Y eso pasa con el gobierno de Petro, dicen él y varios de sus ministros lo que piensan antes de mirar consecuencias, estudiar su viabilidad o evaluar sus costos económicos y políticos y aunque traten de endilgar sus dislates a otros países o personas lavándose las manos como Pilatos, las consecuencias saltan a la vista: el dólar por las nubes, crece la inflación de igual manera, estimula los cultivos ilícitos combustible de la violencia, espanta la inversión industrial, comercial y agrícola, destruye lo que funciona: instituciones, salud, ahorros y pensiones, provoca una recesión que según los pronósticos oficiales llevará el crecimiento del país el año entrante a casi cero, induce la salida de capitales y personas; los más afectados serán los pobres que dice defender y los que seguiremos viviendo en el país.

El trámite dificultoso de las leyes que contienen grandes incógnitas, ampliamente comentadas en publicaciones y redes sociales, parecería estar dándonos un mensaje de tranquilidad, pero leyendo los últimos comentarios de la revista Semana nos encontramos un mico peor que el de las leyes, las líneas rojas mencionadas no se basan en defensa de sus consecuencias nefastas, se conciben en petición de puestos y contratos para los partidos gobiernistas incómodos con el reparto burocrático. Es un simple chantaje, no un aporte de conveniencia para la patria. Si obtienen lo que quieren venderán sus conciencias de representantes espurios traicionando el mandato de sus electores, ahí nacen las nutridas marchas de protesta que lo avalan, pero al gobierno le resbalan y se hace el de la oreja mocha.

Los discursos gubernamentales han sido claros, ratifican lo propuesto en campaña, eclipsan los diálogos engañosos para embolatar incautos, invitan sin tapujos a la lucha de clases y al odio, muchos van entendiendo para donde vamos, el abraso a los paradigmas de Cuba, Venezuela y Nicaragua inspiradores de la imposición de la ideología marxista leninista.

Es una situación anárquica y catastrófica; pero la merecemos, muchos llamamos la atención sobre las falacias contenidas en el cambio que, especialmente la juventud, abrazó sin reparos, y la clase dirigente que pensaba erróneamente que acá no pasaría nada, está viendo estupefacta que, en solo sesenta días, si pasa y mucho.    

El Rincón de Dios

“La justicia humana ha sido representada por una señora vendada que sostiene una balanza. No se ha podido acertar mejor para retratar una realidad tan mancillada y ofendida por una cultura que rinde homenaje a la mentira, al odio encarnizado, a la memoria etiquetada en las corrientes que quieren borrar a brochazos los amargos tatuajes que el odio ha grabado en el corazón de la patria.” Presbítero Diego Uribe C.