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Pedro Aja Castaño   

Hay muchas clases de venenos de procedencia animal, vegetal, mineral. Pero también los hay producidos artificialmente, y utilizados de manera consciente e inconsciente. En el escenario mundial que nos agobia, estos últimos tienen agentes de diferentes vertientes. Cuando uno es partícipe y se da cuenta de que se ha equivocado, corrige. Pero el que persiste, a pesar de ser advertido, a esa persona hay que tenerle cuidado.

La noticia que me puso la piel como carne de gallina; me dejó pensando. Fue publicada por El Diestro el 24 de octubre de 2021 y decía: “Fauci financió un experimento en el que cachorros de perro de la raza beagle eran comidos vivos por insectos. El objetivo de este cruel experimento era probar un fármaco que se estaba utilizando contra parásitos que provocan enfermedades. Para realizarlo, 44 cachorros de beagle soportaron lo que la representante Nancy Mace calificó como un “mal uso cruel” y “reprobable de los fondos de los contribuyentes”.

“Pero la cosa no solo se queda en eso, para evitar que los investigadores fueran molestados por los ladridos de sufrimiento de los pobres animales, se les quitaron las cuerdas vocales. Además, encerraron a los beagles solos en jaulas en el desierto durante nueve noches consecutivas para usarlos como cebo para atraer moscas de arena infecciosas.”

Para justificarse Fauci aseguró: “Los beneficios superan los riesgos.”

“Los científicos que trabajan en este campo podrían decir, como de hecho he dicho, que los beneficios de tales experimentos y el conocimiento resultante superan los riesgos.”

Me llama la atención que a la representante le preocupe solamente el uso de los impuestos; pero el responsable que ignora el sufrimiento de un ser vivo es otro cuento. Y de eso podemos pecar todos, lo que parecería indicarnos que la humanidad se acostumbra a lo insensato, siempre y cuando le echen un cuento chino que justifique cualquier cosa, en nombre de la ciencia artificial, el nuevo ‘dios’.   

Sin embargo, el ‘razonamiento’ de Fauci no es nuevo. De la misma forma Hitler quiso ensayar ‘la solución final’ con los judíos que nos llevó a la segunda guerra mundial. ¿Y qué pregunta podríamos hacernos sobre el dinero que se pierda o gane en un experimento mundial de ingeniería social con un virus cuestionado, vacunas, alcances políticos obligatorios como ya se vienen anunciando? No sé si la intención sea acabar con la civilización actual, por lo que estos innegables testimonios son una pequeña muestra del acontecer diario que de manera magistral registró José Saramago, premio Nobel de Literatura, en “Ensayo sobre la ceguera.”

Definía el autor su obra como “la novela que plasmaba, criticaba y desenmascaraba a una sociedad podrida y desencajada”. Más certeramente lo hizo Dostoievski al titular su novela “DEMONIOS” refiriéndose a los miembros del terrorismo nihilista de su época, diseccionando su psicología compleja que en realidad es la idolatría de una ideología teniendo como maestro de esa desgracia a Maquiavelo con su famoso “el fin justifica los medios”.  Y de manera clarísima lo dice Paul Auster en la entrevista para El Tiempo el 24 de octubre de 2021:

“El mundo en el que hemos estado viviendo es bastante malo, la forma como vivimos se está desmoronando, las estructuras internacionales en las que vivimos no están funcionando más. Y la gente está muy descontenta alrededor del mundo, no solo en los Estados Unidos porque está hambrienta de algún tipo de cambio, pero no lo puede expresar de manera clara… Son solo dos lados gritándose mutuamente porque no hablamos la misma lengua.”

 ¿No nos recuerda esta confusión la de La Torre de Babel como resultado del pecado de la soberbia, por el deseo de querer alcanzar el cielo y, por lo tanto, a Dios, para parecerse a él? Por lo que el hombre contemporáneo, lucha contra su propia némesis o karma retributivo, que los   dioses infligían a los mortales dominados por la soberbia y que en el siglo 21 el hombre sufre frente al espanto de ser dominado por los algoritmos, la inteligencia artificial y los robots al servicio de la corrupción. Todo lo anterior ha sido producido por cierto ‘envenenamiento’ cultural de manera artificial, gracias a los avances de la comunicación.

