El premio Nobel narra los secuestros de Diana Turbay, periodista hija del expresidente Turbay, y su equipo de cinco personas; de Marina Montoya, hija de Germán Montoya, secretario de la presidencia de Virgilio Barco; de Maruja Pachón de Villamizar, hermana de Gloría Pachón de Galán; de Beatriz Villamizar, cuñada de Maruja, y de Francisco Santos. Diana Turbay y Marina Montoya, fueron asesinadas por los secuestradores. El final, todo mundo sabe, no fue feliz: la Constituyente del 91 no aprobó la extradición y el narcotraficante se auto recluyó en la cárcel – hotel de cinco estrellas- de la Catedral en Envigado, de la que se escapó cuando quiso (para después ser cazado por otros narcotraficantes -los Perseguidos por Pablo, Escobar, los PEPES- la DEA y la Policía, que no fue infiltrada por la mafia. La novela fue posteriormente vertida al cine y en serie de TV).
Pero fue la guerrilla la que comenzó con este crimen atroz en Colombia en los sesentas, y desde entonces no lo ha abandonado. Y todas esas historias merecen ser contadas y convertidas en films y series de TV para rescatar la memoria de las víctimas. Pero ahora, hay una nueva historia de un secuestro, que muy probablemente será novelada y llevada al cine y a la TV: la del plagio de Luis Manuel Díaz y su esposa Cilenis Marulanda.
En esta historia, la lógica del secuestrador de Luis Díaz y su esposa, el ELN, igual que todas, es implacable y monstruosa; pero también tiene la particularidad de que deja ver la complicidad y la debilidad del gobierno nacional frente al plagio realizado por el grupo armado ilegal.
Veamos, el máximo comandante de ese grupo, alias Antonio García, dijo, para justificar este delito atroz, que, mientras los funcionarios del estado que negocian la paz y las Fuerzas Armadas se financian con recursos públicos e internacionales, el ELN, en cambio, tiene que apellar al secuestro para hacerlo; que se trata de una actividad que implica un riesgo para la negociación, el cual fue advertido por Petro en Cuba, riesgo que sigue vigente y que exige una solución en la Mesa de Diálogo porque no puede seguir esquivándose. Y remata: “Las acciones para conseguir economía no son violatorias al Cese el Fuego ni a sus protocolos. Podemos revisar los documentos firmados” (www.semana.com, 04.11.2023).
El cinismo del ELN no tiene límites. Según alias Antonio García su organización tiene “derecho” a secuestrar durante la negociación de paz porque tienen que vivir de algo -claro que se le olvidó mencionar las ingentes ganancias que obtiene por el narcotráfico, negocio tan bueno este, que se disputa a muerte los territorios y las rutas con los otros grupos con los que compite en su accionar criminal-. pero, que, además -continúa- es legítimo porque ¡los protocolos del cese el fuego lo permiten! ¿Qué tal? no le importa que esté prohibido por el derecho internacional humanitario, que sea un crimen de lesa humanidad y que cause dolor y muerte a tantos colombianos inocentes.
Nadie en este país está seguro. El terror anda suelto. Pero eso ya lo sabíamos todos, incluyendo el gobierno de Petro, que de acuerdo con alias Antonio García, estaba enterado de que esa posibilidad ocurriría, como en efecto pasó -y no solo con el ELN, sino con las disidencias de las FARC.
¿Cómo es que Petro negocia a sabiendas de que los grupos armados ilegales podrán seguir secuestrando? ¿Qué hizo el gobierno para evitar estas situaciones? Nada. De hecho, hay algo muy oscuro en esta historia. El padre del futbolista y su esposa (que ya fue liberada por sus captores) fueron plagiados, luego de más de cinco meses de planeación, como informa Semama.com del 04.11.2023, el sábado 28 de octubre, a horas de comenzar las lecciones regionales. Todo fríamente calculado. Eso deja ver a las claras que los perpetradores intentaban causar el mayor impacto posible, tanto en Colombia como en el mundo, porque los ciudadanos estaban especialmente alertas y los ojos de muchos países, puestos sobre el país. La conmoción y la publicidad del hecho se multiplicarían por mil, como en efecto ocurrió. Si querían notificarles a los colombianos y a la sociedad internacional su capacidad de subvertir la sociedad, lo lograron. A ellos no les importa el efecto negativo que tal acción tenga en la opinión nacional e internacional, porque su objetivo es sembrar el terror y el temor entre los ciudadanos, y sabe que, por atroces que sean los actos que cometan, Petro seguirá cediendo y siempre habrá países “amigos” -como Cuba, Venezuela, México y Noruega- que los “acompañarán” en la negociación.
Por eso pienso que el objetivo del secuestro no era económico, sino político y publicitario: ¿Por qué si no, fueron los propios negociadores del ELN en la mesa los que señalaron que era su organización la que mantenía secuestrado al señor Díaz? Con seguridad, el gobierno lo sabía, pero no dijo nada para no molestar al ELN y tener que tomar posiciones consecuentes ante el secuestro en medio de la negociación, como afirmó la periodista salud Hernández en un trino. ¿Por qué todavía (hoy sábado las 4 pm) no lo han liberado, a pesar de que informaron desde hace días que estaban “gestionando” su puesta en libertad?
El comunicado del comandante Antonio García podría dar una pista: están presionando para que el estado les sufrague su organización. Conocidos en su historia, tal compensación no les impediría secuestrar cuando lo consideren conveniente, porque ninguna plata les alcanzará, y, de paso, podrán seguir consolidando los territorios que tienen bajo control y sometiendo a la población en ellos, a voluntad.
Y por si fuera poco, muestran la debilidad del gobierno frente a sus designios, más todavía cuando quedó claro en las elecciones regionales y locales que este no tiene apoyo popular y que su legitimidad, tantas veces cacareada por los votos de una victoria bastante discutible - 11.281.000, frente a 10.580.390 de Hernández, en las presidenciales del 2022- ya no le sirve, En efecto, los cálculos de los analistas coinciden en que en las regionales y locales perdió más de 8.000.000, así saque mapas electorales confusos.
Apabullado Petro, será presa todavía más fácil para el ELN y los otros grupos armados narcotraficantes con los que dice negociar la paz total, que visto lo visto es la entrega total a esas organizaciones.
Es el momento para que la historia de este secuestro impulse a los colombianos que tan mayoritariamente triunfamos en las elecciones, a que hagamos valer nuestra fuerza política: esta es una verdadera ocasión para marchar masivamente para rechazar las concesiones con esos grupos, para exigir que en el parlamento, los partidos de oposición y los declarados en independencia, tengan una actitud digna y obliguen a sus congresistas a rechazar las maniobras y la mermelada para aprobar las nefastas reformas e impedir que el presidente coopte las cortes y elija un fiscal de bolsillo, algo desastroso para nuestra democracia.