Algunos representaban aristocráticas familias centenarias, mientras otros, el acero, la química, la metal-mecánica, bancos y aseguradoras, automóviles, navieras, impresores, inmobiliarios...
En los 60 años anteriores a esta cita, gracias en buena parte a esa elite laboriosa, orgullosa, distante e inaccesible, Alemania había avanzado, desde una fragmentaria colección de ducados, principados y ciudades libres, hasta consolidarse como el imperio rival de las viejas grandes potencias europeas, Gran Bretaña y Francia, y también como el preponderante emporio industrial, técnico y científico, avasallado en la Gran Guerra pero pleno de energía vital.
Con razón esos señores, como cúpula de la clase dominante económica y social de un gran país, se sentían orgullosos, lo que se traducía en su talante desdeñoso, y ahora los había citado un hombrecito sin linaje, carente de educación y modales, de turbios antecedentes penales, asociado a grupos paramilitares, pandilleros y matones, cuyo inexplicable poder lo hacía de especial cuidado.
El despreciable personaje podía arruinarlos o expropiarlos mediante resoluciones y decretos, eliminarlos físicamente o chantajearlos. Ellos lo sabían capaz de todo.
A pesar de la falsa amabilidad con la que iban a ser recibidos, los encumbrados caballeros se daban perfecta cuenta de que repentinamente habían dejado de ser importantes, que nada les quedaba de poder, y que la opulencia de la que disfrutaban había perdido su sólido fundamento, porque ahora era precaria y podría durar solo hasta cuando el nuevo poder la tolerase.
Bancos, industrias, latifundios, estaban ahora a merced del individuo que los había citado, o dependerían de la colaboración que ellos fueran a prestarle...
Sentían profunda humillación, aunque la población no se habría de enterar de inmediato de su situación a merced de un poder omnímodo y avasallante, al que no podrían oponerse, ni tampoco apoyar a quienes lo enfrentasen. Lo único que les quedaba era escoger entre la colaboración y la expropiación..., pero el silencio y la colaboración, ¿hasta dónde aseguran la preservación de la propiedad de los grandes emporios?
Los magnates alemanes escogieron la colaboración...