Contra lo cual, el verdadero Dios de la Verdad nos lo advirtió en el paraíso en Génesis 2:17 cuando dijo: “De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás.” Pero el demonio desmintió ese mandato haciéndole creer a Eva que con su marido, serían como dioses.

Para comprender esa profecía, pongámosla en el contexto actual. Si a través de la ciencia llevamos nuestra curiosidad a escudriñarlo todo buscando la causa, describiendo el proceso para entender el porqué del resultado, de lo que consideramos bueno o malo, entonces, como PRESUMIMOS DE SABER ALGO, O TODO, podríamos pretender hasta la manipulación genética para hacer del ser humano un robot, un genio, Dios mismo, para CREER VANAMENTE  que podemos  controlarlo todo, cambiando el bien en mal y viceversa. Es decir, el ‘sueño’ irreal de los alquimistas, olvidándonos  que todo tiene su costo colateral que, a veces, es la pérdida de lo más preciado: el alma. ¿Por qué?

Al nacer, y sin que nos demos cuenta, nuestra cultura nos va formando. Porque determina cómo pensamos, trabajamos, vivimos, nos divertimos o cometemos delitos. Establece cómo nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Afecta nuestros valores en lo que consideramos correcto e incorrecto influyendo en nuestras elecciones. Pero nuestras elecciones también pueden influir en los demás y, en última instancia, ayudar a dar forma a nuestra sociedad.

Entonces por genética, pereza, malas influencias, falta de discernimiento, etc. podemos llegar a CREER  CIEGAMENTE, como lo hace un idólatra,   lo que nos dicen tanto la ciencia como la religión o la cultura apóstata, lo que nos puede llevar a un fanatismo científico,  religioso o una vida desordenada. Y esto ocurre porque el alma, envenenada artificialmente, ha perdido la SENSIBILIDAD, EL DISCERNIMIENTO,  al haber   sido forzados a renunciar a un conocimiento superior sobre la realidad, que es lo que hace el comunismo.  O en nombre de nuestra ‘libertad’ haber escogido  ‘no creer’ en lo que nos da la gana sobre   lo que consideramos   bueno o malo, lo que nos puede convertir, en ambos casos,  en animales ilustrados, feroces o irredentos mediante el atractivo de todo vicio o podredumbre moral o política. Ambos sistemas reciben el nombre de democracia. ¿Quién miente?

Por eso, hace años, el mundo observó como un show de luces de bengala la guerra de Irak; sencillamente porque no era masacre, sino noticia. Y así nos hemos acostumbrado a la celebración de guerras bajo la justificación de que alguien la ganó. De esa manera la bomba atómica es la prueba útil de la manipulación del átomo; pero sus  muertos solo son  estadísticas.  Occidente celebra el capitalismo de estado chino, olvidándose de la esclavitud.  Se aplaude el globalismo y la tecnología como ‘progreso’, olvidándose de la injusticia social que produce el desempleo. El comunismo se eleva como ideal de los desfavorecidos ignorando sus atrocidades. Y  la justificación general es: todo tiene un  costo colateral. Porque hemos decidido renunciar a la VERDAD al   no buscar el ORIGEN REAL  de ese mal  ya que todo es un asunto de opinión.

Sin embargo,  ensayemos un indicio de hipótesis anunciada en diferentes tradiciones.  En un principio Dios creó al hombre inmortal y eterno, pero algo o alguien frustró esa realidad. A ese conocimiento  se le ha llamado la edad dorada de la humanidad y  Jesús lo demostró al resucitar. Pero, si esto no nos satisface, entonces desde la ciencia, leamos el libro del cardiólogo holandés Pim Van Lommel, ateo declarado, CONSCIENCIA MÁS ALLÁ DE LA VIDA, en el que nos describe los cambios positivos ocurridos en las personas que han tenido una experiencia cercana a la muerte (ECM) que el Doctor Van Lommel estudió durante 25 años. Sus hallazgos fueron publicados en la Revista Científica The Lancet. 

