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María Isabel Rueda  

A pesar de que gana en todas las encuestas, es electoralmente frágil.

Buenos los debates televisados de Caracol televisión. Juanita León es seria e incisiva, María Alejandra Villamizar es una de las mejores interrogadoras políticas que tiene el periodismo colombiano, y las buenas maneras de Juan Roberto Vargas logran hacer amable un escenario que puede llegar a ser todo lo confrontacional que se quiera.

Pero a estas alturas del paseo, los debates entre candidatos, como las encuestas, tienen un problema: que están midiendo a un candidato, Gustavo Petro, contra un montón de pequeños y medianos precandidatos. Esa no parece ser una medición válida. Y todo eso en escenarios de segunda vuelta.

Ello ocurrió con las más recientes encuestas: Invamer; Guarumo, publicada por EL TIEMPO, y la del Centro Nacional de Consultoría que salió este sábado en ‘Semana’.

Y a pesar de que en todas la constante es que gana Petro, la primera conclusión es que es electoralmente frágil, porque en todas gira alrededor de un techo del 30%, que desde luego no le alcanza para ganar de una vez la 1.ª vuelta y de pronto tampoco la 2.ª, en la que podría enfrentar una fuerte competencia de alguien que solo sabremos quién es en marzo. Es decir, podría repetirse la película del 2018, pero no completamente igual. No habrá un Petro-Duque, sino un Petro vs. alguien moderado de la centroizquierda o la centroderecha, que le permitiría subir hasta 40 % en 2.ª vuelta, insuficiente para ganar las elecciones presidenciales.

¿De dónde vendrá su rival? La encuesta de ‘Semana’ vuelve a confirmar algo que ya habíamos dicho la semana pasada: que la derecha y la centroderecha, sumadas, son más que la izquierda y la centroizquierda. Preguntados por el CNC, los encuestados respondieron que 20 % piensa votar por la izquierda, 9 % por la centroizquierda, 8 por la centroderecha y 35 % por la derecha. Eso da que mientras las derechas suman 43 %, las izquierdas, unidas, suman 29 %.

Interesante dato si volvemos al techo de Petro. Porque en la encuesta, ya confrontado con cada uno de sus rivales en segunda vuelta, que repito: por ahora son precandidatos, la más alta nota la obtiene Petro enfrentado con David Barguil, 43 % de la intención de voto, y la más bajita cundo se enfrenta con Sergio Fajardo, 37 %. Eso no le alcanza para ganar en ninguno de los escenarios la segunda vuelta. En cambio, sus rivales reúnen consistentemente un grado de oposición contra Petro, que, aunque no sube del 34 %, tampoco baja, en el peor de los casos, del 22 %. Lo que eso significa es que a hoy, todo indica que habrá una franja que votará siempre contra Petro, y que más o menos viene a ser medio país. Y Petro lo sabe. De ahí que ande con el camión de la basura recogiendo los apoyos que pueda reciclar, así estén en alto grado de descomposición.

Si a eso se suma que 96 % de los encuestados dicen saber quién es Gustavo Petro, eso significa que claro que tiene techo, y que no le quedará fácil seguir subiendo, como para llegar a pensar que pudiera tener gasolina para ganar en primera vuelta, y su problema es que tampoco en segunda.

Comentario aparte merece el exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández, que viene apareciendo consistentemente de segundo en todas las encuestas. ¿A qué se debe este fenómeno? A su ‘uniqueness’. Que traduce, a su unicidad o singularidad. Es el único de todos los candidatos que no es realmente un político, que no le debe nada a nadie y que ha logrado ese enganche con la gente que está ‘mamada’ del establecimiento. Tácticamente, aunque estuvo en coqueteos con Petro, no se ha dejado ver ni en la izquierda ni en la derecha, a diferencia de otro candidato igualmente singular que es Alejandro Gaviria, quien se dejó asociar con la política tradicional y definió un poco tarde una salida vergonzante.

A Rodolfo Hernández nadie lo ha tomado en serio desde que se lanzó, ni lo toman en serio ahora, a pesar de que sus cifras ascendentes son consistentes en las encuestas. Es exageradamente populista, pero la gente lo entiende: todos, menos él, son ladrones. Le perdonan sus cocotazos a concejales, le pasan sus polémicos peajes de aportes que cobra a quienes quieren acompañarlo en sus listas, y nadie sabe todavía con quién compararlo: si con Bernie Sanders, el populista folclórico que enloquecía sobre todo a los jóvenes en la campaña presidencial de EE. UU., o si con Trump, como el hombre de negocios que gana bajo la consigna de que como es millonario, no tendrá que robar.

A estas alturas, ni el mejor debate, ni la más completa de las encuestas, nos resuelve esta sensación: oh confusión, oh caos.

Entre tanto... Increíble. En los debates presidenciales televisados de miércoles y jueves, nadie tocó los temas de la inseguridad y la pandemia. Veremos si en el debate de los integrantes del Equipo por Colombia tendrán espacio para semejantes ‘sandeces’ ciudadanas en sus agendas.

https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 11 de diciembre de 2021.

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