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Margarita Restrepo    

El país ha caído en la peligrosa trampa de deliberar el tema del aborto, exclusivamente en el marco del derecho penal. La discusión que se ha dado muestra que este crimen va más allá de la política criminal y el problema ha estado justamente en la polarización obligándonos a elegir entre dos extremos incorrectos. En el tránsito entre uno y otro extremo, se ha caído en la equivocación de creer que la despenalización del aborto en ciertas circunstancias trae como consecuencia el que esa conducta se transforme en un derecho fundamental.

Mientras la discusión se mantenga en términos extremos, va a ser difícil acertar en lo que el derecho debe hacer: definir las cosas justas, el congreso debe legislar sobre ese tema para salirse de esta treta y mirar todas las aristas que no se han revisado: política publica de prevención, consentimiento informando, acompañamiento pos-aborto a las mujeres, protección a los niños en situación de discapacidad, alternativa de tratamiento a enfermedades de salud mental, educación sexual responsable, apoyo a la maternidad, adopción, entre otros.

Y es que los extremos jurídicos y políticos en ocasiones llegan al absurdo, como por ejemplo, lo expresado en el Código Civil en el artículo 90, cuya finalidad es proteger la seguridad jurídica de los ciudadanos colombianos, dice claramente, “la criatura que muere en el vientre materno, o perece antes de estar completamente separado de su madre, o que no haya sobrevivido a la separación un momento siquiera, se reputara no haber existido jamás”. Ni hablar de las teorías incoherentes y falaces de algunos sectores políticos o ideológicos, que aseguran que el cuerpo es de la mujer y por lo tanto nosotras tendríamos DERECHO, a decidir si el no nacido vive o muere, si ese ser humano que está por nacer es persona o no, si es deseado o si es despreciado y por tanto mérmese la muerte, teorías que convierten a la mujer en víctima por el hecho de ser las protagonistas del milagro mas grande del mundo, por ser dadoras de vida. Las mujeres somos humanizadoras por naturaleza de la sociedad, somos libres y autónomas para tomar decisiones, para construir nuestro futuro, para hacer nuestras vidas, pero nada de esto nos da licencia para decidir sobre la vida de otra persona, mucho menos de un bebe que se esta formando en nuestro vientre.

Nuestra Constitución Política no deja espacios a interpretación, allí reza que el derecho a la vida es inviolable. La vida es el más fundamental de todos los derechos, sin vida no hay necesidad de ningún derecho. El tema del aborto no puede reducirse a una discusión jurídica, este es un tema de derechos humanos, por que no podemos negar la naturaleza humana del feto, de hecho, la Convención Americana sobre Derechos Humanos dice claramente que “persona es todo ser humano” y que “toda persona tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica” pero, además, esta Convención en el Articulo 4, defiende el derecho a la vida de todo ser humano desde el mismo instante de la concepción.

“1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente. 2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse por los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal competente y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con anterioridad a la comisión del delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos a los cuales no se la aplique actualmente. 3. No se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido. 4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni comunes conexos con los políticos. 5. No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de la comisión del delito, tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se le aplicará a las mujeres en estado de gravidez. 6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o la conmutación de la pena, los cuales podrán se concedidos en todos los casos. No se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de decisión ante autoridad competente.” (Pacto de San José. 1969).

Este mundo es cada vez más hostil con los no nacidos, con los niños, con los vulnerables. No se en qué momento, ni dónde o quiénes oprimieron ese botón de autodestrucción de la raza humana. Es inaceptable desde el punto de vista ético y moral ver como personas que promueven el aborto se definen así mismas como y defensoras de los derechos humanos, de la vida. Todos los días aumentan los casos de abuso, de homicidios contra nuestros niños y cada vez la indiferencia y el silencio degrada nuestra condición humana, pero es que todos los días somos más insensibles, nos familiarizan más con la muerte y los crímenes de nuestros niños desde el vientre de las madres, poco a poco nos deshumanizamos.

En este mundo del absurdo vemos como la raza humana se repudia a si misma, aceptando y promoviendo flagelos como el aborto. Al punto que en muchos casos pareciera prevalecer la preocupación por el bienestar de los animales que el de nuestros propios niños, nacidos y no nacidos.

Que sea esta una oportunidad para invitar a cada ser humano, orgullosamente humano, a que defendamos con amor, ardentía y determinación la vida desde el vientre hasta siempre.

https://margaritarestrepo.com/, Bogotá, 24 de octubre de 2022.

Publicado en Columnistas Nacionales

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