Además,  EL EXPERIMENTO DELPASSE - El descubrimiento de la otra ciencia por James Bedford y Walt Kensington, Ediciones Martínez Roca, S.A., 1976  nos muestra un método mediante  el que se le enseñó a enfermos terminales para que pudieran comunicarse con los del más acá, después de fallecidos. Y hubo comunicaciones. ¿Pero por qué se ignoran estos hallazgos? Por un desajuste de la percepción causado por la cultura. ¿Y qué nos indican estos descubrimientos? Que podríamos  empezar a realizar un esfuerzo de comprensión de lo que significa Apocalipsis 22 en la Biblia de Jerusalén. La siguiente descripción se puede entender como la realidad del cielo, reflejada simbólicamente en la tierra. (Hago mis acotaciones en paréntesis)

"Luego me mostró el RÍO DE AGUA DE VIDA,  (posibilidad de vida eterna) brillante como el cristal, que BROTABA DEL TRONO DE DIOS  (no del laboratorio) y del Cordero (El Jesús terrenal fue la prueba). 2. En medio de la plaza, a una y otra margen del río, (en las ciudades)  HAY ÁRBOLES DE VIDA,  ( en el Génesis se muestra UN árbol; aquí se habla de VARIOS) que dan fruto doce veces, una vez cada mes (es decir, es un árbol de producción permanente); y SUS HOJAS SIRVEN DE MEDICINA (enseñanzas, milagros, conversiones) para los gentiles. 3. Y no habrá ya maldición alguna (debido a ese árbol) ; el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad y los siervos de Dios le darán culto. (Iglesias) 4. Verán su rostro y llevarán su nombre en la frente. (En el cielo e internamente en la conciencia de cada quien)  5. Noche ya no habrá; no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los alumbrará y reinarán por los siglos de los siglos." (Resultado de la presencia de Dios permanente)

Pero por otra parte, el origen del mal está claramente testimoniado en EL LIBRO DE ENOC quien fue un personaje que caminó con Dios. Fuemuy conocido entre los primeros cristianos. San Judas, San Pablo al igual que San Agustín se refieren a él. Sin embargo, Orígenes niega su autenticidad, pero San Agustín lo cita ampliamente y este libro es importante porque nos devela lo que en realidad ocurrió al principio de los tiempos de lo que muy pocos nos  narra el Génesis. Por ejemplo, los ángeles caidos le enseñaron a los hombres todos los ‘trucos’ y perversidades del mal; y aun hoy lo siguen haciendo. Aquí  cito algunos capítulos del libro.

Capítulo 7. Carros montados por hombres llevados sobre los vientos atraviesan el cielo. 8. Lo que los ángeles malos han enseñado a los hombres. 15. Se refiere al cruce de la especie de los ángeles, santos, espirituales, eternos, con las mujeres de la tierra, engendrando gigantes. Es decir, se cruzó una genética inmortal con una perecedera. Esa es la enormidad del pecado original, pero le echaron la culpa a la seducida Eva. 19. La suerte de los ángeles malos y sus mujeres. En resumen todo lo que se menciona como ocultismo o esoterismo fue dado por los ángeles malos. El libro contiene profecías de lo venidero.

Debido a lo anterior    los enemigos declarados de la humanidad usan sus influencias negativas para llenar el mundo con sus amenazas y fracasos políticos, a los que se prestan conscientemente sus esbirros.  Mencionemos algunas fuentes: “Los Brujos de Chávez” de David Placer,  “El ocultismo en la política” de Gary Lachman o “Los Arcanos Negros de Hitler – La Historia Oculta y Sangrienta del Pangermanismo” de Robert Ambelain. Estos son títulos esperados de cualquier historiador. Pero ¡Oh Sorpresa! cuando uno se encuentra, por curioso, con una manual de esoterismo nazi en donde a Hitler se le considera una encarnación de la divinidad según la concepción hindú y leemos ADOLF HITLER,  EL ÚLTIMO AVATARA de Miguel Serrano. O ver en un video a la que fuera Directora  Gerente del FMI Christine Legarde, hablar de numerología y el mágico  7, siendo conocidas, además, en nuestro barrio colombiano,  las andanzas por ciertos andurriales de la opinión trascendente de algunos  líderes de triste recordación que recurren a la magia de tenebrosa procedencia.  Entonces no nos sorprendamos del envenenamiento artificial de nuestra cultura para impedir el conocimiento de la verdad salvadora.

