La confianza es un ingrediente clave en la economía. Se considera fundamental para que los individuos y las empresas tomen mayores riesgos y muevan la actividad económica. Ahora, en la etapa de pospandemia, sí que será importante para la reactivación. El tema viene a cuento porque Colombia acaba de cerrar una semana con tres muy buenas noticias que tienen que ver, precisamente, con la confianza.
La primera se refiere a la decisión de la calificadora Moody’s de mantener el grado de inversión para la deuda de largo plazo de Colombia, complementando esto con el cambio en la perspectiva de la economía, que pasó de negativa a estable. La firma valoró el avance de la aprobación de la pasada reforma tributaria (aunque no resuelve todos los problemas en materia fiscal) y reconoció el poder de la institucionalidad colombiana que logra adaptarse a las condiciones y hacer reformas prudentes y con gradualidad. Igualmente, tuvo en cuenta el buen comportamiento de la reactivación económica lo que refleja el poder de resiliencia de la Nación para enfrentar momentos difíciles. Sin duda, esta decisión de Moody’s significa un voto de confianza de los inversionistas, nacionales y extranjeros, y seguramente abrirá la puerta al crédito, internacional y local, a tasas más competitivas, y así poder responder a las necesidades que tiene Colombia para seguir resolviendo los efectos que dejó la pandemia. Ahora, no hay que dejar de lado una realidad. Después de que Fitch y Standard & Poor’s rebajaran la calificación a Colombia, los indicadores de percepción de riesgo de la economía colombiana no se siguieron deteriorando.
La segunda noticia tuvo que ver con los nuevos pronósticos de crecimiento del Banco Mundial. En la ultima actualización para este año, el organismo multilateral elevó las perspectivas para Colombia. Ahora, considera que la economía crecerá 7,7 por ciento, lo cual evidencia un fuerte repunte frente al 5,9 por ciento de lo que se esperaba en la revisión que hizo a mediados de año. Esta proyección convierte a Colombia, en uno de los pocos países de América Latina que retomaría los niveles de prepandemia en 2021. Cabe recordar que el equipo técnico del Banco de la República espera un crecimiento de 8,5 por ciento para este año.
Por último, en septiembre la encuesta de confianza del consumidor que mide Fedesarrollo cerró en el nivel más alto desde la llegada del coronavirus. Este mayor optimismo tiene que ver con la mejor percepción que ahora tienen los consumidores sobre la situación de sus hogares y con el aumento en la disposición a comprar bienes durables. El índice de confianza subió en todos los niveles socioeconómicos y se reflejó en cuatro de las cinco ciudades encuestadas.
En buena hora llegaron estas noticias económicas. Ahora, con mayor confianza, se espera que la reactivación se acelere y esto se refleje en los negocios y en un aumento del empleo en lo que resta del año. Por otro lado, hay que destacar que la agencia Moody’s lo hizo bien al no precipitarse, como las calificadoras Fitch y Standard & Poor’s, y dar un compás de espera para que el país resolviera los temas de emergencia. Lo cierto es que, si Colombia mantiene el ritmo de crecimiento y un adecuado manejo fiscal, podría esperar que, en el 2022, las otras calificadoras evalúen positivamente al país, y tal vez comenzar a recuperar con ellas, paso a paso, el grado de inversión. Claro que todavía no es para cantar victoria. Hay que seguir avanzando en la dirección correcta, pues como dice el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, “no nos va a caer nada del cielo”, la discusión sobre el financiamiento del gasto público debe continuar, lo cual será clave para una reactivación exitosa.
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 10 de octubre de 2021.