En cualquier escenario racional, y en cualquier país donde tenga alguna vigencia el Derecho, Petro ya habría caído, por inepto, irresponsable, incoherente, imprudente, incapaz, incumplido, indelicado, perjuro, violador de la Constitución, alucinado, grosero, trastornado y/o algo más..., pero en cambio, cada día está mas firme en el poder, así sea cada vez más impopular y desacreditado.
Lo anterior sería inexplicable a no ser por un increíble fenómeno: durante estos 13 aciagos meses, todo se ha encarecido (salvo el dólar), pero los demás factores se han desvalorizado, con excepción del voto de los congresistas, cuyo precio se ha encarecido exponencialmente para su único comprador, el gobierno, que por tal razón puede presupuestar la aprobación de sus tóxicas reformas para fin de año...
Cuando comienza el juego las cartas se esconden, para luego ponerse sobre la mesa, que es lo que Petro acaba de hacer: Insiste en las destructoras reformas sanitaria, laboral y pensional, y la agraria se precipita de hecho mediante un decretico...
Cada día que pasa se supera en verborrea e insensatez, con las cuales satisface tanto su exhibicionismo como el cotilleo nacional. Las gentes se pasan el día comentando su último disparate, en espera de otro más sorprendente que vendrá el día siguiente, seguros de que ese individuo está condenado a caer por su propio desequilibrio, sin darse cuenta de que, en esas mismas 24 horas, el plan revolucionario sigue avanzando al mismo ritmo destructor...Tic-tac-tic-tac...
Esperando los resultados de las elecciones de octubre, el país vive una calma chicha: Si Petro conserva las Alcaldías de Bogotá, Medellín y Cali, se atornilla aún más, pero si las pierde nada pasa, porque aquello sería apenas otra comprobación de su impopularidad, tic-tac-tic-tac...
A partir de octubre, sin tener en cuenta los resultados, Petro pisará cada día más fuerte el acelerador, hasta que llegue el momento preciso de dar el zarpazo que le permita sellar el acuerdo final con el ELN, es decir la promulgación de la Constitución que están redactando, diariamente y a escondidas, y con carácter vinculante, en el Comité Nacional de Participación Ciudadana (tic-tac-tic-tac...), la cual no será sometida a plebiscito, ni tampoco al prevaricato legislativo.
Mientras llega ese momento, como el en libro de Orwell, el Ministerio de la Paz (Petro) hace la guerra a una sociedad que no se da cuenta, ni se defiende de lo que viene.
Desde luego, el zarpazo es un paso arriesgado, si el gobierno lo da antes de tener la superioridad armada sobre el territorio, es decir la mayor capacidad de fuego...
Actualmente el Ejército colombiano (decapitado, desmoralizado, desmotivado, desmantelado presupuestal y operativamente), todavía no es plenamente confiable para Petro en caso de confrontación. Por tal razón tiene que acrecentar el pie de fuerza revolucionario: ¿Cuántos efectivos se suman diariamente a las Farc, el ELN, las Guardias campesinas, la Primera Línea, los combos, oficinas, antes de que se complete el reclutamiento de los 100.000 “jóvenes de paz”? (tic-tac-tic-tac...)
¡Cuando la suma de esas milicias haga viable el autogolpe, llegará el zarpazo definitivo!
Creer, en cambio, que Petro gobernará dentro de la Constitución y la Ley hasta el 7 de agosto de 2026, es culpable ignorancia de lo que es un gobierno comunista..., o complicidad solapada, pero bien remunerada, de los actores que la hacen posible desde las cúpulas políticas, las Cámaras, los medios masivos, los gremios pusilánimes y los tribunales infiltrados.
Si seguimos pasivamente en la interminable pesadilla, pronto pasaremos a vivir, hambrientos y esclavizados en la inevitable mazmorra.