El actual gobierno lleva casi tres años y aún no aprende; las redes sociales no son el camino para que un presidente opine, decida y fije posiciones; su investidura exige canales más serios, formales y en los cuales, cuando se exprese, sea el resultado de un proceso estudiado y responsable de toma de decisiones. Quedamos en ridículo pretendiendo atemorizar, sin tener con qué, a un país con el cual hemos mantenido dos siglos de exitosa relación bilateral. Afortunadamente, desconocemos de donde vino la sensatez y la buena gestión, se logró superar la crisis. Si embargo las relaciones quedan resentidas; empezamos con pie izquierdo, como dice el adagio popular.
Defender la dignidad de nuestros compatriotas migrantes, ahora deportados, claro que es un deber del gobierno, pero hay canales diplomáticos e instancias para exigirlo de manera correcta, como debe ser entre países pares que se necesitan y apoyan mutuamente. Pero eso mismo hay que hacerlo con todos los gobiernos que de alguna manera estigmatizan a los connacionales, entre otras, por la mala imagen que nos generan los grupos delincuenciales y narcoterroristas; desafortunadamente el pésimo manejo de la famosa política de “paz total” incrementó los cultivos ilícitos y la producción de clorhidrato de cocaína, inmensas rentas ilegales que ahora se pelean a sangre y fuego los también fortalecidos, grupos al margen de la ley. Otra vez nuestro pasaporte se vuelve motivo de cuidadoso análisis por autoridades migratorias; como cuando nos tocó cambiarle de color hace algunos años.
Seguimos de error en error, ahora con Estados Unidos, pero también con el orden público, la salud, las pensiones, la reforma laboral, la echada masiva de generales y almirantes, el apoyo tácito al régimen ilegal de Venezuela, entre muchos otros desaciertos. ¿Qué está pasando? ¿Por qué tanta improvisación? ¿Será que no tenemos a los más idóneos en los cargos del gobierno, por cuenta de la ideología? ¿O tal vez es por la falta de análisis, de escuchar a los que saben, a los gremios, a las asociaciones, a los expertos en cada rama?
Tener que reversar era lo sensato, pero queda el presidente Petro muy mal al interior y al exterior del país. Si simplemente se siguieran los procedimientos para la toma de decisiones y no dependiéramos del temperamento y del genio del momento, la cuestión sería bastante diferente. Usualmente las Naciones organizadas utilizan voceros; ellos son los encargados de dar a conocer situaciones y luego las decisiones. Esa metodología da tiempo para que se analicen los casos al más alto nivel, apoyados por expertos y técnicos en la materia, así el líder puede tomar la mejor decisión, valorando las potencialidades, las oportunidades, pero también las limitaciones y las debilidades; con ese simple análisis, no estaríamos con “el rabo entre las piernas” aceptando condiciones, ahora sí impuestas.
Igual está pasando con la salud, el manejo financiero y sobre todo con la seguridad; aceptar que se cometió un error no repara los cientos de muertos y los más de 40 mil desplazados del Catatumbo. Señor Presidente, aún podemos corregir el rumbo; déjese asesorar, escuche, siga procedimientos y aproveche la experiencia de los más veteranos, no piense que usted solo puede manejar el mundo; solamente con que lo haga con Colombia sería suficiente. Ah, y hágale un favor al país: deje de gobernar por las redes.
* Vicealmirante (r). Ph.D.