El presidente lo sabe muy bien, si alguna de las ternadas no obtiene 16 de los 23 votos que se necesitan, esta misma semana asumiría de manera interina la actual vicefiscal general, mano derecha del saliente Fiscal. Es decir, que continuaría sin margen de maniobra y con el agua al cuello el séquito petrista en los diferentes despachos que actualmente cursan en el ente acusador.
Pero el experto en sabotear e incendiar la institucionalidad del país no se ha quedado de brazos cruzados y hábilmente típico de su personalidad, se ha victimizado con el fin de interferir en dicha elección, presionando a la Corte y llamando a sus aliados a convocatorias y movilizaciones populares para tal efecto, buscando meterle suspenso y drama al asunto.
Y es que no hay escasez de elementos de juicio para llegar a pensar que Petro se está jugando el todo por el todo en esta elección, que de dársele como lo tiene premeditado, le permitiría empezar con un borrón y cuenta nueva y que su primogénito y alfiles políticos que están hoy untados hasta los tuétanos por el mal sabor del delito y del hampa, sobre todo aquellos inmersos en la violación a las normas de financiación electoral en su campaña presidencial y por supuesto, con más tranquilidad que la fiscal de bolsillo vaya archivando aquellas tenebrosas investigación enes, algo que es un imperativo a la dama que sea electa fiscal general. Más que hoja de vida y experiencia o conocimiento, el amigo del dictador Maduro, requiere es una marioneta con muchísimo poder.
Es tanto el desespero del exguerrillero que en los últimos meses ha intensificado sus ataques contra el fiscal diciendo en su red social x que es él quien busca derrocarlo bajo un plan orquestado por la oposición evidenciando una profunda “ruptura institucional”, de que lo quieren “derrocar”, que el fiscal está “ejerciendo una sedición”, y de tantas estupideces que a este inepto presidente se le ocurren.
Si al menos desde su dignidad diera ejemplo de cordura, respeto, acatamiento de la ley, diálogo institucional y gobernanza, de seguro, habria otro ambiente y la separación de poderes no estaría cuestionada o amenazada. El señor habla con tanta prepotencia y rencor que ni siquiera ha dado cumplimiento a la decisión de suspensión disciplinaria de su canciller por tres meses, ahora viene a dárselas de perseguido y mártir porque la fiscalía cumple su cometido constitucional de investigar y acusar a potenciales delincuentes, sean o no de los afectos y entrañas del presidente. El único que por ahora es casi que intocable por la justicia colombiana es el señor excongresista A. Benedetti, el resto de compatriotas no tiene ese bendito poder de su santo manto de impunidad.
Ahora bien, muchas preguntas quedan sin respuestas al interior del gobierno nacional frente a las hipótesis en caso de que la Corte se tome un tiempo en elegir fiscal, y esté en funciones la hoy vice fiscal, veamos ¿si se dicta medida de aseguramiento intramural al hijo del presidente, este será capturado o saldría del país alegando falta de garantías? Igualmente, si ocurre lo anterior, ¿pero con el señor presidente de Ecopetrol por el tema de la financiación de la campaña Petro?
¿El gobierno tomará la misma actitud perversa de no acatar los fallos y las decisiones judiciales tal como lo está haciendo con la Procuraduría en el caso del ministro de relaciones exteriores?
¿Se agudizará el tema de la supuesta “ruptura institucional” y será esta la excusa perfecta para que Petro se radicalice y no entregue el poder en el 2026?
El panorama es sombrío para Colombia, por culpa de este desgobierno, la gente está emigrando, el desempleo al alza, la toma guerrillera de las ciudades es una realidad, la delincuencia e inseguridad en su mayor expresión, la economía en recesión, la gente con hambre, los campos inundados de siembras de coca, con un mandatario rey del derroche y viajero tal vez para alejarse de lo que nunca ha sabido hacer, gobernar.
Pero el gobierno del cambio manifiesta que en más de 200 años sus maravillas jamás se habían visto y que por esto, la extrema derecha lo quiere derrocar.
Es una verdadera lástima que las diferencias existentes en democracia no sean resueltas con altura y al más alto nivel y tengamos que ver a diario espectáculos grotescos de funcionarios del establecimiento ineptos, charlatanes y con cero gestión, mas bien enfocados en lo suyo, el activismo ideológico de izquierda. Es lamentable que sean las cortinas de humo y la confrontación entre el propio presidente con funcionarios de altísimo nivel lo que sobresalga y no los consensos ni el trabajo articulado interinstitucional.
Mientras este enfrentamiento va tomando más relevancia, está claro que Petro con fiscal de bolsillo, dormirá más tranquilo y el país caminando cada más cerca hacia el abismo.
