Y en efecto, se trata de un verdadero golpe…de estado, esta vez contra el congreso: desconociendo la independencia de poderes y las funciones constitucionales del legislativo, elegido democráticamente para representar al pueblo en la tarea de producir las leyes que lo rigen, y mediante un procedimiento chambón e ilegal, la Superintendencia de Salud, intervino a la EPS Sanitas, de 5.000.000 de afiliados, apropiándose de su administración. Horas después, intervino a la Nueva EPS, que ya controlaba- lo que habla de la pésima administración de sus acólitos- con 10.800.000 afiliados. Y un par de días después, Compensar, EPS de la Caja de Compensación, con el mismo nombre, ante el panorama que tenía como consecuencia de las acciones del gobierno, pidió liquidación voluntaria. Meses antes, habían sido intervenidas Famisanar, Emssanar, Savia Salud y Asmet Salud, Y no olvidemos que están en capilla EPS como Sura.
En total, el gobierno se apoderó de la atención en salud de más de 25.000.000 de colombianos , es decir, la mitad de los habitantes del país, y ya puede hacer lo que quiera, que es politiza para manejar la salud como un mercado cautivo, sembrar el caos, que ya aparece en el horizonte con la incertidumbre que embarga a millones de colombianos sobre su futuro en salud, que afecta la vida, el más esencial de los derechos; ignorar el clamor de millones de usuarios, la inmensa mayoría de extracción humilde, quienes han clamado para que detuviera su intrusión demencial en el sistema de salud con el fin de expropiar a los particulares y establecer un sistema estatizado de salud que producirá miles de muertes que hubiesen podido evitarse. Las orejas de un genocidio asoman.
Se trata de una maniobra tan perversa que el propio ministro de salud dijo el viernes ante la Corte Constitucional que el valor de la unidad pos-capitación, UPC era insuficiente porque las enfermedades huérfanas y de alto riesgo se llevaban el 20% del presupuesto de salud. En el pasado había dicho, junto a su jefe, cuando las EPS dijeron que la UPC era insuficiente y había que reajustarla para poder atender a los pacientes del sistema, que el presupuesto a las EPS era adecuado y lo que sucedía era que se estaban enriqueciendo con la enfermedad de los pacientes pues el estado les giraba los recursos pactados, pero aquellas los utilizaban mal y que por eso había que intervenirlas ¡Cínicos!
Y para hacerlo, como típico dictador, usa ilegalmente las superintendencias, como agencias de policía política para intervenir las EPS, como ya utilizó en esa función a la Superintendencia de Industria y Comercio para allanar, nada más y nada menos, que a la Procuraduría. Y completa su accionar con su amenaza de constituyente a su medida. Todo, mientras continúa sus negociaciones con grupos que violan constantemente el alto al fuego y elogia que se expandan por el país.
Visto lo visto, la victoria del Senado hasta ahora resulta pírrica. Y queda demostrado hasta la saciedad que nuestro presidente no es un demócrata sino un dictador como Maduro, así de dientes para afuera critique a este por impedir que Corina Machado sea candidata a la presidencia de Venezuela. Es que Petro, furioso defensor de la carencia de controles por parte de los organismos de control a los funcionarios electos por el pueblo, pasa por encima del congreso, que como dije más arriba, fue elegido por el pueblo para legislar, para imponer su voluntad.
Ya se vienen las demandas contra las decisiones en el sistema de salud. De hecho, hay que tomar todas las acciones legales pertinentes, pero estas deben ir acompañadas de la respectiva movilización popular masiva, permanente y efectiva. Las marchas son importantes, pero nuestra historia (y la de Venezuela) han probado que el régimen las puede neutralizar. E ignorar. Por eso deberían ir acompañadas de acciones de resistencia, dentro de la constitución y la ley, más contundentes, que afecten al gobierno, como los paros. Para eso se necesita coordinación, que hoy existe en algunos niveles, pero que es precaria. Y elevar la voz en la comunidad internacional, para no perder allí espacios para la defensa de nuestra democracia.
Si no reaccionamos…