Hay tantas interpretaciones de qué es “izquierda” y “derecha” como recetas para hacer los mejores frijoles, conceptos de belleza a través de la historia o más recientemente definiciones de liderazgo. Dicha subjetividad ha convertido a esos términos en algo cada día más inútil e impreciso para hablar de política, al reducirla unidimensionalmente a una ubicación respecto a un supuesto centro neutral, igualmente arbitrario. Por algo Ortega y Gasset decía que “Ser de izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas formas que el hombre puede elegir para ser un imbécil”.
Pero la inutilidad empeora cuando los “izquierdistas” promueven la narrativa según la cual la “izquierda” es la representación de los buenos y la bondad, de la conciencia social y de quienes luchan por los pobres explotados por los de la “derecha”, el territorio de los malos y la maldad, la codicia y el abuso. Por eso no extraña que muchos medios de comunicación, llenos de muchachitos formados por Fecode y profesores universitarios “progres”, usen frecuentemente el calificativo de “ultraderecha”.
Hace unos meses al entonces candidato Milei muchos “periodistas” lo calificaron de “ultraderechista”, y yo me preguntaba: ¿Y qué será para estos despistados decir que alguien es de extrema derecha? Y apenas se posesionó y anunció que cortaría la adiposa capa de subsidios en la que el peronismo convirtió la carne estatal Argentina, los agravios fueron peores porque el malvado “ultraderechista” supuestamente pretende arrasar con los desvalidos que ganan más sin trabajar que trabajando.
Pero si semejante tontería fuese cierta y quitar subsidios es una manifestación del “ultraderechismo” ¿por qué estos “izquierdistas” no adjetivan de la misma manera a sus camaradas de la dictadura comunista cubana que provocó un colosal fracaso económico y social, y ahora, sin la URSS o Venezuela que la sostenga, está haciendo lo mismo o más? En 2010 eliminó el subsidio de desempleo, el año anterior redujo de 4 a 3 las libras de azúcar y una tercera parte del peso del pan asignadas en la “libreta de racionamiento” y sustituyó la leche para los niños y enfermos por sirope. La inflación en 2023 fue del 30% y hace unas semanas decretó que la gasolina pasará de 30 a 156 pesos/litro, la electricidad subirá 25% para quienes consuman más de 500 kilowatts-hora mensuales, el precio del cilindro de gas licuado de diez kilogramos pasará de 180 pesos a 225, aumentarán las tarifas del transporte público, se cambiará la tasa oficial del peso cubano con respecto al dólar, se reducirán las “altas” pensiones, que para la dictadura son las mayores a 9.510 pesos cubanos (136.000 pesos colombianos) y está en camino una reducción de la nómina del Estado, que emplea al 64% de los trabajadores.
¿Por qué será que Milei es un “ultraderechista” que supuestamente intenta provocar un genocidio social, pero si lo mismo o más lo hace Díaz-Canel, el creador del concepto de “fracasar hacia adelante”, tan parecido al del “decrecimiento económico” de nuestra superdotada exministra de los carbohidratos, entonces lo suyo es un “plan de estabilización macroeconómica”?
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 22 de enero de 2024.