Este verso de Discépolo traduce lo que deben de estar sintiendo varios millones de compatriotas que, ilusionados por un discurso mendaz, votaron por quien hoy nos desgobierna.
La encuesta que ayer publicó Datexco es elocuente: sólo el 31% de los encuestados aprueba su gestión, pero el 61% la rechaza. Vid: Encuesta: Imagen negativa de Gustavo Petro se dispara y llega a 61 % (msn.com)
La inmensa mayoría parece coincidir con quienes lo han tildado de arrogante, ignorante e incompetente. "Caótico, utópico e irracional", así lo califica Felipe López . Vid: Felipe López Caballero criticó a Gustavo Petro por su gestión como presidente (pulzo.com).
Sus nueve meses de desgobierno les dan razón a sus críticos.
El electorado desoyó las múltiples advertencias sobre el gobierno de pesadilla que se instauraría de ser elegido presidente. La desorientación de la ciudadanía y el triunfo de un líder tóxico arrojan serias dudas sobre la madurez de nuestra democracia, que parece haber olvidado que su tarea es promover a los mejores y desoír a los peores.
La ciudadanía aspiraba a instaurar un gobierno sensato que, a partir de lo construido, introdujera mejoras razonables en los distintos aspectos críticos de nuestra situación social, económica y política. Pero las iniciativas en curso son, como dice su inspirador, un "despiporre".
El pueblo quiere que se supere la pobreza con sus índices de hambre, desempleo e informalidad, pero no que se la instaure como en Cuba o Venezuela. Anhela un mejor servicio de salud, pero rechaza que quede en manos de políticos corruptos y de teguas cubanos. Aspira a un régimen pensional con mayor cobertura, pero no a que se confisquen sus ahorros. En suma, rechaza el comunismo.
El proyecto de "Paz Total" suscita inquietudes por doquier. A las claras se advierte que conlleva la erosión de la autoridad legítima y el encumbramiento de las organizaciones ilegales. Todo el territorio nacional padece hoy a angustia de la inseguridad.
No faltan los que se preguntan si los acuerdos en curso con esos grupos entrañan su colaboración para intimidar a quienes se opongan al petrismo en las próximas elecciones. No hay que olvidar que en la Fiscalía parece dormir una grave denuncia sobre la influencia de los combos criminales que controlan las comunas medellinenses para favorecer la elección de Quintero para la alcaldía de de la ciudad.
En lugar de convocar a la unidad nacional para que las fuerzas productivas se esfuercen en crecer y generar recursos distribuibles para socorrer a los más necesitados, el discurso gubernamental habla del decrecimiento, estimula la lucha de clases, alienta el resentimiento social y asusta a los emprendedores que alimentan la riqueza colectiva.
Es increíble que la comunista que rige la cartera de Trabajo diga que la reforma laboral no se encamina a crear más empleo. Lo que sus críticos señalan con sobra de razones es lo contrario: lo afectará sensiblemente.
El nuevo ministro de Hacienda ha trinado diciendo que el gobierno no es de comunistas, sino de tendencia social-demócrata. Pero los hechos lo contradicen: es un gobierno controlado por comunistas.
La población no quiere padecer bajo el yugo comunista. Lo teme y rechaza.
De ese modo, es posible que su estado de ánimo pase del desencanto al pánico. Muchos creen que la situación actual es espeluznante.