La desaceleración de ampliación del aparato productivo del país ya indica el desánimo y el temor de la inversión privada.
Los impuestos son muy altos para quienes los pagan, tanto en renta de empresas con tasa del 35% como en renta de personas naturales con tasa máxima del 39%.
El cuadro que se adjunta muestra como en la OCDE los impuestos de Colombia son muy altos.
Al comparar con algunos vemos en los Estados Unidos que las empresas pagan el 21% y las personas el 37%. En Canadá el 15% y el 33%. En Alemania el 15,8% y el 45%. En México el 30% y el 35%. En España el 25% y el 28%. Chile el 27% y el 35.5%.
La elevación de los avalúos catastrales agrava la competitividad colombiana. Crece el número de predios con avalúos superiores al valor comercial. Este último con pretensiones irreales en muchos lugares. No hay quien los compre o los pueda pagar. También con cálculos de rentabilidades rurales por encima de cualquier posibilidad en este trópico de inundaciones, sequías y heladas.
Y esos avalúos prediales también harán difícilmente pagable el impuesto al patrimonio.
Todo redundará en más burocracia, solamente para la salud, por lo bajo, crearían no menos de cien mil cargos.
Mucho mejor un peso en salarios al trabajador que un peso en impuestos al Estado. Mucho mejor un peso en inversión del empresario que en impuestos al Estado.
Necesitamos un Estado sin politiquería, con un mínimo de funcionarios, y un emprendimiento privado vigoroso.
Como va Colombia seguramente habrá más recaudo de tributos durante un tiempo, lo que decaerá a consecuencia del debilitamiento de la economía. Y la política social será insostenible.
La pobreza se supera y la equidad se construye con iniciativa privada, no con un Estado gigante y depredador.
* Post del expresidente en su cuenta de X (@AlvaroUribeVel) el 28 de enero de 2024.