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Juan Lozano           

Con Carlos Fernando Galán ya por el 40%, ¿para qué correr riesgos en segunda vuelta?

Si hay segunda vuelta, el petrismo ganará un segundo aire para recuperar a Bogotá. Entre primera y segunda vuelta cualquier cosa puede pasar. Óscar Iván Zuluaga ganó en primera vuelta, y cuando se pensaba que un gobierno altamente desprestigiado no podría reelegirse, con Odebrecht metido en las dos campañas y la fuerza del Gobierno, Santos le dio la vuelta a la tostada untada de mermelada y ganó en segunda vuelta.

Aunque todos los escenarios electorales derivados de las encuestas más serias indican que Galán ganaría en primera y en segunda, la pregunta es profunda: ¿para qué correr riesgos cuando Galán está tan cerca, tan cerquita de ganar en primera vuelta?

La segunda vuelta se estableció para evitar dos circunstancias indeseables: primero, como ha ocurrido con los últimos tres alcaldes, Claudia, Peñalosa y el propio Petro, que han ganado con un porcentaje precario, cercano a un tercio de los votos (35 %, 33 % y 32 %, respectivamente), lo que les entrega un mandato más bien tenue, con implicaciones serias sobre la gobernabilidad.

Y segundo, como ocurrió cuando Lucho Garzón me ganó por un margen pequeño, inferior a 10 puntos, con una votación mía de prácticamente el 40 % de los votos, quedan muy a merced de los apoyos de jefes políticos que terminan pasando altas facturas, como ocurrió en ese caso con el apoyo decisivo para él de Piedad Córdoba y la maquinaria partidista de Ernesto Samper y el Partido Liberal. (Afortunadamente Lucho, que es honrado, ya entrado en el Gobierno, en una crisis decidió sacudirse.)

En la campaña actual, no se evidencia ninguno de los dos riesgos: ni Galán puede tener problemas de legitimidad con un apoyo que ya está rondando el 40 % y puede seguir subiendo, ni tiene riesgo de que un jefe político o un solo partido se vuelva el salvador de su elección y le genere deudas a cargo para pagar en el gobierno.

Si algo maravilloso está ocurriendo en la campaña de Galán, según veo en los registros de prensa, es que están llegando ciudadanos y líderes de todas las vertientes del espectro político democrático, encarnando un estimulante espíritu de unidad en torno de los propósitos tutelares de Bogotá. Los que no han llegado, ni llegarán, son los de las Farc ni los del Pacto Histórico. Eso debería darles mucha tranquilidad a votantes que hoy quieren acompañar a candidatos como Molano, el general Vargas o el propio Oviedo, que perfectamente cabrían en un gobierno de Galán.

Además, en ese tarjetón nadie conoce mejor a Bogotá, ni la ha estudiado por más años, ni la ha recorrido durante más tiempo que Carlos Fernando Galán, cuya decencia no es obstáculo para la firmeza de sus convicciones, ni para el liderazgo contundente que se requiere para sacar a Bogotá de esta crisis de hampa, delincuencia, inseguridad, criminalidad y terror en la que está sumida.

Galán es hombre serio y honorable, enemigo de estridencias y alborotos. Conoce los inviernos y los veranos de la vida y aprendió temprano que no hay gloria sin lucha, perseverancia y disciplina.

Y lo digo porque desde hace muchos años lo he oído, fiel a la herencia de su padre en una lucha férrea y valerosa contra la delincuencia, el narcotráfico, el terrorismo, la inseguridad y el sicariato.

Me remito a los datos de la última encuesta ‘tracking’ de Gad 3 Colombia publicada por RCN TV y La FM, con un margen de error de 3,8 %, según la cual Galán tiene 38,3 %. Es decir que ya, con la banda derivada del margen del error podría estar ganando en primera vuelta con más del 40 % de los votos, con una diferencia de 13,9 % sobre Gustavo Bolívar, que aparece en el 24,4 %, y más que duplicando a Oviedo, con una diferencia de 19,8 %.

Muy lejos aparecen Lara (4,5 %), Molano (3,6 %), el general Vargas (1,6 %), Ramos (1,2 %), Robledo (0,9 %) y Quintero (0,7 %).

¿De verdad quieren arriesgarse a una segunda vuelta?

https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 16 de octubre de 2023.

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