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Luis Guillermo Vélez Álvarez                                                                                              

En un artículo de 1968, titulado “La escuela austríaca de economía”, Friedrich von Hayek hace una descripción de las contribuciones de los economistas de las cuatro generaciones de la Escuela Austríaca. A Carl Menger (1840-1921), el fundador, le siguen sus alumnos directos, Eugen Böhm-Bawerk (1851-1914) y Friedrich von Wieser (1851-1926), la segunda generación, quienes perfeccionan la teoría del valor, el

segundo, y desarrollan la teoría del interés, el primero. La tercera generación estaría integrada por los discípulos de éstos: Ludwig von Mises (1881-1973), influenciado por Böhm-Bawerk, y Hans Mayer (1879-1955), de la línea de Wieser.

En la cuarta generación se destacan los nombres de Gottfried Haberler (1901-1995), comercio internacional; Fritz Machlup (1902-1983), economía del conocimiento; Oskar Morgenstern (1902-1977), teoría de juegos; Paul Rosenstein-Rodan (1902-1985), desarrollo económico; Joseph Alois Schumpeter (1883-1950), teoría del ciclo económico, y el propio Friedrich von Hayek (1899-1992); todos los cuales hicieron una fructífera vida académica en Estados Unidos.

Habría una quinta generación, no mencionada por Hayek, integrada por los discípulos de Mises en la Universidad de Nueva York: el estadounidense Murray Rothbard (1926-1995), el británico Israel Kirzner (1930) y el argentino Alberto Benegas Lynch (1940). Harían parte también de esa generación el macroeconomista Roger Garrison (1941) y el filósofo-economista Hans Herman Hope (1949). Thomas Sowell (1930), de la Universidad de Chicago, es un “austríaco” en muchos aspectos. El nobel John Hicks (1904-1989) reivindica la filiación austríaca de su espléndida teoría del capital. La impresionante lista de teóricos y la amplitud de sus contribuciones es prueba de que, como dijera Hicks, “los austríacos no fueron una secta peculiar, al margen de la corriente principal, sino que estuvieron dentro de ella; eran los demás los que estaban fuera”. Deben, finalmente, debe mencionarse los españoles, Jesús Huerta de Soto (1956) y Juan Ramón Rallo (1984), y, por supuesto, el argentino, Javier Milei (1970).

La obra de los economistas austríacos – la de los antiguos y los contemporáneos – es amplia, diversa y compleja. En ella se encuentran tratados todos los grandes temas de que se ocupa la economía. Además, por ser una escuela cuyo nacimiento se remonta a la época misma en que nace la economía ortodoxa o neoclásica, sus más reconocidos representantes participaron en los grandes debates que han marcado el desarrollo de la profesión en los últimos ciento cincuenta años. Sin embargo, el enfoque austríaco, a diferencia del neoclásico, no se encuentra presentado de una forma sistemática en tratados o manuales propios para la enseñanza. No hay una micro o una macro austríacas, distinción que de hecho desdeñan muchos de los exponentes del enfoque. Adicionalmente, entre los economistas austríacos antiguos y contemporáneos existen diferencias significativas sobre muchas cuestiones. Por esas razones resulta difícil hacer una presentación sucinta del pensamiento de los economistas austríacos que de forma inequívoca los cobije a todos. No obstante, pueden identificarse por lo menos cinco cuestiones relevantes frente las cuales existe una postura teórica que en un sentido amplio es admisible calificar de “austríaca”. Continuará ....

13 de enero de 2025.

Publicado en Columnistas Nacionales

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