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César Salas Pérez   

Desde el “por qué no te callas” del ex Rey Juan Carlos I al desaparecido Hugo Chávez en una cumbre iberoamericana, no se había vuelto a presentar un calificativo tan fuerte de parte de una alta dignidad, en este caso, del actual presidente argentino Javier Milei refiriéndose a Petro como “un comunista asesino que está hundiendo a Colombia”.

Y es que la expresión fue dada de manera categórica en una entrevista con la periodista Ángela Janiot al preguntarle a Milei qué pensaba del presidente colombiano. Inmediatamente, el progresismo latino no dudó en responderle a Milei inundando de mensajes las redes sociales y los diferentes medios de comunicación.

Lo que sí es motivo de análisis es ver cómo ese tipo de respuestas en defensa de Petro se convierten en selectivas. Vamos a poner un ejemplo, el expresidente Fernández de Argentina sale a defenderlo y pide respeto, mientras guarda silencio frente a María Corina Machado, candidata opositora en Venezuela al ser inhabilitada por 15 años por el chavista tribunal supremo y bloquear su inminente triunfo en franca lid democrática y que socava una elección presidencial competitiva. Todo indica que defender demócratas, líderes y estadistas parece ser cosa del pasado, mejor es aliarse y vitorear dictadores, corruptos, narcos y exguerrilleros.

Y es que como sucede en la vida misma así le ha ido a Petro quien a cada rato se entromete indebidamente en asuntos exteriores que no le competen, pero por formar un espectáculo ideológico mediático, opina, despotrica y ofende a quien no está alienado a sus creencias marxistas tan fracasados como inverosímiles. Ha hablado del Perú, ha chocado diplomáticamente en el Salvador con Bukele, hasta en Nicaragua con su otrora “camarada” Daniel Ortega ha roto amistad cómplice de faenas comunistas, calificándolo de “basura”.

 El año anterior, el presidente de Guatemala Alejandro Giammattei quien defendía la investigación de su país contra el actual ministro de defensa Iván Velázquez por supuesta corrupción cuando dirigió la extinta comisión internacional contra la impunidad (CICIG),  llamó a Petro “guerrillero y traficante”.

Cómo no recordar el lamentable ataque del grupo terrorista Hamás contra Israel en octubre del 2023 y la estela de muerte y secuestros que obligó al país judío a declarar la guerra y defenderse de los ataques sistemáticos de la organización terrorista. Desde entonces, Petro nunca ha condenado internacionalmente esa desgracia y más bien, se ha puesto del lado del terrorismo al punto que el ministro de relaciones exteriores israelí ha condenado “las declaraciones hostiles  y antisemitas” de Petro, quien amenazó con suspender las relaciones diplomáticas con Israel.

Dice el adagio popular que “de lo que das, recibes”, y el exguerrillero colombiano respirando rencor y odio no ha recibido cosa distinta que insultos fundados por su actitud pusilánime y rencorosa contra sus adversarios, aplastando los canales diplomáticos y tergiversando la historia y el presente en su favor.

Si todo esto sucede a nivel internacional, ni hablar del tema interno donde a diario esconde su mediocridad, su falta de preparación para gobernar y su ego de dictadorzuelo, chocando en contra de las instituciones, saboteando a la oposición, ninguneando a alcaldes y gobernadores recién posesionados quienes no son socialistas ni subversivos, envuelto en escándalos familiares, con su hijo imputado por graves conductas punibles, con una corrupción galopante de su gobierno y rodeado de sujetos con amplísimo historial delictivo y aliado firme de dictadores y asesinos.

Francamente, este presidente es una desgracia para Colombia y lo peor, tramando artimañas para perpetuarse en el poder. Lo último en polémica es la declaración de Milei, quien francamente, se ha quedado corto en su declaración. Un tipo con los pantalones bien ajustados quien le ha dicho lo que millones piensan de Petro, de lo que es como persona y del fiasco como gobernante.

Si volvemos con los ejemplos podremos remitirnos a la estrecha relación del petrismo con sus dos últimos gobernantes, de cómo en 25 años el comunismo destrozó a todo un país y generó las peores condiciones de vida a un pueblo rico en hidrocarburos, con gente valiosa pero tristemente gobernado por una caterva de delincuentes sin pudor y sin temor alguno. Díganme al menos una condena pública de carácter internacional de Petro frente a la represión de Chávez, de Maduro en contra de la oposición, y del éxodo de más de 8 millones de personas no huyendo de su país por el cambio climático, sino más bien por la miseria y la muerte.

Igual podríamos comentar de la dictadura cubana, de los gobiernos de izquierda que se toman el poder en Latinoamérica y de Rusia y China en el ámbito exterior. Un silencio sepulcral de Gustavo P. de este lado de la historia.

Las polémicas seguirán y desgraciadamente, Colombia se hundirá mientras este decadente esté en el poder. Un milagro providencial nos caería como bálsamo celestial para que el país salga de esta desdicha.

Publicado en Columnistas Nacionales

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