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El Colombiano (Editorial)

Los trinos de Quintero no se compadecen con la dignidad de su cargo ni el respeto que merece la democracia. Las autoridades deben estar muy atentas para que no se inviertan recursos públicos en campañas para evitar la revocatoria.

La Registraduría avaló -en primera instancia- un número de firmas suficientes para convocar a las urnas para que los ciudadanos decidan si quieren o no revocar al alcalde Quintero.

Por ahora es solo un paso más. Todavía quedan requisitos por superar. Primero el alcalde tiene un plazo para interponer recursos que se vence este 31 de diciembre. Podría, por ejemplo, controvertir la validez de las firmas como ha venido argumentando. Y a su vez la Registraduría debe contestar esa petición en 10 días calendario. Es decir, para el 10 de enero de 2022 ya tendríamos que saber si definitivamente avaló o no las firmas. Se supone que la firma del registrador no tendría por qué tener una demora adicional.

Eso no son pasos fáciles. No son pocas las revocatorias que se han quedado en el camino a pesar de tener las firmas. Los mandatarios de turno suelen aferrarse con pies y manos al poder y mueven todos los hilos que tengan a su alcance. O en ciertos casos intervienen otro tipo de autoridades, como ocurrió con el Consejo Nacional Electoral en el caso de Enrique Peñalosa, que tumbó la iniciativa antes de llegar a las urnas porque el comité de la revocatoria violó las normas de financiación.

Si la Registraduría ratifica que las firmas valen, luego viene otro momento crítico: la decisión de cuándo se convoca la votación. El gobernador Aníbal Gaviria tiene un plazo de 20 días para fijar la fecha. Teniendo en cuenta que las elecciones al Congreso son el 13 de marzo, no sería extraño que coincidan. Lo cual por una parte les garantiza a los opositores la posibilidad de que se logre el número de votos necesarios para que sea realidad. Y por otra parte le da al alcalde la oportunidad de que los aliados políticos que se ha granjeado y que van a la conquista de votos en esa fecha (de buenas o malas maneras) le sumen votos a su favor.

Ese día debe votar mínimo el 40% de las personas que participaron en las elecciones municipales de 2019. En este caso, Quintero fue elegido con 783.820 votos válidos, es decir que mínimo deben votar la revocatoria 313.528 personas. Y luego para decidir si gana el “se va” o el “se queda” toca que alguno se saque la mitad de los votos más uno. Hasta el momento solo una revocatoria de 110 que se han iniciado en el país ha surtido efecto: en el 2018 revocaron al entonces alcalde de Tasco, Boyacá, Nelson García.

¿Qué va a pasar? Es una pregunta imposible de responder hoy. Al alcalde Quintero, sin embargo, se le ha notado nervioso en su twitter. Primero se puso en modo burla: “Parece que las firmas las recogieron en Disney y no en Colombia”. Luego fue negacionista: “Después de revisar las firmas de la revocatoria podemos afirmar que el comité revocatorio no logró los apoyos necesarios (...) más del 60% de los ciudadanos reales, ni siquiera eran de Medellín”. Y también intentó el ataque: “Existió un proceso sistemático de falsificación”.

Algunas de las frases del alcalde no se compadecen con el respeto que merece la democracia. Más allá de que uno pueda o no estar de acuerdo con una herramienta como la revocatoria, la Constitución la consagra como un mecanismo de participación que tienen los ciudadanos. Esas expresiones se parecen a la de los “10 pelagatos” que tanto le han costado al mandatario, y que usó cuando desde todos los rincones del estadio de fútbol lo chiflaron. Ridiculizar el descontento de la gente no es la mejor estrategia y no se compadece con la dignidad del cargo pues al fin y al cabo son los ciudadanos los que le permiten ocuparlo.

En otro de sus trinos -el que asegura que las firmas no sirven- por momentos no se entiende si el que habla es el alcalde o el registrador. O por lo menos un alcalde que no se ha tomado la tarea de aprender cuál es su papel o que lo sabe y no le importa respetar la independencia de la Registraduría. En algún momento el alcalde tendrá que entender que el concepto de servidor público tiene que ver con la democracia y no con el autoritarismo.

¿Por qué dice que revisaron las firmas? ¿Qué recursos utilizaron? ¿Lo hicieron con contratistas o con funcionarios del Municipio? Las autoridades deben estar muy atentas para que no se inviertan recursos públicos, que deben ir destinados a la gestión de la ciudad, en hacer tareas o campañas para evitar la revocatoria.

Y para terminar, el más reciente trino del Alcalde comienza a revelar lo que será su estrategia: “Que el mundo entero sepa que detrás del intento de revocatoria en Medellín está el uribismo y los parapolíticos más peligrosos del país”.

Tal vez sea esa la narrativa que utilizará para enfrentar la revocatoria. Es una estrategia hábil, porque Quintero sabe que necesita polarizar para tener opción de ganar. También le sirve teniendo en cuenta que hay cansancio alrededor de lo que suene como uribismo o antiuribismo.

El pulso sin duda será difícil e intenso, tanto para el alcalde como para quienes quieren tumbarlo. La invitación a todos es que se le baje volumen a los ataques y se haga de este un proceso limpio de competencia electoral.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 28 de diciembre de 2021.

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