Una muestra de la vocación que tiene este país para aumentar su burocracia es que en los años 90 había 13 ministerios. Hoy hay 19, con el nuevo monstruo del Ministerio de la Igualdad, que ha hecho preguntarse a muchos: ¿se justificaba?
Atérrense del presupuesto: para gastos de ejecución están destinados 500.000 millones de pesos. Para gastos de funcionamiento, 87.000 millones.
En este gobierno se ha recrudecido el fenómeno de que los nombrados, en su gran mayoría, se caracterizan por su incapacidad de ejecución, debido a su total falta de experiencia administrativa en el sector público. Por ello, a no ser que la Vicepresidenta logre demostrarnos lo contrario, es bastante improbable que con 5 viceministerios (los que más tienen son Comercio y Defensa, con tres), 20 directores técnicos, 32 directores técnicos departamentales y 21 asesores, para un gran total de 744 puestos más “de alta gama” en el Estado colombiano, se acaben la desigualdad y la inequidad en este país. A eso solo le pone fin la voluntad política de un gobierno. Y los instrumentos para ello ya existían, antes de que nuestra vicepresidenta apareciera en el firmamento.
Recordemos que Petro no quería escoger a Francia como su vice, pero sencillamente le tocó por la altísima votación que sacó en la consulta. Hasta el momento, Petro y Francia se han tolerado mutuamente, pero había que darle a ella una colombina, montándola en un cargo que tuviera un título de acuerdo con su perfil. El Ministerio de la Igualdad y la Equidad llenaba todos los requisitos. Ingenuamente pensamos que sería un cargo más simbólico; y no que el Ministerio de la Igualdad y la Equidad se convertiría en el gran coordinador de todos los ministerios, pues ese cargo ya existe: es el que ocupa el Presidente de la República.
Y mucho menos imaginamos que se volviera esta monstruosa estructura que invita a ampliar la burocracia en el país hasta la posteridad, porque ningún gobierno futuro lo va a cerrar y porque más bien le irán metiendo más gente.
Ministros de Hacienda como José Antonio Ocampo –que no necesariamente está en desacuerdo con el ministerio– sí desaprueban de frente su ridícula estructura; Juan Camilo Restrepo opina que es un disparate y un despropósito, y José Manuel Restrepo, que ese ministerio no se justifica ni por razones de eficiencia del gasto ni de efectividad.
Pero, además, el Ministerio de la Igualdad les usurpa funciones a otros organismos como el Dapre y a ministerios como el del Interior, que tiene una consejería para la mujer y otra para la juventud y la responsabilidad del cuidado de las minorías, como las comunidades LGTBIQ+, indígenas, negros, afrocolombianos, raizales y palenqueros. También están las procuradurías y las defensorías. ¿Para qué crearles a cada uno de esos temas un viceministerio, si ya están siendo apadrinados y gestionados por otros organismos del Estado? ¿Y acaso la igualdad, la equidad y la lucha contra la pobreza no son temas transversales a todos los demás ministerios como Hacienda, Educación, Salud, Ciencia y Tecnología, Vivienda, Justicia, Defensa, Deportes, Trabajo, TIC? ¿Querrá decir que ahora que Francia Márquez está encargada de dichos temas, con 744 funcionarios a bordo, pueden aflojar un poco sus antiguos responsables en sus deberes para que no se produzcan innecesarias redundancias en el Estado colombiano?
Sobre Francia repetiría lo que dije en columna anterior: la respeto como gran ejemplo de dignidad, superación e inclusión. No me gusta, sin embargo, que se refugie en su pobreza y su color de piel para justificar abusos de bienes públicos en todos los órdenes y para acusar a los medios que la critican de misóginos y racistas.
Pero en este caso, el propio Gobierno trató a Francia Márquez como los muebles viejos que nadie sabe dónde poner, como les dicen a los expresidentes en su retiro, cuando estorban por su falta de oficio. Francia Márquez, para ser sinceros, también le estaba estorbando un poco a Petro por su protagonismo. Había que buscarle un oficio vistoso que, sobre todo, le quitara tiempo para lucirse y para vivir paseando en helicóptero. Helo aquí…
Entre tanto… Lo de que el secuestro de la sargento del Ejército con sus dos hijitos por el Eln le pasó por un acto de imprudencia, le debería costar el puesto al ministro Iván Velásquez. Obviamente no sucederá. Con el agravante de que la oficial se trasladaba de Tolemaida a Arauca en virtud de una orden. Es la misma frase de la embajada rusa, según la cual cometieron tremenda imprudencia los tres colombianos que resolvieron viajar a Ucrania y comerse una pizza en un lugar concurrido por civiles, donde casi pierden la vida atacados por unos misiles rusos.
https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 9 de julio de 2023.