El Holoceno es el período cálido formado durante los últimos 10.000 años de la Tierra, la temperatura promedio se estabilizó en más o menos un grado centígrado. Durante estos años creció en forma extraordinaria la vegetación y se reprodujeron también en forma extraordinaria los seres vivos. Los científicos afirman que este período terminó en 1988 debido a la Revolución Industrial.
A partir de 1988 hemos ingresado al Antropoceno, definido como el período caracterizado por el impacto negativo y significativo de las actividades humanas sobre los ecosistemas y el clima del planeta.
Durante el Holoceno, reflejaban el 95% de la luz solar los hielos de Groenlandia y de la Antártida y el contenido de CO2 por entonces era de 350 partes por millón. Por culpa del Antropoceno, contiene hoy la atmósfera unas 415 partes por millón y la temperatura promedio de la Tierra se está incrementando por año en 1,1 °C.
Marchamos raudos hacia un contenido de gases de efecto invernadero de 450 partes por millón. Los científicos nos auguran una elevación de 50 metros del nivel del mar como consecuencia del derretimiento de los hielos polares.
Las 450 partes por millón se consideran como un umbral de alto riesgo, a partir del cual no hay posibilidades de reversar. El calentamiento global tras este umbral secará los árboles del río Amazonas y ocasionará la “sabanización” de su cuenca hidrográfica.
Afirma el Banco Mundial (BM) que en Colombia se cultivaron para alimentos y otros productos agrícolas en 2021 modestas 0,18 hectáreas por habitante, frente a las 0,46 hectáreas por habitante que se cultivaron en Estados Unidos. Estas hectáreas las considera el BM como el Índice Mundial de Seguridad Alimentaria. Nuestras 0,18 hectáreas son un reconocimiento de la violencia en el agro, de la miseria y del hambre que nos aqueja.
Según la FAO, una persona necesita entre 2.000 y 5.000 litros de agua por día para producir los alimentos que consume diariamente, esto es, entre 2 y 5 toneladas de agua por día.
En el documental de Breaking Boundaries consideran en 3.000 lts/hte-día el consumo de agua de los países ricos, de los cuales 2.500 lts/hte-día los dedican a sus cultivos de alimentos, otros 250 lts/hte-dia son para consumo, aseo e higiene, otros 200 lts/hte-día van para las industrias y, finalmente, 50 lts/hte-día se pierden en las conducciones de agua.
Me resisto a pensar sobre la Colombia de nuestros hijos y nietos, con el país “sabanizado”, sin agua para los cultivos de alimentos y con la violencia que desataría una hambruna generalizada.