En otras palabras, cada día se demuestra más que la administración pública actual esta ENVILECIDA, entendiendo que la palabra calificativa es el participio del verbo ENVILECER, y este significa: “Hacer vil y despreciable algo”. Y claramente, VIL. Significa según la RAE: “Bajo o despreciable” y también: “Indigno, torpe, infame”.

En efecto, cada día surgen situaciones que parecen estar justificadas por parte de los gobernantes de turno, con la tristemente frase que también utilizaban algunos dictadorzuelos de antaño, no muy lejanos en el tiempo y en el espacio, para justificar cualquiera de sus decisiones absurdas y arbitrarias, por decir lo menos, al argumentar frente a sus hechos, aparecen algunos de los numerosos justificativos encabezados con la palabra “porque”, así: “Lo hago porque puedo, porque soy capaz y porque me da la gana. ¡Y qué!”.

Estos asertos se justifican porque, por ejemplo, ya existe en Colombia, una percepción muy generalizada que la nación está en medio de un ataque feroz del “virus de la vida” mucho más letal que el pasado COVID, porque es muy claro que, al decir de Marañas, “¡Aquí nadie se queda!”. También se tiene la desagradable sensación de que las autoridades gubernamentales han decidido que existen muchas “vacunas” como el aborto y, claro, también se tiene, un control “malthusiano” de la propagación del virus, acabando precisamente con la vida, mediante estrategias como la búsqueda de la Paz Total propugnada por el gobierno actual. ¡Y qué!

También, es preciso mencionar la “invitación” presidencial a las marchas indígenas con el apoyo general del mismo gobierno, justificadas vergonzosamente por el ministro del interior, quien se ufana de su trayectoria parlamentaria a lo largo de 24 años, demostrando que en realidad ha repetido 24 años su experiencia del primer año. En pocas palabras, el ministro ratificó otro de los “cambios” que ha propugnado y traído la nueva administración de la cual hace parte, respecto a la financiación de las marchas indígenas, porque según el ministro de marras “El peculado es constitucional”, según se desprende de sus declaraciones. ¡Y qué!

Coincidencialmente toda esta costosísima parafernalia “por el virus de la vida”, financiada con los impuestos, “la plata del míster”, Juanito, se organiza a un mes de las elecciones y cuando el prestigio del gobierno está en un nivel muy bajo, pero, según los adláteres del gobierno, no se trata de “participación en política”. “¡Ya voy, Toño!”. Y eso de que los ministros salen a desfilar con los manifestantes no constituye ninguna participación en política del gobierno, sino que se trata de un “acompañamiento”, es una contradicción cínica y descarada de la realidad ¡Y qué!

Es evidente, la laxitud de los organismos de control con la percepción maluca de que existe un contubernio con los entes que deben controlar, y, por lo tanto, la comunidad vuelve a preguntar ante tanta desfachatez y descaro ¿por dónde andan los organismos de control?

Demostrando un gran abuso del poder, el presidente se entromete en las administraciones municipales, porque, por ejemplo, respecto al metro para la capital, hace un alarde soberbio de conocimiento, que no posee, del tema, apoyándose en estudios que “no existen” como se denunció recientemente. ¡Y qué!

Asimismo, ha ido introduciendo sus alfiles en muchos organismos como en Ecopetrol y según ha trascendido en la Cámara de Comercio de Bogotá, llevando a ocupar posiciones importantes de dirección que requieren las trayectorias, capacidades y experiencias que no tienen muchos de los elegidos para ocupar tales posiciones. ¡Y qué!

A nivel local de la ciudad de Medellín, y específicamente con relación al Metro, se anunció el nombramiento de la nueva representación presidencial en la Junta, incluyendo a dos contratistas de la administración del “enviado”, el señor alcalde. Según se informó, el primero de ellos tuvo y tiene contratos para “impartir cursos sobre gobierno corporativo y conflicto de interés” a directivos, servidores y personal en general del Municipio. El segundo, según hechos recientes, se ha manifestado como un manipulador, traficante de contratos relacionados con la pavimentación. Según trascendió también, la decisión presidencial se debió a un pedido directo del “enviado” para “sacar uribistas” de la Junta. Imposible imaginar mayor desfachatez y falta de respeto por parte del presidente y el alcalde. ¡Y qué!

Hay muchos rumores relacionados con el eventual retiro del alcalde de Medellín, para asumir su defensa porque al decir de Marañas, “está sintiendo pasos de animal grande”, y para trabajar también en la campaña de su “protegido”. A manera de brindarle un adiós, se le recuerda esta parte de la canción “La envilecida” que dice: “Con “pintura” que te das/ nunca ya borrarás/tus señales de vicio”.

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