Por todo lo anterior la iglesia cristiana reconoce y propone a Satanás como origen del mal, pero muchos creen que es un cuento, hasta cuando los hechos lo desmienten. En  la película EL RITO, de  Netflix, se presentan los  hechos reales de  una posesión en la que  el Padre Gary Thomas, exorcista norteamericano de 67 años actualmente, es  enviado a Roma en el 2005 para tomar un curso de exorcismo convirtiéndose en el aprendiz de un curtido exorcista italiano.

El  sacerdote viejo sabe que Satanás es real; Gary Thomas cree que no existe, aun frente a las evidencias. En algún momento Gary le dice a Satanás que no existe, por lo que, debido a su soberbia, el diablo  decide convencer al descreído. Y lo hace de una manera espantosa para que no queden dudas. Le predice la muerte de su padre, comunicándosela  a un joven inocente quien se la susurra a su madre mientras Gary observa. Cuando el padre de Gary muere, este  le pregunta al niño qué le susurraba a la madre. Y el niño le responde que Gary sabe que fue el diablo. Además, el maligno le teletransporta una pulsera desde EE.UU al bolsillo del joven sacerdote. El incrédulo quedó convencido de la existencia del demonio por el diablo mismo. Así opera Dios, haciendo trabajar al enemigo en su favor.  Una profundización de este tema la puede leer en mi artículo LA GRAN AMNESIA, publicado en 2017.

Pero terminemos diciendo lo siguiente. Si bien es cierto que los izquierdistas colombianos  pregonan que  la tradición religiosa debe desaparecer al considerarla un anacronismo, no creo que el resto del planeta esté equivocado cuando sostiene lo contrario. Yo diría, que los de izquierda y derecha nos emborrachamos, y que la humanidad también se emborracha con la violencia y la estupidez; pero el doloroso guayabo personal dura un día, mientras que el de la humanidad podría golpearnos  siglos, si no abrimos los ojos.

Ahora bien, lo que he llamado envenenamiento artificial de la cultura puede tener su origen en agentes humanos o sobrenaturales, lo cual no es importante, sino lo que nos dice el sentido común: UN FRUTO AMARGO ES  AMARGO, NO DULCE, pero nos encandilamos averiguando el porqué a pesar de saber que muy poco podemos cambiar sobre el origen de lo que sucede y eso ha enredado lo sencillo.

Sin embargo, no debemos abandonar la lucha por la verdad.  Lo que trae a mi memoria el relato de un amigo norteamericano miembro de Alcohólicos Anónimos (AA) a quien  conocí en un prestigioso colegio de Bogotá. Estábamos en una fiesta de despedida de fin de año y yo había decidido tomarme un vinito, a pesar de que soy abstemio por naturaleza. No sé si mi amigo quiso hacer un poco de ‘evangelización’ y empezó a contarme que en alguna reunión de AA  alguien presentó una ilustración satírica de George Cruikshank que mostraba  una medusa macabra con una cabeza esquelética, vestida con una túnica, sosteniendo en alto una copa de vino y exhortando a una multitud de personas. Detrás de ella estaba  un demonio que se unía a la exhortación. Me dijo mi amigo que Cruikshank había sido un ilustrador y satírico popular que comenzó a hacer campaña contra el alcohol, especialmente la ginebra, en la década de 1830. En 1847, renunció al alcohol y se convirtió en un entusiasta partidario del Movimiento de Templanza en Gran Bretaña. Me dijo Bob que esa ilustración lo había impactado mucho y que había decidido tomar muy en serio su enfermedad.

No sé si sueñe o sea ingenuo, pero si dos alcohólicos desahuciados como lo fueron  Bill W y el  Dr. Bob  S., al confiar en un poder superior pudieron llevar  a cabo el milagro de AA como lo llamó  San Juan Pablo II, es posible que algún día tengamos una organización no política que se llame Ciudadanos del Sentido Común que en este momento es un grupo minoritario. Quizá así, como una minoría con privilegios, nos paren bolas en aquello de que nuestra cultura ha sido envenenada artificialmente y por eso estamos dando vueltas alrededor de lo que es bueno o malo porque hemos perdido la inocencia primordial del alma que no se deja engañar. Hay que recuperarla.

Publicado en Columnistas Nacionales

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