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Juan David Escobar Valencia

Que la naturaleza no dio al hombre la inteligencia y pensamiento complejo dados a la mujer, pues qué le vamos a hacer, las cosas son como son. A quienes nos gustan las mujeres, porque ser heterosexual “todavía” no es delito, aceptamos que la belleza quedó mal repartida a favor de ellas y por eso el arte las tiene como protagonistas. Por bella es que la mujer es la única digna de ser llamada como las flores: Rosa, Azucena, Margarita, Dalia, Violeta, etc., y muy especialmente aquella cuyo nombre deriva de los lirios. No vemos a los “ellos” bautizados Gladiolo o Anturio porque esa canallada sería la demostración de que hay niños no deseados al nacer.

Que no les dieron a los hombres la misma fortaleza física para el sexo y la resistencia para pérdidas de sangre y envenenamientos hormonales cada mes, así como para tener hijos, pues el organismo masculino con esfuerzo resiste una gripa, no es un accidente de la naturaleza. Pero, bueno, hay que tomarse las cosas como son naturalmente, y por eso echarle agua al whisky debería dar cárcel.

Los hombres, temerosos de su inferioridad, intentaron ocultar sus desventajas sometiendo a las mujeres durante siglos y, como dice Mafalda, hicieron lo posible para que no jugaran un papel en la historia, sino un trapo. Pero, para verdades, el tiempo, que todo lo pone en su sitio. Por eso la semana pasada fue la celebración del Día Internacional de la Mujer, que, aunque no salda la deuda, es una señal de un proceso justo y necesario.

Pero en aras de la igualdad que reclama lo antes dicho, es justo que haya simetría. No hay celebración más triste, deslucida, anémica, intrascendente y casi invisible que el Día Internacional del Hombre, asignado para los 19 de noviembre, que también conmemoran, con gran alborozo, la llegada de los españoles a Puerto Rico. Muy importante, ¿cierto?

El Día Internacional del Hombre tiene el mismo despliegue e importancia del día internacional del clóset empotrado de cuatro cuerpos.

Para resolver este problema, podríamos copiar una costumbre extendida en partes de Asia. El Día Blanco, que se celebra los 14 de marzo. Así funciona. En Japón, en el día de San Valentín solamente las mujeres les dan regalos a los hombres. Cualquier cosita es cariño. Pero en el Día Blanco los hombres que recibieron regalos en San Valentín les regalan a las mujeres que se acordaron de ellos, pero siguiendo la regla del sanban gaeshi, devolviendo el triple.

En Colombia, el Día del Hombre se celebra el 19 de marzo, este sábado, como homenaje a San José, un hombre ejemplar, abnegado, responsable y comprensivo como ninguno otro, que aceptó que el niño que crecía en María venía de otro mundo y no de otro vecino.

Confiamos esperanzados que este sábado la celebración del Día del Hombre sea apoteósica. Ya es hora de que tanta injusticia tenga fin

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 14 de marzo de 2022.

Publicado en Columnistas Nacionales

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