Petro está intentado presionar a la Corte Constitucional para que no declare inconstitucional la reforma pensional, que, como todos saben, fue aprobada a pupitrazos en la Cámara, sin debatir el texto que llegaba del Senado, como exige la ley. Yo no estoy en contra de una reforma que mejore las condiciones de TODOS los colombianos para pensionarse; pero el texto ese tan lleno de errores que desde el propio gobierno están pensando en presentar otra reforma para enderezar los entuertos de esta, como el hecho de que aproximadamente el 30 -35% de la población colombiana -indígenas, afrodescendientes, campesinos-por solo tener una de esas condiciones, tendría un régimen excepcional y se jubilarían antes que la mayoría de los colombianos, lo cual es profundamente injusto para, por ejemplo, los trabajadores urbanos y la clase media, que no pertenezcan a uno de esos grupos, creando una mayor carga fiscal que todos pagaremos, como reconoció el mismísimo exministro del interior, Luis Fernando Velasco (quizá por decir eso lo sacó Petro y no por haber sido mencionado por Olmedo).
Petro pretende firmar dicha ley el 16 de julio en la Plaza de Bolívar, rodeado de sus áulicos, incluidos los que trae del Cauca en decenas de buses con indígenas que pernoctan en la Universidad Nacional y han llegado a asumir la vigilancia y control del campus (como señala un profesor en una columna periodística de El Tiempo), y que se pagan, presumo, con el presupuesto nacional, que para eso no hay crisis, gracias a los centenares de contratos que el gobierno nacional ha firmado con los jefes de las organizaciones, conmilitones que se benefician de ellos.
Pues bien, sabedor de las irregularidades cometidas en la famosa aprobación, el presidente pretende que los magistrados no cumplan con el control de constitucionalidad a la que están obligados y les pide que violen la Carta que ellos juraron vigilar. En su discurso de Soacha el pasado viernes, Petro dijo: “Que la Corte Constitucional no escuche el canto de sirenas si la constitución ordenó hacer un estado social de derecho, pues eso comienza dándole dinero público a quienes tenían el derecho de pensionarse por haber trabajado toda su vida y que hoy andan por ahí en las plazas frías o calurosas vendiendo Bonice para poder sobrevivir” (www, wradio.com.co consultada el 29.06.2024).
Como quien dice, que no miren el procedimiento, que es la esencia del mecanismo democrático para aprobar una ley porque garantiza el debate y la participación de todos los involucrados en su aprobación. Si ese mecanismo se pretermitiera, cualquier ley, independientemente de lo que regulase, debería aprobarse porque es la voluntad de la cabeza del poder ejecutivo. Es una interferencia grosera y una presión indebida que atenta contra la independencia de poderes, agravada aún más con la amenaza de que firmará la ley en la Plaza de Bolívar en medio de sus fanáticos. Es decir, “les advierto, cuídense si no lo hacen: la Plaza nos pertenece y allí estaremos vigilantes para que hagan lo que les ordeno”. En suma, la “petición” esconde un mandato que es una vía directa a la dictadura presidencial por el camino de someter al control constitucional que hace el poder judicial. Y de paso, el aval de la Corte a que el legislativo, corrupto en su mayoría, ahíto de mermelada, incumpla con su deber, cediendo su función al ejecutivo. Ese sí que es un golpe, no tan blando.
Pero el asunto es todavía más de locos, si se tiene en cuenta que Petro desestimó la denuncia de la Corte Constitucional, a la que se han sumado la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y hasta la JEP, sobre las chuzadas a las que habrían sido sometidos algunos de sus miembros por parte de los organismos de inteligencia que le responden al presidente. Su respuesta fue, como vimos, que se trataba de un “canto de sirena”, despreciando la magnitud de la denuncia. Pero cuando vio que el asunto podría complicarse, le ofreció a través del director de la DNI, Carlos Ramón González, a la Corte Suprema de justicia, crear una comisión judicial para el seguimiento de las actividades de inteligencia (www.eltiempo.com, consultado el 29.06.2024). Parece un chiste, si no fuese dramático. Como quien dice, para investigar las chuzadas al poder judicial, propone usurpar las funciones del poder judicial, creando una comisión de la que el poder ejecutivo, que es el investigado, hace parte.
Y peor, aún, dijo, para infravalorar la denuncia todavía más, afirmó que el canto de sirena era un invento de nazis y el periodismo Mossad (www.elcolombiano.com, consultado e l 27.06.2024). Es que el ladrón juzga por su condición, según el dicho popular. Además de los altos magistrados, personalidades respetables de izquierda han manifestado su preocupación, al igual que la Fundación para la Libertad de Prensa, entre otras organizaciones, que no son, precisamente, nazis. Y aquí lo que hay es una larguísima tradición de libertad de prensa, que ha resistido los embates de la Violencia de los años 40 -50, de los mafiosos de Escobar, de los paramilitares y de los guerrilleros, de los grupos armados narcotraficantes autodenominados de izquierda y derecha y ahora de la persecución desde la presidencia. Muchos han muerto por resistir, pero la tradición de libertad permanece y prevalece. La inmensa mayoría de los periodistas colombianos de la izquierda y derecha democráticas actuales son herederos y portadores de esa tradición, que es uno de los valores esenciales de nuestra democracia y una de las razones por las que ella existe. Petro lo sabe y por eso los quiere silenciar. Pero no lo logrará.
Ya los colombianos sabemos quién en este país tiene una formación leninista, hasta el punto de lamentar la caída de la dictadura comunista del llamado bloque socialista entre 1989 – 1990 que tuvo en la KGB de la URSS un monstruo que torturó, desapareció y asesinó a millones de personas en su país; y a la Stassi, la policía secreta de Alemania Oriental, igual de criminal que la KGB; y que posee excelentes relaciones y vínculos con Cuba y Venezuela, cuyos servicios de inteligencia, DI y SEBIN, respectivamente, son famosos por su crueldad al servicio de su regímenes y es probable que asesoren a nuestro gobierno. Aquí lo que sí hay es unos muy pocos -se podrían contar con los dedos de una mano- “periodistas” y bodegas KGB o SEBIN.
En resumen ¿saben ustedes cuál es el estilo mamerto de gobernar? Destruir las instituciones, calumniar a la prensa y a la oposición, presionar indebidamente a las cortes, comprar votos en el congreso, traer camiones llenos de indígenas que pernoctan en la Universidad Nacional, para llevarlos a la Plaza de Bolívar a gritar, aplaudir las consignas que les ordenan corear; amedrantar a los periodistas y a la oposición; expandir el virus de la corrupción a escalas galácticas por el universo, negar todos sus crímenes y …crear una comisión para que investigue sus crímenes y chanchullos, cuando crece el ruido de sus torcidos a volúmenes que no puede tapar con un simple desmentido. Porque los mamertos saben que una comisión es el mejor método -además, inventado y patentado por ellos- para dilatar, empaquetar, engavetar sus tropelías.