Es la hora de escoger a nuestro mandatario entre un grupo de candidatos de distintos partidos y pensamiento. Debemos ver los ejemplos de otros países que han ensayado un cambio sin saber de qué cambio se trata. Es como jugar a la lotería, dependiendo de la suerte y el azar.
El momento es crucial y no debemos experimentar o entregar el futuro a quien ha dado muestras de ser el polo opuesto al bienestar de la comunidad. El candidato de la izquierda ya probó en Bogotá y nos mostró su incapacidad para gobernar un pueblo. Cómo sería su proceder en la administración pública que su jefe, Antonio Navarro Wolff, no aguantó el manejo de la capital y prefirió renunciar pocos días después de su posesión.
Ese alcalde de Bogotá, hoy candidato a la presidencia de la República, como he dicho en columnas anteriores, compró en el exterior unos carros compactadores de basuras que no trabajaron un solo día y hoy permanecen en los patios, oxidados e inservibles. Ese mismo alcalde importó un carro tapahuecos igualmente inservible y que tampoco trabajó un solo día para mejorar las vías en la capital.
Una de las riquezas que tiene Colombia, y la envidiaría cualquier país del mundo, son las reservas petroleras y carboníferas que el candidato Petro quiere dejar enterradas y, más bien, comprarlos a altísimos precios en el exterior, donde sí saben para qué sirven esos recursos. La minería es una riqueza que hay que aprovechar, con los cuidados y controles necesarios, para beneficio de toda una comunidad. Ese mismo candidato dirigió el asalto a la embajada de República Dominicana, donde hubo un muerto. Dirigió el asalto al cantón norte en Bogotá, donde se robaron las armas del Estado.
El futuro que nos ofrece Petro es la pobreza, el depender de los países entregados a las teorías empobrecedoras de la izquierda comunista. Ejemplos tenemos detrás de nuestras fronteras, tanto es así que hemos recibido a miles de venezolanos que huyen de la dictadura empobrecedora y cruel.
En cambio, el candidato Fico, exalcalde de Medellín, dio muestras de buen administrador en la ciudad, de un mandatario comprometido con la comunidad y la paz de todos. Atacó la violencia organizada, como se debe hacer, con la labor de la fuerza pública constitucional. Los recursos económicos fueron bien aprovechados para la educación y salud de los niños y de la comunidad. Medellín era la tacita de plata, envidia de otras ciudades. Una ciudad con buenas vías, tráfico organizado, servicios públicos inigualables, las basuras recogidas a tiempo y llevadas a los depósitos.
El próximo domingo no puede haber disculpas para no votar. El futuro está en nuestras manos y será promisorio si votamos a conciencia por quien ha dado muestras de ser un buen administrador
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 26 de mayo de 2022.