilitada, no por capacidades sino por cantidad de integrantes, y del poco apego que se le ve al ministro, en mi opinión, cuando caen soldados y policías, héroes de la patria, la tropa no lo sigue, no lo pueden ver como su líder, no lo pueden respetar; acatar, claro, porque les obliga la ley, pero eso no es suficiente; la Fuerza Pública para ser exitosa necesita motivación y apoyo, eso desde el gobierno se traduce en voluntad política y profundo amor por los militares; es que se les está ordenando ir a sacrificarse en defensa de la sociedad. Ese liderazgo, de motivar al subalterno, lo tienen los señores generales y almirantes, pero si el decisor político está errando continuamente, simplemente no funciona, se debilita, entonces no se consigue el fin propuesto. Se habrá preguntado el señor ministro Velázquez ¿qué están sintiendo los oficiales, suboficiales y soldados en actividad, sobre la idea de compartir su hospital con exguerrilleros?

Pero adicionalmente, si la paz total se firma, después de muchos muertos y mutilados ¿tocará aceptar que los militares sobrevivientes de esa guerra, y sus familias, deban revictimizarse compartiendo su sanidad con sus actuales verdugos? Duro, muy duro para la moral de la tropa; considero a los comandantes ante la difícil tarea de lograr resultados en tan oscuro escenario. Los desmovilizados tienen derecho, según los acuerdos, a recibir atención médica; en Colombia hay cientos de hospitales y centros de rehabilitación ¿por qué entonces en el hospital Militar? Tamaña bofetada a la Fuerza Pública.

Solidaridad clamaba el ministro de Defensa a la reserva, sin entender que la afectación es también para los activos y sus familias, quienes hacen parte del sistema; argumentaba que sería un servicio pago, tratando de justificar su errónea decisión, como si esto fuera un tema de dinero y no de respeto y consideración. Se puede perdonar señor ministro, pero no le pida olvido a quienes perdieron a sus seres queridos o los tienen mutilados y dependientes de atención, póngase por un instante en sus zapatos; es que hubo barbarie. Recuerde los secuestrados recluidos en campos de concentración en condiciones infrahumanas; no olvide las minas quiebrapatas, tampoco las bombas hechizas con metralla y excremento humano para asegurar la gangrena y así ocasionar el máximo daño. Tampoco olvide las secuelas psicológicas que quedan y ahora deben ser atendidas por la familia. Fueron muchos los soldados que vieron, impotentes, como se desangraba hasta morir el compañero de vida militar, su lanza como cariñosamente se le llama, por las acciones ilegales de los exguerrilleros, que ahora se pretende llevar para atención en el hospital Militar.

Sea sensato señor ministro, búsqueles otro lugar; aún se puede corregir tamaño error. Por favor no dañe más a la Fuerza Pública, recuerde que ella es la columna vertebral de la verdadera democracia.

 

* Vicealmirante (r). Ph.D.

Publicado en Columnistas Nacionales

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