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Juan David Escobar Valencia

“Asociación internacional de mamertos buscadores de minorías supuestamente victimizadas y potencialmente convertibles en nichos electorales”, conocida por sus siglas en inglés como IAMSAVMPCEN, ha declarado al 24 de septiembre como el “día mundial de la lombriz de tierra macho”, por ser un ejemplo de una minoría sexual discriminada.

Las lombrices de tierra son hermafroditas, pero como la naturaleza es caprichosa, existen “lombrizos” que no quedan plenamente representados en la denominación generalizante de su especie de “lombricEs” o “lombricXs”. Por ello, la IAMSAVMPCEN, defensora de los discriminados por el modelo capitalista homogeneizante y patriarcal que explota a quien le falta algo porque otro se lo quitó mediante los mecanismos expropiadores del Banco Mundial y el FMI, está dispuesta a dar la batalla global para conseguirle representación a esta minoría segregada que además de haber nacido despojada neoliberalmente de sus características sexuales femeninas, desigualdad no medida en el Gini lombriciento, es víctima de la invisibilidad como grupo singular.

Suficiente infamia es que los “lombrizos” vivan bajo tierra, invisibles a la sociedad, para que adicionalmente esa sociedad imperialista y consumista, que todo lo vuelve mercancía y degrada a los seres vivos a la condición de materia prima del opresor sistema extractivista, los desaparezca al no permitirles expresar su particularidad sexual, agrupándolos forzadamente bajo el uniformizante término de “lombricEs” o “lombricXs”.

La doctrina de la IAMSAVMPCEN es la misma de los comunistas del siglo XXI, seguidores de Piketty y Mazzucato, que al ver fracasada rotundamente su ideología que empobreció a todos igualitariamente en el siglo XX, decidieron mantener su zombi ideológico enfocándose en minorías de víctimas reales o autoconcebidas, y convertirse en los voceros de esos micronichos electorales, que sumados pueden darles mayorías suficientes para llegar al poder y ejercerlo, no con programas unificadores y promotores de sentimientos y proyectos nacionales, sino con acciones atomizadas y atomizantes que satisfagan el deseo de venganza de esas minorías ricas en deudas “ancestrales”.

Para esta corriente política que promueve y vive de la desintegración, los ciudadanos son votos solamente si pueden convertirlos en víctimas de algo o de alguien, y no como partes de un todo, o “todA”, “todE” o “todX”. Los ciudadanos ya no son miembros de una nación sino de microtribus que necesitan ser percibidos como víctimas. Por ello construir proyectos nacionales es ahora, más que antes, prácticamente imposible.

Veamos un ejemplo “imaginario”. Como la Declaración Universal de los Derechos Humanos es homogeneizante e imperialista, debe inventarse una específica para cada minitribu, en una desintegración que provoca una espiral inacabable de estupidez. Habrá entonces que hacer una carta de derechos para los indígenas. Pero como eso resultaría muy “generalizante”, será necesaria otra para los indígenas transexuales. Pero como esa sería igualmente “generalizante”, se requiere otra para los indígenas transexuales arrepentidos del cambio y que viven en la ribera occidental del Río Cauca.

Somos testigos del agrandamiento de la idiotez por la minisectorización de los derechos y la desaparición de los deberes colectivos.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 24 de octubre de 2022.

Publicado en Columnistas Nacionales

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