En primera instancia, es conveniente recordar que clase de personaje era aquel Catilina, blanco de las Catilinarias, porque existe la percepción creciente de que entre muchos de los políticos nacionales y precandidatos a la presidencia y también al congreso, hay personajes “adornados” con características similares.

Consta en documentos históricos que Catilina era un personaje “ambicioso, refinado y con proyectos gigantescos” que era también “el colmo de la maldad y la perversión” calificativos con que se le suele describir. Tuvo un característico mal manejo de sus finanzas y llegó a ser “acusado de malversación de fondos” y también protagonizó otras pilatunas y se dice que “nunca tuvo castigo por muchos crímenes”. Al final, participó en conjuraciones y conspiraciones y fue así como fue objeto de las Catilinarias. Llegó a ser sacado a “sombrerazo limpio” del senado romano luego de una de las Catilinarias. Luego de ser derrotado en eventos electorales, tuvo un triste final en una batalla cuando pretendía huir de las condenas a que había sido sometido. El tal Catilina era entonces: “Una joya”.

En los tiempos previos a las elecciones, le toca, entonces, a la comunidad, identificar a los personajes con características similares a las de Catilina, que se pasean orondamente por los vericuetos preelectorales de la “dinámica política”, porque no han encontrado que la misma comunidad les ponga freno (el “tate quieto”, Juanito) a sus andanzas con un: “¿Hasta cuándo?”.

También se han incrementado las campañas del mamertismo internacional y es así como “sin querer queriendo” o “coincidencialmente” aparecen las nuevas políticas del departamento de estado de los Estados Unidos para dizque potenciar el combate, pero sin fumigación, a las drogas, recomendando, de paso, el apoyo al acuerdo de La Habana que “casualmente” tiene mucha injerencia en el aumento desproporcionado del cultivo de la droga. Aparentemente, porque “Si saben lo que hacen”, ignoran que el tal acuerdo es espurio luego del resultado del plebiscito. Esta posición era de esperarse en vista de la tendencia política del nuevo gobierno gringo. “Coincidencialmente” aparece también el fiscal de la Corte Penal Internacional quien, según ha trascendido, recomienda, como era de esperarse, el apoyo a la JEP, porque en materia de la administración de Justicia, “todo bien, todo bien” al decir del Pibe. ¡Ya voy Toño! A estos movimientos también les cabe el: “¿Hasta cuándo?”.

En consecuencia, es entonces hora de aplicar también un “¿Hasta cuándo?” a algunos de los mandatarios que actualmente están en ejercicio en vista de sus ejecutorias recientes. Es muy lamentable que saltan a la palestra, en primer lugar, el presidente y los mandatarios de las tres principales ciudades del país.

A nivel nacional, y tratando de frenar su creciente desprestigio, el gobierno se dedica a dar “golpes de opinión” que oscilan entre los “Buenos” como la captura (¿o entrega?) de Otoniel y los “Pésimos” como el secuestro, que no retención, de 180 militares, que motivaron la percepción que las armas que les entregan a los militares, son para uso único en los desfiles.

A nivel local siguen las actuaciones protagonizadas por el “enviado” (¿venido del Min Tic?), el señor alcalde. Empezando por el proyecto de presupuesto presentado para la próxima vigencia, en donde propone reducciones fuertes en algunos rubros como en Infraestructura (-27%) y Riesgo de desastres (-10%) proponiendo aumentos desproporcionados en otros aspectos como Comunicaciones (+44%), Tele Medellín (+46%) (¿La repartición a diestra y siniestra de mermelada?), y Secretaría General (¿?) (71%) según ha trascendido. ¿Cuál será la actitud del Concejo?

También se ha denunciado la formación, por parte de la administración local actual, de una verdadera maraña de aparente (¿?) nepotismo y favorecimiento al tráfico de influencias.

Respecto a la contingencia de Hidroituango, ha arreciado con sus ataques contra los subcontratistas de las EPM. Al respecto tiene razón el “enviado”, el señor alcalde, al manifestar que el gran problema reside en el contratista, pero resulta ser que se trata de las mismas EPM, y al decir de Cantinflas: “¡Ahí está el detalle!”. Dicho contratista fue improvisado porque pasó de ser de un suministrador de servicios públicos a contratista siendo, al mismo tiempo, socio de la empresa contratante, propiciando un ambiente favorable para la aparición del señor Murphy, con su principio: “Si algo puede salir mal, así ocurrirá”, circunstancia que fue definida en la ocasión, por lo menos, como “inconveniente” por unas pocas voces que no fueron tenidas en cuenta.

En sus actuaciones, el “enviado”, el señor alcalde, ha llegado a autodefinirse como “el salvador” de las EPM, del proyecto Hidroituango y en general de todo el Valle de Aburrá. ¿Será que se ha partido la historia de Medellín en dos épocas: A.Q y D.Q.? ¡El que entendió, entendió!

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