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José Alvear Sanín    

No se requiere excepcional perspicacia para asociar la declaratoria de emergencia económica para la Guajira, de julio 2 / 2023, y la decisión de comprar los carrotanques a toda carrera y con increíble sobrecosto, con la oportuna adición presupuestal de $200.000 millones de pesos para la UNGRD, propuesta por 20 representante a la Cámara e incluida presurosamente por el ministro de Hacienda en el presupuesto nacional.

Vale la pena recordar que el actual gobierno, antes de esa adición, ya había incrementado enormemente los recursos para dicha entidad, aunque ahora sus amigos dicen que ese era un antro de la corrupción más espantosa al servicio de los gobiernos anteriores.

Tampoco exige especial agudeza asociar la emergencia económica de la Guajira con su autor, quien no niega haber nombrado a Olmedo López como director de esa unidad, ni extraordinaria intuición conectar los torrentes de mermelada que embadurnan a los Honorables Presidentes de ambas Cámaras y a otros 15 de sus colegas, que explican las extrañas mayorías con la que avanzan proyectos de ley absolutamente inconvenientes para sus futuras víctimas, los colombianos todos.

A medida que oímos las grabaciones de Snyder Pinilla, de la Alta Consejera del Gobierno, Sandra Ortiz, y conocemos las reacciones de las cabezas del Congreso, aumenta el estupor ante la pestilente corrupción y los diarios escándalos que rodean la actual administración.

Se necesita tener la inmoral indiferencia de los miembros de la Comisión de Acusaciones para tolerar tal ignominia y seguir negando la actuación que exigen los hechos contundentes que ellos se obstinan en no ver.

Volviendo a los carrotanques, como Olmedo le dice a Snyder que “por política de Estado” hay que llevar las maletadas de billetes a Calle y Name, es inevitable preguntarnos quién le dio al director de la UNGRD la orden respectiva: ¿el salpicado ministro del Interior o alguien más arriba?

La reacción de Petro es tan lacónica como peregrina. Lamenta haber nombrado a Olmedo, pero dice que todo parece mentira, porque Name ha sido enemigo de sus reformas, etc., ¡de tal manera que sus candorosos oyentes puedan pensar que quien embadurnó a los congresistas es más bien un enemigo del gobierno!

Snyder, con toda razón, teme por su vida. Advierte que no se suicidará (¿recordando a algún coronel?) y pide a Olmedo que diga toda la verdad. Este pide protección a la fiscal (¿confiable?) y anuncia que revelará todos los hechos.

¿Podremos confiar en la veracidad de este sujeto cuando comparezca ante la Fiscalía? ¿Y qué quiere decir Snyder cuando asegura que “Petro dejó solo a Olmedo”?

Por eso es fundamental que los medios todavía independientes no sean enmermelados como tantos otros, porque se vislumbra la venidera operación para desconectar al Gran Enmermelador del escándalo, de manera tal que Olmedo y los funcionarios que se han destituido aparezcan como quienes estaban regando con un niágara de mermelada a los legisladores... quizá para hacer fracasar las reformas.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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