Voy a suponer que así es, dejando sentado que se trata de una fotografía de la contienda electoral con fecha determinada y no lo que necesariamente acaecerá en el momento de las elecciones del 2022.
Procedo, entonces, a presentar los resultados. Para hacerlo, divido el total de candidatos en tres tendencias: izquierda radical, centro derecha y centro izquierda
La izquierda radical tiene a Gustavo Petro, del Pacto Histórico, con 19.7%, frente al 17% de la encuesta de septiembre, es decir, creció 2,7%; Roy Barreras con el 0.6%. Los dos suman el 20.3%.
El llamado centro derecha suma el 10.5%, así:
María Fernanda Cabal, precandidata del Centro Democrático, el 3.2% frente al 4% de la encuesta anterior; Federico Gutiérrez, por el movimiento Creemos Colombia, el 3%, frente al 4% de septiembre; Oscar Iván Zuluaga, precandidato del Centro Democrático, el 1.8% frente al 3% del sondeo anterior; David Barguil, del partido conservador, con el 1.3% (no era candidato en septiembre); Enrique Peñalosa, independiente, con el 1,2%., frente al 1% en septiembre. Esta tendencia tiene menos de la mitad de los votos, prácticamente la mitad de los votos de Petro y Cabal, Zuluaga y Gutiérrez han descendido en intención de voto. Peñalosa creció el 0.2%
La centro izquierda suma el 15.3%, así:
Sergio Fajardo, de la Coalición de la Esperanza, el 5.8, frente al 7% del sondeo anterior; Juan Manuel Galán, del Nuevo liberalismo, el 4.2%, frente al 6% de la encuesta anterior; Alejandro Gaviria, independiente, el 2.6%, frente al 3%; Jorge Enrique Robledo, de la Coalición de la Esperanza el 1.8% (apenas anunció que su candidatura iba hasta el final en días pasados) y Rodrigo Lara, por el Nuevo Liberalismo, 0.9% (acaba de lanzar su candidatura).
Rodolfo Hernández, que se declara independiente, tiene 4.6% frente al 5% de la medición anterior.
Cuatro datos importante adicionales:
Uno, el porcentaje de colombianos que votaría en blanco: el 22.5% (frente al 23% de la encuesta anterior).
Otro, el de quienes no votarían por ninguno: el 22.4%.
Los datos de imagen: para Petro, favorable, 35% y desfavorable 56%; para Gutiérrez, 16 y 17%, respectivamente; Fajardo: 39% y 35%; Gaviria: 20% y 25%; Galán 34% y 20%; Peñalosa: 27% y 56%; Hernández: 15% y 14%; Cabal: 9% y 37%; Zuluaga, 21% y 42%; Barguil: 6% y 10%; Robledo, 16% y 21%; Lara; 24% y 25% y Barreras: 8% y 29%
Y finalmente, la identificación de los encuestados con las tres tendencias: izquierda radical: 18% (17% en septiembre), centro izquierda: 6% (7% en septiembre); centro derecha: 7% (7% en septiembre); derecha: 26% (28% en septiembre) y ninguno, 26% (28% en septiembre).
Petro, entonces, ha recuperado 2.7%, mientras todos los demás han descendido, (salvo Peñalosa, que creció un 0.2%,) pero su imagen negativa es la más alta de todos: 56% (junto con la de Peñalosa). Hay que tener en cuenta que está en campaña desde el 7 de agosto del 2018 y, en realidad, desde antes, a partir de su derrota en junio de ese año cuando perdió con Duque en segunda vuelta, o más atrás, desde que inició esa campaña. Eso significa que tiene una mayor exposición que todos los demás, con la excepción de Fajardo y eso le sirve, porque tiene maquinaria, bodegas y recursos. No obstante, paradójicamente, también lo perjudica porque los electores tienen la posibilidad de hacerle seguimiento, abonándole sus aciertos, pero cobrándole sus errores. Es posible que algunos olviden su estrategia en el paro, pero la mayoría no. Ese 56% de imagen negativa le pesa.
Y lo más importante, está muy lejos de poder ganar en primera vuelta y requiere desesperadamente de aliados que le pongan votos. Su problema es que, salvo algún sector de la Coalición de la Esperanza, en el partido de los verdes, no cuenta con apoyos allí, y cada día se aleja más de ellos. Y está el hecho de que poco podrá obtener en un escenario donde muchos ciudadanos son de centro derecha y, especialmente, de derecha; unos y otros suman el 33%. Ellos nunca votarían por Petro.
El sector que se identifican con el centro izquierda es hoy, la segunda fuerza del país, de acuerdo con la encuesta. Su problema es que Fajardo tiene dificultades, y otros, como Galán, también están descendiendo. Si no logra consolidar un candidato, su participación llegará hasta la primera vuelta, en caso de que la derecha y la centro derecha consoliden una buena opción que sea capaz, como en la elección anterior, arrastrar a esos grupos o a sus votantes, porque muchos de estos tampoco votarían, bajo ninguna circunstancia por Petro. El punto es que los candidatos de la centro izquierda, con excepción de Fajardo, apenas están comenzando sus campañas y tienen posibilidades de crecer en el electorado y todo dependerá de la manera como los ciudadanos perciban sus propuestas y sus acciones.
La derecha y centro derecha. Igualmente, está comenzando su campaña, pero arrancan con un plus del 33% de electores que se identifican, como ya dije, en uno u otro rango. Todavía no ha elegido su candidato. La encuesta refleja esa asimetría: los aspirantes no son aún muy conocidos y los responsables del sondeo no preguntaron por personas como Paloma Valencia, Rafael Nieto y Alirio Barrera, del Centro Democrático. No es lo mismo salir a la palestra ahora que desde hace 6 años, como Petro (y Fajardo). Los posibles acuerdos no se han firmado todavía, pero si no quieren cometer suicidio político, deberían hacerlo pronto y todos los sectores y grupos políticos e iglesias lo saben. Lo más seguro es que la alianza se estructurará y los candidatos a la consulta correrán en unas primarias y el ganador gozará del respaldo de todo ese espectro político. Si esto pasa, será un aspirante muy fuerte, su respaldo escalará y se reflejará en los sondeos y será una carta muy fuerte.
Si el centro izquierda no logra un candidato atractivo, muchos votantes se decidirán por el de centro derecha y este podría ganar en la segunda vuelta, y dependiendo de las circunstancias, hasta en la primera. Pero si aquella logra un excelente candidato y esta no, hasta el punto de que no pasa a la segunda vuelta, tendrá que apoyar al candidato del centro izquierda.
En ambos escenarios, hay que comenzar a trabajar ya en un proyecto democrático que permita que la democracia de estirpe liberal (doctrinariamente hablando) perdure en el largo plazo, sin la angustia de tener el corazón en la boca cada cuatro años. Porque tanto va el cántaro al agua hasta que por fin se rompe.
Respecto a Rodolfo Hernández: ahora tiene una buena intención de voto, aunque ya comenzó a descender. Falta que se defina políticamente. Ha intentado sacarle el cuerpo, pero no podrá permanecer así. Cuando lo haga, estará ubicado en uno de los tres sectores y sus electores decidirán si lo acompañan o no. Creo que, si escoge la izquierda radical, lo abandonarán mayoritariamente.